Extra - Kortopi

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Existen zonas del planeta donde la ley no es capaz de llegar. De hecho, en estos lugares ni siquiera saben lo que significa la ley. Se puede cometer todo tipo de actos ilegales porque la jurisdicción de ningún país es capaz de alcanzar estos territorios. Tal es el caso de cierto desierto que hay a las afueras de Ciudad Meteoro. Su extensión era de miles de kilómetros, por lo que para adentrarte en él debías conocer el terreno.

En lo más recondido de este desierto se formó una gran comunidad ultraconservadora que tenía un fuerte sentido de la responsabilidad para-con su creador, su dios, su razón de existir. Se podría decir que era una especie de pueblo muy religioso, formado por 100 miembros, del que estaba prohíbido salir. En él, nadie tenía un nombre fijo. Al nacer, recibías un nombre, pero éste cambiaba el día de tu cumpleaños. Más que un nombre, parecía un título. Los lazos que unían a cada miembro de esta comunidad eran más fuertes que los que unían al resto de habitantes de Ciudad Meteoro. Todos eran como hermanos, como si se tratara de un solo organismo.

—Hermano Zacarías, pronto será tu quinceavo cumpleaños. ¿Sabes la responsabilidad que conlleva tener 15 años?

—Sí, hermano Ezequiel. Estaré un paso más cerca de nuestro Señor y ayudaré a los carecientes de fe del manicomnio.

—No te olvides de que tu nombre pasará a ser Abraham, hermano. Además, no debes descuidar tus horas de oraciones al Señor de la Luz. Bien sabes que es pecado.

—Por supuesto, hermano.

La religión de los habitantes de este pueblo se basaba en la adoración al Señor de la Luz. Él era un ente superior y omnipotente que vivía en el reino Espacial y que les había creado para servirle en la Tierra. Como recompensa, él les llevaría a un planeta muy lejano en el que descansarían por toda la eternidad. Todos los habitantes de este pueblo estaban completamente adoctrinados a estas creencias, por lo que basaban toda su existencia en rezar a su dios y colaborar en el poblado hasta los 25 años, que es cuando te llegaba el Gran Despertar.

—Hermanos. Hermanas. ¡Hoy, nos hemos reunido aquí, bajo la supervisión de nuestro Señor, para celebrar el décimoquinto cumpleaños de nuestro hermano Zacarías aquí presente! ¡Gracias a la voluntad de nuestro Señor, Zacarías pasará a llamarse Abraham y estará un paso más cerca del Gran Despertar! Antes de celebrar este evento con la cena, oremos por nuestras almas —dijo un hombre de unos 60 años.

—¡Sí, Gran Maestre! —dijeron todos los presentes al unísono.

Este poblado estaba dirigido por el Gran Maestre, un hombre anciano que se encargaba de lavar los cerebros de todos los creyentes. Él era el único que no se sometía al ritual del Gran Despertar ya que era el enviado del Señor de la Luz, el encargado de supervisar a los más jovenes.

Pasó una semana desde el cumpleaños de Abraham, y los quehaceres diarios de todos los miembros seguían siendo los mismos, excepto para él. El pequeño Abraham tenía que colaborar en el manicomnio del pueblo, un lugar aterrador donde iban todos los que habían perdido la fe y los que no habían superado el Gran Despertar.

—Te doy la bienvenida Abraham. A partir de este momento estás en el grupo de apoyo religioso. Tu tarea es limpiar los cuartos de todos los impuros mientras es su hora del paseo. Las reglas son sencillas: no hagas caso de lo que susurren o griten, nunca les hables, ni siquiera los mires, tan solo dedicate a limpiar. ¿Te ha quedado claro?

—Sí, hermano Gabriel.

—Puede que te sorprendas por la apariencia de algunos de ellos, pero no te preocupes, no son monstruos. Tan solo se han desviado del camino del Señor de la Luz. Tendrás que aprender rápido a utilizar la porra eléctrica. Al principio te resultará complicado usar tecnología ya que en el pueblo no tenemos, pero te acostumbrarás, y espero que rápido porque pronto tendré 25 años y celebraré mi Gran Despertar.

Genei Ryodan, la araña está viva - Hunter X Hunter (Fanfic)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon