CAPITULO 10 Desátame

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- Dime ¿cómo estás?

- Bien, bueno, en realidad, un poco hecho un lio. No sé como ella... - trata de justificarse consigo mismo - bueno, en realidad si lo sé, anoche cuando ella llegó yo estaba ya medio borracho, y ella sabe muy bien como me afecta el alcohol, lo caliente que me pone, asi que solo le bastó insinuarse un poco para que cayerá en su trampa.

Un par de lágrimas amenazan con anegar sus ojos y lo beso suavemente.

- Tranquilo, no pasa nada. Sé que no era tu intención...

- ¡Oh, no! Cuando esta mañana he despertado a su lado me he dado cuenta de que te amo y que lo que más deseo es aceptar la propuesta de Cristian, e ir a vivir con vosotros. Quizás anoche, cuando él me lo pidió tenía dudas, pero ahora no tengo ninguna. Quiero estar contigo, porque tú me das confianza y estabilidad.

- Yo también quiero estar contigo - le digo, besándolo de nuevo. Me coloco a horcajas encima de él y me pregunta:

- ¿Qué haces?

- Curarte la resaca.

- No, espera - dice quitándome de encima suyo con cuidado - quiero hacerlo a mi manera, quiero atarte.

Va hasta el mueble y de un cajón saca un par de cuerdas, luego mirándome directamente a los ojos, me ordena:

- Désnudate.

Obedezco y me desnudo empezando a sentir la excitación. Fer vuelve a donde estoy y me ordena:

- Date la vuelta y pon las manos a tu espalda.

Acato su orden, y me ata las muñecas. Tras eso, siento su mano deslizarse hasta mi sexo y comprobar la humedad.

- Perfecto - dice llevándose sus dedos a la boca, lo que aún me provoca más - ponte de rodillas sobre el sofá.

Yo obedezco y él se situa tras de mí. Siento como su mano vuelve a deslizarse por mi sexo, busca mi clítoris y empieza a masajearlo; lo hace diestramente, con suavidad, haciendo que todo mi cuerpo se estremezca y sienta como el placer va llegando en oleadas. Luego lleva su dedo hasta mi vagina y lo introduce en ella. Gimo, apoyo mi cabeza en su hombro. Siento su verga hincharse entre mis nalgas, no sé cuando, pero se ha quitado el slip y está completamente desnudo. Me estremezco con cada embestida de su dedo dentro de mí, mi sexo palpita y su lengua se enreda en mi oreja, lame mi cuello, muerde mi hombro.

- ¡Oh, no puedo mas! - Murmura - ¡Voy a follarte!.

Y sin más, siento como me penetra. Su verga se abre camino en mi interior y cierro los ojos sintiéndole. Acaricia mi vientre hinchado. Y me hace doblarme sobre mi para apoyar la cabeza en el sofá. Me sujeta por las caderas y empieza a arremeter.

- ¡Oh, sí, si, me gusta tu coño húmedo y caliente! - Me dice al oido.

Yo solo gimo. Pero me siento incómoda en esa posición, soportando su peso, por lo que le suplico:

- Desátame. Estoy incómoda.

- Sí

Me desata y puedo apoyar las manos sobre el sofá. Él sigue entonces, empujando, arremetiendo con su verga en mi coño, haciendo que todo mi cuerpo se estremezca de placer.

- ¡Oh, sí, sí, estrujame así! Voy a correrme princesa - musita.

Empuja con fuerza, yo también siento que estoy a punto de correrme y entonces ambos estallamos a la vez en un maravilloso orgasmo. Cuando dejamos de estremecernos, nos acostamos sobre el sofá. Y Fer me abraza. Acaricia de nuevo mi vientre y mi hija se mueve dando una patada.

- ¡Guau, vaya patada! - Exclama Fer.

- Sí, está alterada creo.

- No me extraña, ja,ja.

Me rio con él. Me gusta oirle reir y ver que su humor ha mejorado gracias a mí.

Me giro hacía él. Nos besamos apasionadamente.

Aún estoy en casa de Fer cuando recibo una llamada. Estamos preparando las maletas para que se traslade a casa. Cojo el móvil y veo que es una llamada de Cristian.

- Hola, cielo - respondo.

- Hola ¿Sabes algo de Fer?

- Sí, estoy con él, en su casa, estamos preparando las maletas, ha decidido aceptar nuestra proposición.

- Bien, me alegro. Entonces nos vemos a la hora de comer.

- Sí, hasta luego, te quiero.

- Hasta luego.

Fer sale de su habitación con una de las maletas.

- ¿Era Cris?

- Sí.

- ¡Dios, estás preciosa con esa barriga de embarazada, no sé si podré resistirme! - Me dice mirandome con cara de deseo.

- Pues tendrás que hacerlo o no terminaremos nunca.

Se acerca a mí y me besa otra vez.

- Es que tu barriga me pone mucho. Y eso que ahora estás vestida, cuando estás desnuda no veas.Creo que cuando hayas tenido a tu niña, te volveré a preñar para verte con barriga otra vez, ja,ja.

Esta vez no me rio con él, pues me doy cuenta que el fondo ese comentario es más real de lo que parece.

- Fer, ¿Te gustaría ser padre? - Le pregunto.

- Claro que me gustaría, nada me haría tan feliz como ser padre y si fuera contigo aún más.

Cierro los ojos. No sé como se tomará Cristian eso, es algo de lo que no hemos hablado y ahora caigo en la cuenta que deberiamos haberlo hecho antes de pedirle que viniera a vivir con nosotros.

- Creo que tenemos un montón de cosas que hablar los tres ahora que vas a venir a vivir con nosotros.

- Sí, creo que sí.

- Yo... - empiezo a decirle cuando surge una idea en mi cabeza.

- ¿Qué? - Me pregunta.

- No, nada. Tenemos que hablarlo.

- Sí.


ATADOSWhere stories live. Discover now