-¿Qué? ¿No se suponía que la comida más importante del día era el desayuno? -pregunté completamente adormilada tratando de levantarme del suelo, en donde al parecer me había quedado dormida después de que Raphael se fuera a buscar los sándwiches de mister Bernhard.

-¿De qué hablas? -de nuevo Raphael estaba haciendo un gran, aunque no disimulado esfuerzo por no tirarse al suelo a reír. Tal vez creía que por fin había enloquecido.

Me incorporé y me tallé los ojos tratando de eliminar las pocas lagañas que se habían adherido a mis ojos. En cuanto me conseguí sentar me recargué contra el borde de la cama mientras miraba extrañada a Raphael.

-De lo que acabas de decir, ya sabes, la cena es importante pero no creo que la frase sea esa.

-¿Cuál frase? -ahora Raphael incluso me veía con cierta confusión, y hasta parecía un poco alarmado. Si se trataba de otra broma, no me estaba divirtiendo para nada.

-Este chico sí que es lento -escuché cómo claramente decía una voz sobre mi cabeza.

Inmediatamente levanté la cabeza: sobre nosotros, volando, se encontraba una extraña criatura que lucía como un gato alado con cuernos coronándole la cabeza y una cola que parecía de dragón. Ya no sabía qué era más extraño, los viajes en el tiempo o esto.

Cualquier persona que conozco hubiese comenzado a gritar, pero yo no podía dejar de mirar embelesada a ese misterioso ser.

Raphael me miraba a mí y a algún punto encima de su cabeza alternativamente. Pero qué demonios estaba pasando ahora...

Entonces la cosa se detuvo en mitad del aire e inclinó la cabeza mientras me analizaba inquisitivamente.

-Espera un segundo, ¿en serio, literalmente, puedes verme? -preguntó, sus ojos como platos y una sonrisa lentamente formándose en su gatuno rostro - ¿Como verme, verme? ¿No sólo me escuchas, ni me sientes?

Asentí levemente y entrecerré los ojos con cierta desconfianza. ¿Debería realmente hablar con una especie de gato volador como si esto fuera perfectamente normal?

-Sí, por supuesto que puedo. Y eres verdaderamente tierno, sólo por si te lo preguntabas -terminé diciendo, porque aquella cosa era realmente linda. ¿Y por qué Raphael seguía observándome de esa manera?

-Hummm...¿gracias? -dijo Raphael mientras se levantaba lentamente.

Espera ¿qué?

¿En serio Raphael no estaba viendo a ese extraño animal alado (si es que era alguna clase de animal)?

-¿Estás siendo sarcástica de nuevo? -preguntó Raphael tras un momento.

-¡Genial, sabía que tenía razón! Y dime pequeña Val ¿tienes algún perro o gato en casa que me quisieras presentar? -volvió a decir aquella especie de gato.

Yo me limité a mirarlo consternada. Si Raphael no podía verlo, no era precisamente una buena idea quedarme hablando con el aire como si nada; a penas llevábamos un par de horas con el plan como para que él se echara para atrás porque ahora creyese que yo era una clase de persona loca. Y además esa cosa sabía mi nombre.

Así que ignoré al gato volador.

-Yo...perdón, aún estaba un poco dormida. Supongo que pensé que de alguna manera seguía durmiendo y continué hablando sobre lo que estaba soñando -intenté disculparme con Raphael. Esa era verdaderamente una pobre respuesta, pero ya me las arreglaría dentro de un rato con ese gato.

-Está bien...-contestó Raphael, aun un poco desconfiado, alargando ligeramente las vocales -. ¿Eso significa que estabas soñando con comida?

Y entonces mi estómago volvió a rugir fuertemente.

Piedras Preciosas. Una nueva generación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora