07| Al fin tenemos algo en común

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Dedicado a Aitana Drakon. Gracias por apoyar mis historias y regalarme en ocasiones tu arte, el cual debería ser conocido por todo el mundo. Te deseo muchos éxitos. Espero que te guste la historia. T'estime <3

El sonido del móvil la despertó la mañana del sábado

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El sonido del móvil la despertó la mañana del sábado. Se desperezó vagamente en la cama. ¿Qué hora sería? Con un movimiento de brazo similar a un zombi de La noche de los muertos vivientes, agarró el teléfono. Antes de pulsar el botón de descolgar, carraspeó.

—¿Sí...? —Tenía la voz irremediablemente ronca.

—Pen, ¿estabas durmiendo?

La persona al otro lado le resultó indudablemente familiar. Se irguió en la cama con cansancio mientras ahogaba un bostezo. Usaba muy poco aquel teléfono, pues era de aquellos antiguos con tapa y botones, cuya pantalla era tan pequeña que apenas podías leer un nombre.

—¿Lisa?

—¿Quién si no?

Spencer no pudo evitar sonreír. Ya extrañaba a su amiga.

—Hacía tiempo que no sabía de ti.

—Lo mismo puedo decir yo —replicó Lisa en un tono que reflejaba cierta molestia—. "¿Acaso ha hecho nuevas amigas en esa escuela de niños pijos? ¿Por qué no nos escribe?" Pensaba eso. Bueno, ya que no me llamabas ni te comunicabas por Facebook.

Se rascó la cabeza pensando en lo que le acababa de decir.

—Yo también me sentía así. Sobre todo habiendo hablado por el grupo del chat los primeros días. Excepto en lo de los niños pijos, claro, tú sigues yendo al instituto público.

—Fíjate que tontas somos. —Ambas escucharon la risa de la otra—. Pues te llamaba para poner solución a ese problema.

—¿Qué propones? —Quiso saber mientras se calzaba las zapatillas y se acercaba a su escritorio.

—Nada, cena el próximo sábado. Iremos los del grupo y tú no podías faltar. ¿Te hace?

—Sí. Por supuesto, ¿a qué hora? —preguntó mientras sacaba del estuche un bolígrafo y anotaba en una agenda la fecha marcada.

—Pues nos vemos el próximo sábado a las ocho enfrente de la estación de Charing Cross.

—Genial.

—¡Hasta el sábado!

Tras colgar, terminó de anotar el punto de encuentro. Tenía aquella manía de apuntarlo todo en la agenda, como si se fuera a olvidar de algo en cualquier momento. En algunos aspectos, Spencer era muy organizada.

Agradecía la llamada de su amiga, necesitaba despejarse y retomar el contacto con ellos. Invertía demasiado tiempo pensando en sus días en Richroses. ¿Pero cómo no hacerlo? Cada día que pasaba era más extraño que el anterior. Empezaba a temer por su salud mental. Todo el mundo era muy extraño allí, o por lo menos, todos los que se le acercaban lo eran. Para bien o para mal.

La sonrisa del DiabloHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin