Las miro ambas sin entender bien nada.

-¿Jess ya viene? - pregunto sin entender nada.

Ambas me miran como si me hubiera salido un tercer ojo o algo peor, no recordaba que Jessica regresara a un de Europa, pensaba que ella llegaría en enero.

-Elías - me llama Adaline mi madre - ¿Qué está pasando en tu cabeza? - me pregunta.

Una chiquilla llamada Lucia Clark, dice mi subconsciente. Sacudo un poco mi cabeza para despejar ese pensamiento.

-Mucho trabajo - digo.

Mi madre iba a hablar, pero en ese momento se aparece mi querido amigo Salvador, justo en el momento ideal, abriendo la puerta haciendo su entrada triunfal.

-¡Annabelle! - Dice emocionado al ver a mi hermana - Que de tiempo que no te veía - dice él.

Mi hermana lo miro mal, ya que ella estuvo enamorada de él y este nunca se fijó en ella.

-Salvador - respondió ella.

Él sonríe y mira a mi madre.

-Ada querida - le dice.

-Salvador, querido - responde mi madre.

Miro mi reloj de casualidad y veo que es ya casi medio día, es mi momento de salir de mi oficina.

-No quiero ser aguafiestas, pero me tengo que ir - comento.

Todos los presentes se voltean a verme y me miran curiosamente.

-¿A dónde vas? – pregunta mi madre.

-Un almuerzo con un cliente – respondo.

Salvador me mira extrañado.

-Fue de último momento, por eso no te avise – digo rápidamente.

Agarro mi gabardina, ellos me están diciendo algo, pero no les estoy prestando atención, sin importar nada salgo de allí.

(...)

Me encuentro en mi camioneta rumbo a un restaurante nuevo italiano que abrieron hace poco, no iba solo, estoy acompañado de Lucia, ella es mi cita del día de hoy.

No hay un almuerzo de negocios, sino uno de seguir conociendo a esta interesante chiquilla que no deja de estar en mis pensamientos.

El domingo, luego de haberla dejado en su cabeza, le pedí su número y ella amablemente me lo dio. Desde entonces hemos estado conversando, hoy había decidido pasarla buscando en el instituto donde ella estudia para así salir a almorzar con ella.

Pero la estaba viendo rara, distraída y triste desde que se había montado en la camioneta, no ha apartado su vista de la ventana, eso era raro porque se encontraba callada.

- ¿Cómo te fue hoy? - le pregunto.

Quise romper un poco el silencio que había en el auto y la miro de reojo.

- Bien – responde ella sin ánimos algunos.

No parecía la misma Lucia con la que había salido a comer el domingo, se notaba totalmente diferente. Pareciera que algo le hubiera pasado.

- Lucia – la llamo - ¿Te encuentras bien? – le vuelvo a preguntar.

Seguro Lucia pensará que soy muy molesto por estarle preguntando si todo está bien o ella lo está. Pero algo me decía que ella no lo estaba, pero la única que podía confirmar aquello era la misma Lucia.

- Si - susurra.

- ¿Segura? – pregunta para finalizar.

Hemos llegado al sitio donde comeremos, antes de bajarme la miro y ella me está mirando.

Su mirada decía muchas cosas, pero sus labios no, pensé que algún momento ella rompería a llorar porque su mirada reflejaba mucha tristeza y dolor.

- Si - dice ella respondiendo mi anterior pregunta.

Luego de eso nos bajamos ambos de mi auto y nos adentramos al sitio donde comeríamos, vamos y nos sentamos en una mesa frente a la ventana.

Ella está vestida con unos vaqueros de color negro, un suéter negro que es bastante grande y un gorrito de lana, aparte lleva unas converse del mismo color, se encuentra mirando nuevamente la ventana.

Lucia parecía perdida en sus pensamientos, aparte no deja de taparse sus muñecas y eso me preocupa. Esperen... ¿Acabo decir que la chiquilla que tengo enfrente me preocupa? ¡Eso está grave!

-Lucia, cuéntame algo – hablo captando su atención.

La chiquilla se voltea a verme.

-¿Cómo qué? – responde.

-¿Cómo te va en el instituto? ¿Las clases? ¿Los exámenes? – le pregunto. Es raro que yo haga este tipo de preguntas, pero las estoy haciendo.

Ella suelta un suspiro.

-Bien, como siempre, supongo– responde sin ánimos.

Hago una pequeña mueca con mis labios.

-Lucia, sé que apenas nos vamos conociendo, pero deberías saber que puedes contar conmigo – le digo – Puedes contarme cualquier cosa que te haya pasado, me puedes tener confianza, es lo que quiero decir – hablo amablemente.

Ella tenía sus manos en la mesa, yo agarro una de ellas, no sé por qué al tocarla sentí una pequeña corriente eléctrica recorre toda mi espalda.

Sé que esto está mal, yo me iba a casar con una mujer que no era la que tenía frente a mis ojos, pero no podía alejarme de esta chiquilla, algo dentro de mí necesita tenerla cerca.

Algo que no sabía aunque era no entendía qué me pasa cuando tenía a Lucia Clark cerca de mí, solo espero que esto no pasara a mayores.

Observo a la chiquilla y ella me mira intrigada, como si estuviera debatiéndose entre hablar o no, pero lo siguiente que dice no era lo que esperaba.

-Mejor pidamos la comida – dice ella quitando su mano de la mía.

No le digo nada, simplemente asiento con mi cabeza y esperaba que algún día ella hablara conmigo. 

 

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Rotos por Dentro # 1Where stories live. Discover now