- Mierda. – dijo oliendo y mirando horrorizado el cadáver. - ¿me he perdido de algo?
Pero ella no respondía. Sus pequeños brazos abrazaban a Travis con toda la fuerza de su cuerpo. Era un deleite poder abrazarlo y a la misma vez pasar sus dedos por su cabello dorado. Al hacerlo, podía olfatear el delicioso olor masculino que Travis transmitía.
- Me has extrañado ¿eh? – dijo tratando de concentrarse en ella. Aunque con todo lo que podía ver era realmente difícil.
- Sí… - sollozó. Entonces él pudo darse cuenta que lloraba.
- No llores… Dios, ¿estás llorando por mí? He viajado nueve horas por ti.
- Gracias por estar aquí. – dijo sobándose la nariz. – no sabes cuánto te necesitaba, Travis.
Él tragó saliva. Vaya… entonces él no había sido el único.
- ¿Has dormido algo? – le preguntó de pronto.
- No ¿por qué?
- Te ves terrible.
- Gracias.
- Necesitas dormir. – caminó y observó el cadáver. Olía tremendamente mal. - ¿Cómo es que no has sacado esta mierda todavía?
- Te extrañé tanto. – continuó ella sin dejar de abrazarlo. Había acostado su rostro sobre el hombro de Travis y reposaba como un bebe.
- Y yo nena. – quiso mirarla a los ojos y transmitirle cada sentimiento que contenía esas tres palabras. Pero Megan se quedó abrazándolo. - ¿Dónde está tu cuarto? – preguntó inspeccionando. – la segunda puerta. – le indicó. Travis caminó y abrió un poco más la puerta de esta. Lo primero que pudo ver fue a Elisabeth durmiendo profundamente sobre la cama.
Su piel se erizó. El efecto era bastante fuerte.
- ¿Cómo está?
Megan se le separó, aún sin bajar de él, y giró la cabeza para mirarla descansar.
- Un poco asustada. – le dijo y bajó la mirada. – como yo, supongo. – los dedos de Megan jugaron sobre el pecho de Travis. Y este… este no pudo evitar mirarla y desconcentrarse mientras lo hacía.
- No tienes por qué.
- Ha sido una pesadilla. – le confesó ella. Su voz casi se parte de en dos.
- Ya pasó nena. Estoy aquí. – acomodó el cabello de Megan hacia atrás y se concentró rápidamente en su boca. Dulce, rosada y deliciosa.
- Cielos… te extrañé. – volvió a abrazarle, dejándole con las ganas de un jodido beso en la punta de la lengua. – estás más guapo que antes.
- Y tú más buena que antes.
Megan soltó una risita.
- ¿Acaso estás saliendo con alguien? – enarcó una ceja.
- ¿Qué? ¿Crees que porque estoy realmente bueno tengo que estar saliendo con alguien Megan lo miró mal. Sí, ese era su Travis.
- No salgo con nadie Megan. Me conoces.
- Tú follas.
- Y muy bien. Podrías saberlo, pero…
- ¡No quiero saberlo! – le golpeó el pecho, riéndose.
Él se quedó observándola mientras reía. Era la escena más bonita que había visto jamás.
- Oye… - susurró él.
Capítulo 28
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