Fuego.

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A veces las palabras, las expresiones y hasta las lágrimas aparecen inconscientemente, es decir, sin siquiera intentarlas. Porque hay cosas en la vida que no se "intentan", y que sólo "suceden". Como la música, como los cuentos de hadas, como los besos, como el amor. Y también como las tragedias.

Niall durmió y no sintió nada, sólo una pequeña pesadilla que se pasó al meterse bajo su cobija de Pinocho.

Harry abrazó a su Superman, su Superman lo abrazó a él y se protegieron mutuamente.

Zayn dejó que alguien le tomase la mano por primera vez en su vida.

Y yo llegué a la conclusión de que cada quién vive su tragedia cómo quiere. Porque el avión caía al vacío, y los niños sólo lo vivían, no lo veían y mucho menos lo querían, sólo lo vivían. Y ya.




Cuando todo se fue abajo, el mundo siguió con lo suyo y el oxígeno se siguió respirando, porque a pesar de la tragedia la vida no se detiene.

—Harry, yo creo que somos los únicos que estamos vivos aquí—declaró Louis sin despegarse de su amigo.

Harry abrazó más fuerte a Louis y empezó a llorar, sólo tenía seis años, no podía arreglar aviones.

— ¿Cuántos años tienes?—le preguntó Harry a Louis.

—Ocho.

Ocho, ocho, ocho... ¿A esa edad se pueden arreglar aviones? ¿O no? ¿A esa edad se pueden tener superpoderes?

—Amigo Louis, yo soy muy pequeñito y no puedo arreglar el avión—habló el niño de cabellos dorados y ojos verdes, bastante desanimado—. Pero si yo pudiera, te prometo que lo haría.

Louis siguió abrazando a Harry.

—No te vayas de mi lado, todo estará bien, los suprehéroes existen.



Por otra parte de la historia Zayn tenía sus ojos cerrados y apretaba la mano de Liam muy fuertemente, no habían palabras pero parecía que ambos se comunicaban por apretones de mano.

Liam no tenía en qué pensar, estaba demasiado asustado como para ser parte de algo, como para intentar descubrir un secreto o como para tener algo qué decir.

Zayn sólo pensaba en la muerte.

Y ambos se unían por un apretón de manos.


Doce minutos después...


Los sonidos se mezclaban en la cabeza de Zayn.

Palabras, gritos, llantos, jadeos, regaños, palabras de aliento; todo se unía en un sonido sordo que hacía que su cabeza doliese y diera vueltas.

No podía ver nada, no quería ver nada, el pequeño sólo quería perderse en la oscuridad que su mente le brindaba y en el viejo y áspero pelaje de su único compañero, Arty.

Y fue en ese instante cuando su mente pareció detenerse y quedarse en un repentino silencio, Arty no estaba entre sus brazos y alguien lo estaba abrazando, Liam. Su cuerpo empezó a temblar al igual que su mente y su alma. Algo estaba mal, muy mal, rápidamente intentó soltarse del abrazo que lo aprisionaba.

—¡SUÉLTAME!— gritó el pequeño asustando a Liam, provocando que unas cuantas lágrimas arruinaran la dulzura de la miel que habían en la mirada que sólo intentaba acariciar su rostro con ternura.

—No...no m...e toques...—hablaba su voz entrecortada, hasta podía comparársele con el sonido del vidrio roto.




Alguien había alzado a Zayn con brusquedad, sacándolo del avión que se encontraba en llamas y dejándolo sobre un suelo arenoso. Sus manos y pies dolían muchísimo pero el niño no podía dejar de pensar en Arty, su oso de peluche.

Él sólo se concentró en buscar a su oso y salvarlo de todos aquellos villanos que querían separarlos. Frente a sus ojos apareció el gigante monstruo de metal, roto y en llamas y una lágrima escurrió de su mejilla derecha intentando apagar el fuego que anhelaba consumirlo todo a su paso; no lo dudó ni un segundo más y corrió hacia el avión nuevamente, él sabía que su oso estaba asustado, lo sentía en su corazón, en su mente y en el dolor que invadía cada célula de su pequeño cuerpo, pero eso no importaba. Él necesitaba a Arty más que a cualquier cosa en el mundo.

Muchos dirían que ese oso era estúpido, que era imposible que le cuidara o le hiciera feliz, pero Zayn lo sabía, él sabía sobre todas aquellas noches que se había quedado dormido llorando y ese osito era un apoyo perfecto. Ahora le tocaba a él salvarlo del fuego.

Al llegar al avión el mundo detuvo un segundo su curso y Zayn pudo contemplar una escena que jamás seria borrada de su mente: habían niños gritando, siendo aplastados cruelmente por los asientos, la sangre era la protagonista y el dolor se podía tocar con la punta de las pestañas, la música de fondo eran los gritos agonizantes no sólo de niños sino también de muchas de sus profesoras, y el constante sonido del fuego consumiendo todo a su paso.

"¡ZAYN, SAL DE AQUÍ!" le gritó una de las mujeres que viajaba con él pero Zayn no la pudo ver, las fuertes llamas de fuego y el humo cegaban sus ojos.

"Zayn, escúchame, tienes que salir de aquí, por favor. Vete... ¡VETE!"

Pero su cuerpo no se movía, las lágrimas no caían, y el pequeño aún no entendía que su vida estaba colgando de un delgado hilo viejo que no tardaría mucho en romperse, y a pesar de estar presenciando las llamas correr en su dirección, los gritos desesperados afuera y el dolor de su cuerpo, Zayn no pensó en la muerte, en su mente sólo habían dos cosas: La miel dulce y cálida de los ojos suaves de Liam y el familiar olor de su viejo oso Arty.

Zayn siempre pensaba en la muerte, pero al tener un contacto directo con ella, ésta se le olvidó.

"¡ZAYN TIENES QUE IRTE, SAL!"

Y se preguntó a sí mismo por qué estaba ahí.

—Mi osito...

Un grito a su espalda cortó su voz.

Su rostro sólo se giró un poco para mirar con un poco de esfuerzo más sangre, dolor, feroces llamas con ganas de devorarlo todo y unos ojos llenos de dolorosas lágrimas a los que no les importaban nada más que el bienestar de Zayn: Liam.

Liam estaba atrapado entre las llamas.

Los gritos agonizantes seguían un constante ritmo, el alma de Liam le rogaba que le ayudara, que no le dejara solo como tantas veces habían hecho con él, pero su cuerpo se negaba a moverse, a llorar, o siquiera a temblar. Todo el mundo de Zayn se concentró en los ojos de Liam y en sus brazos tomando con fiereza su muñeca para correr en dirección a la salida.

Zayn nunca logró salvarse a sí mismo, pero ahí estaba, salvando a un niño que había conocido pocas horas antes, y sintiendo el alivio más grande en su corazón.


Los superhéroes existen.Where stories live. Discover now