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24 de Febrero

Dos días han pasado desde que fuimos a la clínica y no he visto a Juan desde entonces ya que ha estado ocupado pero se la pasa mandándome mensajes día y noche sin importar lo ocupado que esté. Falta poco para que le digamos a mis padres y la verdad es que es difícil ocultar mis síntomas y la sonrisa que me sale cada vez que miro mi vientre, estoy en una cena con ellos y ya no tengo que intentar ignorarlos si no que automáticamente mi mente viaja a los sucesos de ayer. Me volteo cuando siento una mano en mi hombro y un beso en mi frente pero volteo los ojos cuando me cuenta de quien es; Mason.

-Buenas noches Oliver, Nadia- y como no, ellos le dedican una sonrisa mucho mas sincera y afectuosa que las que me dedican a mí- Muñeca- hago mueca de asco

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-Buenas noches Oliver, Nadia- y como no, ellos le dedican una sonrisa mucho mas sincera y afectuosa que las que me dedican a mí- Muñeca- hago mueca de asco.

Agarra una silla de otra mesa y, sin siquiera pedir permiso, se sienta a mi lado.

-Nosotros iremos por otra mesa- mi madre le guiña un ojo a Mason y antes de que pueda protestar, nos dejan solos.

-¿Te gustó mi actuación?- nos partimos de la risa de los ingenuos de nuestros padres.

-A veces creo que están ciegos- tomo un poco de agua para calmar la risa- ¿Cuál de los dos te llamó?

-Llamaron a mi padre- ambos volteamos los ojos.

Como nos criamos literalmente juntos, Mason Gray y yo somos mejores amigos sin segundas intenciones sin importar su atractivo físico; para mí siempre será el niño de 9 años a quien nadie le hablaba y a quien siempre me defendía, ademas, creo que no me gustaría darle esa satisfacción a mis padres. Lucho internamente para ver si le cuento o no. Él fue quien me llevó al concierto de todas formas pero no sabe ni siquiera del mensaje ya que piensa que después del concierto me fui de fiesta. Mejor le digo en un lugar mas privado ¿no?

Al pasar unas dos horas siento la mirada curiosa de Mason sobre mi y tengo miedo a que sospeche algo.

-¿Qué te pasa?- mis padres me dejaron con Mason en el restaurante sin darme otra opción que irme con él- Llevas toda la noche cabizbaja y son las doce y no haz pedido un tequila.

-No me siento bien- le trato de dar una sonrisa pero me sale una mueca. Estoy un poco mareada pero no quiero decirle el porque todavía así que solo le diré hasta allí.

-Desde el concierto ese estas diferente- me mira herido y se levanta de la mesa- Entiendo que le ocultes cosas a tus padres Nina, pero a mi no. Tu sabes que puedes confiar en mí pero al parecer no te importa- si supiera lo que le estoy ocultando- Lo he dejando pasar por semanas pero ya me harte, eres como mi hermana Nina, dime- su voz se quiebra y mis ojos se cristalinan- Avísame cuando me necesites- dice al ver que no tengo intención de responderle.

Deja unos billetes sobre la mesa y lo sigo mientras camina hacia su camioneta sin voltearse sabiendo que voy detrás de él, me quedo parada al lado mientras prende el auto y baja la ventana.

-Me preocupo por ti- arranca y me deja ahí, en el medio del aparcamiento.

-Estoy embarazada- susurro sabiendo que ni que lo gritara me escucharía.

No quiero perderlo. No quiero perderlo pero no hallo la manera de decírselo ¿se lo suelto sin mas? ¿se lo digo junto a Juan? ni hablar.

Espero unos minutos para calmarme pero las lagrimas no paran cesan y que mas da. En lo que me tengo que concentrar es ¿Cómo carajos me voy de aquí?

Camino por la concurrida calle repleta de restaurantes y tiendas hasta llegar a uno de los hoteles mas lujosos de la ciudad ignorando a los molestos reporteros. Sintiendo la curiosa mirada de cada persona que pasa a mi lado llego al gran mesón de la recepción donde espero a que un joven termine de explicarle a un señor mayor como usar el jacuzzi de su habitación.

-¿Nina?- trato de ignorar su voz y volteo mi rostro para que así piense que se confundió pero es inútil ya que se planta frente a mi con una pequeña sonrisa que se esfuma en cuanto ve mi aspecto- ¿Que pasó?- niego con la cabeza y me alejo un poco de él- Dime quien te hizo esto- me doy la vuelta pero me agarra por el brazo- Andrés, investiga con quien estuvo la señorita Pancheri- y en ese momento es que me doy cuenta que estamos rodeados de sus gorilas.

-Juan por favor- su expresión se ablanda y me abraza- Si quieres te cuento pero por favor no hagas que alguno de tus gorilas me ande persiguiendo y viendo cada cosa que hago- le susurro al oído. Se separa un poco de mí, lo suficiente para vernos cara a cara y le hace una mueca a quien supongo es Andrés para que cuelgue el teléfono.

-Vamos a mi casa.

Me pasa su brazo por mis hombros y así caminamos hasta un auto deportivo que está aparcado de primero en la acera. Me abre la puerta y me deja entrar para después cerrarla, dar la vuelta y entrar el también.

-Si vamos a hacer esto no quiero que me mandes a investigar, a seguir o hasta a vigilar- le suelto sin rodeos.

-Si vamos a hacer esto, no quiero que me hagas hacerlo- en realidad vamos a hacerlo- Me preocupo, y no solo por ti si no también por nuestros hijos. Perdón, sonó muy duro, yo tampoco quiero llegar a esa situación.

No tardamos mucho en llegar a un edificio que reconozco bien ya que es donde Mason tiene su apartamento de "soltero". Cuando llegamos, Juan Luis le deja su auto a los Valet Parking que lo miran con lo que creo es admiración. Entramos al lobby y saludo a Guillermo, el recepcionista, que me lo devuelve sin importarle la intimidante mirada que le dedica mi acompañante y en cuanto entramos al elevador de piso de mármol gris y paredes bronces con un grande espejo en un marco de madera, me carcajeo pero a Juan Luis no se le quita la cara de amargura.

-¿Se puede saber que es lo que te causa gracia?- dice cortante.

Saco mi móvil de mi cartera e imito las poses que tiene en sus fotos de instagram mientras me tomo fotos y su primera reacción es mirarme con el ceño mas fruncido todavía para luego escuchar como su risa se une a la mía.

-Pero mamacita no se burle de mí- dice con ese acento colombiano que tanto me encanta.

Me toma por la cintura causando que nuestros pechos se choquen, toma mi móvil y nos toma varias fotos mientras yo me quedo embobada gracias a la cercanía, viéndolo a él hasta que las puertas se abren y nos separamos, pero a nuestros labios no les parece y se acercan hasta que están a centímetros causándonos unas incomodas pero intensas miradas. Nos separamos por fin y salimos a un lobby de también pisos de mármol y paredes color crema. Hay solo 2 puertas, por lo que me quedo parada en el centro de la habitación.

-¿Qué piso es este?- le pregunto por más que curiosidad, preocupación.

-50- me dice ya cuando está abriendo la puerta- ¿Por qué?- dice un poco brusco y ya me imagino por qué.

-Juan Luis...espero que no creas que porque conozco a Guillermo...- me estreso, no debería tener que explicarle esto.

-No hay por qué preocuparse Nina- vuelve a adquirir la misma expresión del lobby- No tienes por qué explicarme si estuviste con alguien más, por qué sé que fui yo quien te quite la virginidad- dice seguro y orgulloso de sí mismo.

Me quedo parada frente a él, quien tiene su mano en la puerta invitándome a pasar, pero no puedo. No puedo creer que sea la misma persona que me ha hablado tiernamente estos últimos días.  Retrocedo hasta pegar mi espalda en la puerta del ascensor y observo como su expresión entera cambia en cuando analiza sus palabras.

-Nina...

-Todo era muy bueno para ser verdad- aprieto el botón para llamar al ascensor y por suerte se abre inmediatamente. Entro y antes que las puertas se cierren miro como Juan se queda mirando algún punto de la habitación y poco a poco... su cuerpo se va deslizando por la puerta hasta que queda sentado en el piso con la cabeza entre las piernas.

FOTO: MASON

Mi Pequeño Gigante 1 (MALUMA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora