18. - Celos.

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Un camarero se acercó a mí con una bandeja de bebidas mientras caminaba entre la multitud y tomé una copa agradeciéndole con una sonrisa que me devolvió.

Como no sabía qué hacer, estaba caminando sin rumbo entre la gente como llevaba haciendo durante cuarenta y cinco minutos desde que colgué la llamada con Brian.

Maldición, me había dicho que iba a cenar con Abigail y yo pensé que se refería a que venía con ella a esta cena, por eso acepté venir, si no, no creía que hubiera venido.

A parte que pensé que mis otros dos hermanos también vendrían con sus novias, siendo yo la única soltera, sí, pero al menos tendría compañía para hablar o entretenerme.

Encima mañana trabajaba por la mañana y no sabía a qué hora llegaría a casa, pero esperaba que no fuera muy tarde, todavía tenía que recuperar el sueño perdido de cuando tuve que ir a buscar Ian a aquella discoteca.

Ian.

No impidió que me fuera de la mesa con los chicos ni tampoco insistió un poco en que me quedara y suponía que lo había hecho para no tenerme alrededor de Néstor.

No pensé que llegaría a ser tan celoso y posesivo, sinceramente.

No me agradaba eso, yo quería mi libertad y estar alrededor de quien se me antojara, pero suponía que era un poco comprensible hacia Néstor.

Ian tampoco había venido a buscarme por tardar tanto en volver con ellos y eso que prometió no dejarme sola esta noche.

Suspiré y bebí de mi copa lentamente degustando el sabor del champán en mi paladar, pasando la lengua por mi labio superior con disimulo cuando me quedaba un poco de la bebida por ahí.

Sentí una mirada en mi persona y comencé a mirar hacia todos lados sutilmente, no quería que nadie se diera cuenta de mi desespero por buscar la procedencia de la mirada como pasó con Brian en el centro comercial.

Por mucho que mirara alrededor, nadie tenía la mirada puesta en mí, ni siquiera me prestaban atención, yo era una más, o eso era lo que parecía.

Esa sensación seguía insistiendo y sabía que era uno de los acosadores porque no era una mirada normal, era intensa y persistente, como si estuvieran escudriñando cada uno de mis movimientos.

Entonces sentí unas manos en mi cintura desde atrás, lo que me sobresaltó, y me giré dando un paso hacia atrás de esa persona.

-Tranquila, pequeña, solo quiero hablar. -Suspiré con una mano temblando en mi pecho. -¿Estás bien? -Miré a todos lados y luego a Néstor.

-No. Está aquí. -Asintió.

-Lo sé, yo también siento que me están mirando fijamente todo el rato. -Miró a todos lados con los brazos cruzados. -¿Has averiguado algo? -Me miró y metió las manos en los bolsillos.

-Son dos personas, creo. Una mujer y otra persona que todavía no sé. -Llevé una mano a mi frente y eché mi pelo hacia atrás.

-¿Cómo sabes que son dos y que una es una mujer? -Ups.

No podía decirle que lo había descubierto cuando me llamó y le eché en cara que le había mandado la foto a mi padre. Néstor no podía saber que mi padre sabía de lo nuestro.

-Porque me llamó y se le distorsionó la voz pero por otro lado alguien creo que solo me escribe. Una vez le saqué el tema de conversación que hablamos por teléfono, pero no tenía ni idea de lo que le hablaba, así que tienen que ser dos. -Asintió.

-Quizá lo hace para despistar y solo es uno, o una en nuestro caso. -Suspiró y yo asentí. No había pensado en eso, pero tambien era otra posibilidad.

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