Capítulo 2

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Mentiría si dijera que los exámenes no lo estresaban o que todavía estaba tratando de lidiar con las interaccione sociales que debía realizar a diario, pero se sentía a gusto.

La profesora de Poética hablaba de poesía confesional, y los incitaba a pensar si era justo que el corazón de la obra encerrara la vida personal del autor. Amaba leer poesía confesional; tenía un libro de Sylvia Plath en la mesita de noche. Si se hubiera animado a participar del debate la hubiera defendido con uñas y dientes, y hubiera afirmado que, si la poesía confesional era mala, probablemente se debía a que quien escribía solo tenía para contar mierda.

Como él, que directamente no escribía.

Lo había intentado, sí. Había escrito de noche cuando no podía dormir y a plena luz del día; poemas de la naturaleza, haikus, poemas en prosa, pero todas habían terminado en la basura. No expresaban nada, porque ya no sentía nada.

Solo se dio cuenta que la profesora había dado por finalizada la clase cuando sus compañeros estaban esperando impacientes que se moviera de su asiento para poder salir hacia la puerta.

***

Se encontró con Liam para almorzar en uno de los espacios abiertos del campus. Se las arregló para poder cargar la mochila, el abrigo, el libro de clase y un café, mientras los estudiantes que llegaban tarde a clase parecían no estar preparados para que alguien se cruzara en sus caminos.

"Hay que aprovechar el mínimo sol de otoño, porque en un mes lo único que vamos a ver son las nubes de lluvia" explicaba Liam mientras buscaba algún árbol en el que apoyar la espalda.

"Londres es gris. Ahora entiendo porqué en todas las películas de detectives está el cielo nublado".

"Sí" concordó Liam. "Es como... oh, este es el clima perfecto para resolver un caso, así que necesitaré mi sobretodo..." dijo burlonamente mientras remarcaba el acento inglés en cada sílaba.

Harry dobló cuidadosamente su abrigo en cuatro, y lo acomodó debajo de su cabeza. Aprovechó que el sol le daba de lleno en la cara, y se recostó en el césped sonriendo a gusto.

"Podría dormirme ahora mismo, ¿quién necesita estudiar?" murmuró alejando los rizos que por la brisa de otoño habían comenzado a desparramarse sobre su rostro.

"¿Estás durmiendo de noche?" preguntó Liam, no perdiendo ocasión de interrogarlo.

Harry sonrió aún con los ojos cerrados, como si hubiera preguntado algo gracioso.

"Con la luz prendida, sí. Cuando la apago es como si alguien presionara un interruptor. Como si me inyectaran cafeína. Tengo suerte de no tener que compartir el cuarto con un compañero".

"Y has estado intentando apagarlas, ¿no es así? Puedo ver tu rostro demacrado." Liam hizo una pasa, como si se preparara a sí mismo para decir lo siguiente. "Hay fármacos para dormir..." comenzó diciendo, sabiendo que era un tema delicado para su mejor amigo. "No tiene que ser adictivo, solo ayudan a conciliar el sueño hasta que lo regules naturalmente".

"No, no lo necesito" se limitó a decir. Y sin dejar lugar a réplicas, dirigió la conversación hacia otro lado. "¿Cómo ha estado tu clase?"

Liam se encogió de hombros. "Decente, ya quiero que sea viernes". Se tiró sobre el césped imitando su posición, pero se tapó los ojos con el antebrazo. "Anoche estaba durmiendo y escuché un gato maullar cerca de la ventana. Estaba muy cagado. Volví a conectarme con Dios en ese mismo instante, lo juro, amigo".

Harry se rió tan fuerte que tuvo que llevar las manos a su estómago por la falta de costumbre. Sus mejillas se estiraban incómodamente por la risa, y no abrió los ojos ni un instante, porque se habían vuelto peligrosamente húmedos, si el motivo era la risa, no lo sabía.

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2023 ⏰

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