Penúltimo.

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-Jong Dae, hermano, basta ya de sufrir solo -Me aconsejó Jong Hyun -Minseok no va a volver.

-Lo hará, Jong... Minseok vendrá.

O por lo menos eso trataba de creer yo, seguía aferrado a su recuerdo, le pedía al cielo, a la luna, a las estrellas y todo el universo que me permitiera ver a Minseok aunque fuese una vez más.

Una única vez más para ser feliz.

Y así ocurrió, luego de dos meses más de espera Minseok llegó a la cafetería cargando consigo una enorme barriga de embarazado. Se veía hermoso, su cabello castaño y sus ojitos brillantes.

-¡Minseok! -Le llamé emocionado, el giró a verme y simplemente sonrió.

Yo, jalado por una fuerza de atracción extraña corrí hacia a él. Cuando lo tuve en frente lo abracé, lo abracé mucho y muy fuerte descargando en ese momento todo el cariño unilateral que había estado guardando en los últimos meses.

-Hola Jong Dae -Susurró cabizbajo.

-¿Ocurre algo malo? -Pregunté preocupado y él negó con la cabeza -¿Entonces que tienes? ¿Dónde estabas?

-Estaba en china con mamá. Perdón por irme así.

Yo negué como un fanático y suspiré aliviado de que él y ese bebé que estaba esperando estuviesen bien. Justo en ese momento sentí como el alma me regresó al cuerpo y como se formó en mi rostro la sonrisa más estúpida del mundo.

Aquel día hablamos muchísimo, me enteré de que él tenía ocho meses de gestación y que su bebé iba a ser una niña a la que llamaría Yoon Ah en honor a su abuela. Supe que su hermano Kibum se había casado con su novio, un chico llamado Minho y que eran felices. Me contó que su madre estaba feliz por su nieta y que se vendría a vivir con él.

Hablamos por horas, hasta que cayó la noche y Minseok se despidió. Él estaba apunto de irse cuando un ataque de caballerosidad me atacó y le ofrecí mi compañía hasta su casa.

Caminamos a paso tranquilo hablando de cosas vanales, del mundo que nos rodeaba y de nuestros sueños.

-Lo único que deseo es convertirme en abogado, como hubiese deseado mamá -Le dije cuando me preguntó que quería estudiar -Ella era abogada.

-¿JongDae... tu mamá... murió?

Me preguntó algo incómodo y yo asentí tranquilo y no es que no me doliera, es que yo siempre he hablado de mi mamá como una super heroína, como la mujer más maravillosa del mundo.

-Tranquilo, fue hace 5 años, no duele.

-¿La extrañas? -Volvió a preguntar y yo volví a asentir.

-Algunas veces más que otras pero, sí la extraño.

-Me da miedo que me pase lo mismo y dejar a Yoon Ah solita -Soltó el luego de unos segundos de silencio- Temo no ser buen padre... o que mi hija me odie.

Es noche, cuando los ojos de Minseok se llenaron de lágrimas, pude ver algo más que simple sufrimiento, Minseok sí tenía miedo pero no como antes. Minseok ya no temía ser abandonado por el padre de Yonn Ah, ahora mi adorado Minseok le temía a dejar sola a su hija.

Una mezcla de emociones me recorrió el cuerpo, sentí un gran impulso de cuidar de él, de protegerlo. No sólo quería que Minseok me dejara ser parte de su vida. Ese día comprendí que yo lo que en realidad quería era hacer de la vida de Minseok la más hermosa de todas.

-Lo serás... -Dije seguro de mi mismo y Minseok me miró asombrado -serás un gran padre, él más amoroso, el más consentidor y por sobretodo el más bello del mundo.

Y luego lo besé. Sin planearlo, sin pensarlo demasiado. Sólo lo hice porque me hacía falta o quizás fue por una razón diferente que desconozco. Únicamente lo besé y ya.

Como olvidar esa noche, como olvidar la noche en la que recibí mi primer beso. Como se hace para olvidar el beso más maravilloso de tu vida dado por el amor de tu vida.

Simplemente imposible.

El beso fue corto, y realmente, solo fue un roce de nuestros labios, aún así... fue magnífico.

-Jong Dae yo... -Minseok se ruborizó hasta las orejas, su mirada parecía inquieta y supongo que en su interior Yoon Ah estaba armando un fiesta, porque Minseok no dejaba de acariciar su panza.

-No hace falta que lo digas -Murmuré cabizbajo, en ese momento todas mis esperanzas se fueron al traste, él tenía la mirada perdida en algun punto aparentemente más interesante que yo y yo... yo quería morirme. -Sé que no sientes nada por mí. Será mejor que te acompañe a casa y me vaya.

Minseok sólo asintió y caminamos hasta su hogar en completo silencio. Él nunca dijo nada sobre aquel beso, no dijo si me odiaba o si había sentido algo. No me dijo si iba a seguir siendo mi amigo o si me sacaria de su vida por ser un maldito atrevido.

Caminé de regreso a casa de mi tía con la cabeza prácticamente en el subsuelo, quería abofetearme por tonto, por ser tan impulsivo y por no recordar que el día que Minseok desapreció fue justamente después de que yo le declarara mis sentimientos. Recordarlo me derrumbó totalmente.

Pero la vida continuaba, yo tenía que seguir yendo a la secundaria, pues estaba a punto de graduarme, e ir a trabajar con mi tía. Así como pasaban los segundos, pasaron tres largos meses en los que para mi desgracia no supe nada de Minseok. Busqué a Luhan en la Secundaria Estatal y no lo encontré, fui a la casa de Minseok muchísimas veces y nunca había nadie... era como si la tierra se lo hubiese tragado.

Me estaba dando por vencido, el amor que sentía por mi Minseok se estaba esfumando de a poco aunque yo intentara lo contrario. Jong Hyun muchas veces me invitó a salir, me presentó a muchos de sus amigos y me llevó a un montón de fiestas. Pero nada hacia que yo me sacara de la mente al chico de las mejillas regordetas.

Los meses siguieron pasando, cuando llegó julio Jong Hyun conoció a un chico llamado Taemin y tres meses después, exactamente un 12 de octubre estos se comprometieron porque Taemin quedó embarazado. Todo fue realmente hermoso, la ceremonia, el nacimiento de Tae Yeon, su bautizo y su primer añito de vida.

Cuando 1990 iba empezando su segundo semestre, yo me sentía... normal. No habían grandes emociones, estaba estudiando leyes en la universidad de Seul y solo visitaba a mi tía una vez al mes. Un fin de semana en el que me encontraba en la cafetería de tía Seo Hyun la campanilla de la entrada tintineo y yo me giré por simple curiosidad a ver quién era.

Él estaba ahí... era Minseok, Kim Minseok. El único hombre en el mundo al que había amado.

Historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora