Capítulo 27

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Sus oídos capturaron varios pasos más. Su corazón palpitaba con fuerza cada vez que escuchaba nuevos sonidos. Podía percibir por el número de pasos que solo se trataba de una persona, era algo que había aprendido en Tentation. Pero eso no le tranquilizó. Y los gritos de Travis solo le aturdían más… esta era la peor sensación que alguien más podría sentir. 

- ¿Dónde estás? – preguntó Travis.

- En el cuarto de baño. – susurró Megan. 

- ¿Elisabeth está contigo?

- Sí… - volvió a susurrar ella. 

- ¿Traes el arma?

Megan cerró los ojos con fuerza, resignándose.

- No… - le dijo frustrada. – está en mi habitación.

- Sal de ese cuarto de baño, ve y saca el arma. 

A Megan se le secó la garganta.

- No voy a dejar a Elisabeth sola. – le dijo decidida.

- Por una maldita vez en tu vida has lo que te digo. Quiero esto para protegerlas a las dos ¿vale? – le dijo irritado. Esperó su respuesta y desesperado siguió gritando. - ¡Respóndeme maldita sea! 

- No me regañes por favor… - rogó Megan contra el teléfono. Sus nervios estaban de punta y los gritos solo le hacían estremecerse. Necesitaba concentrarse. 

Travis soltó aire...

- Perdón nena. Perdóname. – se disculpó.- confío en ti Megan. Sal de esa habitación y deja a Eli ahí. No va a pasarle nada. 

Sus palabras entraron por fin en la cabeza de Megan. 

- Enséñale a Eli que su madre es la mejor. 

++

Colgó la llamada y salió de la ducha con Eli en brazos. Se apresuró a encender las luces del cuarto de baño.

- Juega con esto. – le dio el móvil y Eli lo recibió gustosa. La sentó sobre el váter y abrió sigilosamente la puerta del baño. Pero no podía irse… se volteó y se puso en cuclillas para observar a su hija jugar con el aparato. – vuelvo enseguida, nena. – le dijo y tragó saliva. Haría esto por ella. 

Aun podía escuchar los pasos fuera de su habitación. No tenía mucho tiempo que perder, así que salió del cuarto de baño y corrió rápidamente hasta su armario. Abrió el primer cajón y buscó desesperada entre ropa interior una manta de seda blanca. La palpó y la sacó. La manta de seda escondía una bonita Glock 25 que ella ya había utilizado antes. Tragó saliva al mirarla. Era como si estuviera observando a la Megan bohemia y salvaje que había participado muchas veces en Tentation. La otra Megan. La chica mala y despiadada que salía de los bancos con grandes botines de dinero y fumaba puros cuantas veces quería. Cerró los ojos con fuerza y la cargó desplazando la parte trasera. 

Encogió el brazo y la Glock le rozó el hombro. Caminó en esa posición hasta la puerta de su habitación y sin esperar más colocó la oreja sobre la puerta. Los sonidos se hicieron más intensos. Sentía la adrenalina en la garganta. Dios, esto era tan malditamente fatigador. 

Sin tiempo a pensar las cosas, abrió la puerta y apuntó con la Glock hacia la frente aún sin encontrar a alguien. Miró a ambos lados sin moverla cabeza y se quedó quieta en su lugar. 

Los pasos se detuvieron. El departamento estaba quieto y en paz. Pudo divisar la puerta principal semi-abierta con la seguridad completamente violada. Se tensó un poco y apretó el arma entre sus manos. 
Se movió lentamente observando su entorno en cada paso que daba. Agudizó el oído y gracias a la tranquilidad del departamento pudo escuchar sonidos desde la cocina. Caminó sigilosamente sin dejar de apuntar, tensando bastante sus brazos y concentrándose. Al llegar al pequeño peldaño que separaba la cocina del pasillo, se mordió un labio y pensó en Eli… en ella y solo en ella… su niña estaba en peligro. Se tragó su maldito miedo e intercedió en la cocina apuntando hacia todos los lados, pero no había nadie. Bajó los hombros y cuando volteó, encontró a un hombre apuntándole en las narices. 
El hombre era alto, de barba blanca y sin cabello. Traía una cazadora de cuero y pantalones del mismo material. Lo único que hizo fue apuntarle en la frente al verla por fin.

Mafia Tentation 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora