Capítulo 4

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Aquella tarde, Carlos y Andrei fueron juntos a jugar al pádel.
El ruso nunca había jugado a pádel, y Carlos le enseñó a jugar mientras se ponían al día y hablaban de clase. En el fondo, a Carlos le gustó mucho tener un nuevo amigo, ya que en el instituto se sentía muy solo, y ese ruso no parecía mala persona. Al principio pensó que era simplemente un alumno nuevo desorientado que se hsbía acoplado a él para pasar el raro, pero aquella tarde pudo conocerle mejor y vio que no era así.
Andrei estaba contento, hacía tiempo que no quedaba con un amigo. Des de que se había mudado que no había hecho ningún amigo, y mucho menos había quedado con alguien en horario extraescolar. Carlos le caía bien, era un chico tranquilo y agradable, aunque tampoco era aceptado, como lo fue él en su otro instituto. Se sintió un tanto identificado con él, y le alegró que ambos se hubieran encontrado.
Carlos estaba muy concentrado dándole a la pelota, pero Andrei no desprovechó la ocasión para preguntarle lo que hacía rato que se moría por saber:

-Carlos, ¿cuánto hace que Irene y tú sois amigos?

-Uf, mucho. Nos conocimos cuando empezamos el instituto, me gustaba burlarme de su estatura.-Andrei le fulminó con la mirada. -Pero bueno, tanto ella como yo éramos "molestados" por una banda de capullos, así que nos fuimos conociendo.

-¿Os molestaban?

-Sí, tú ya me entiendes. -dijo haciendo una mueca.

-Te entiendo perfectamente.-dijo Andrei triste.

-A Emily también la molestaban. Las chicas no pudieron más y cuando los "capullos" les hicieron daño de verdad fueron a quejarse, y ya las dejaron en paz. Y por lo que hacía a mí, me junté un tiempo con ellas y no me molestaron tanto. ¿Por qué lo preguntas?

-Y ella... ¿Ha salido con alguien alguna vez?

-Que yo sepa, no. Nunca ha tenido muchos pretendientes. En cambio, Chantal y Cristina no paran. No hay día que no aparezca algún tío para flirtear con ellas. Me pone de los nervios. Andrei, a qué vienen estas preguntas?

-Por... Nada. -Carlos sonrió.

-Oh, ya veo. Te gusta Irene.

¿Le gustaba? Era una pregunta fácil de hacer pero difícil de responder. Esa chica había sido la única en toda su vida que le había hecho caso, que mostraba interés por él y su país. Además era muy guapa, aunque ella no se daba cuenta de ello.

-Sí...-reconoció.-Pero sólo hace dos días que nos conocemos, así que no puedo afirmarlo aún... Y a ti te gusta Cristina.

-No te preocupes, a Irene le gustan los rubios.-soltó dejando a Andrei de piedra:-Y sí, me gusta Cristina. Pero no se lo digas a nadie. Por favor. Yo no diré nada de ti.

-Nunca traicionaría un amigo.-se dieron un apretón de manos sellando el pacto.

Des de aquel día Alex, Luis, Toby y Marcel venían a menudo a ver a las chicas. Cris y Carlos eran un mundo a parte. Ella estaba consiguiendo que el chico dejara de obsesionarse con los libros, y él le seguía el juego porque le agradaba su cara de de triunfo.
Por lo que concierna a Irene y Andrei, cada vez pasaban más tiempo juntos, ya que las chicas estaban ocupadas ligoteando. Se hicieron amigos rápidamente, tenían muchas cosas en común y no se cansaban de debatir de cualquier cosa que veían. Unas semanas más tarde, la profesora de economía anunció:

-Tendréis que hacer un trabajo sobre la política y economía de un país, el que queráis. El trabajo debe de estar impreso y con un mínimo de 10 páginas.

-¿¡Qué!?

-Y tendréis que hacerlo por parejas. -la gente sólo con simples miradas ya se estaban juntando para hacer el trabajo.-Antes de que os decidáis, debéis saber que es para la semana que viene, y es esencial para aprobar el trimestre.

Todo el mundo se escandalizó. Cris quería ir con Carlos, así que no se lo pensó dos veces y fue a preguntárselo. Nicole y Alex, que ya tomaron por costumbre sentarse juntos, no les hizo falta ni siquiera pedírselo. Chantal intentó ir con Marcel y Emi con Luis, pero vieron que hacían pareja los dos y decidieron ir juntas.
Irene se sorprendió por la rapidez con la que se hacían las parejas en aquella aula. Andrei estaba un poco deprimido, nadie le había preguntado si quería ir con él, y se sintió otra vez invisible momentáneamente. Miró a Irene, quien estaba confundida, supuso que era por lo mismo. Ella le miró aun sorprendida y una idea brillante se le pasó por la cabeza, así que rápidamente fue a pedirle ir con ella. Él aceptó encantado.

-¿De qué país quieres hacer el trabajo? -preguntó, aún en shock.

-Andrei, eres ruso y yo estoy enamorada de tu país. Es la oportunidad de mi vida para aprender cosas.
-Pues como tú me digas, Irene. Además, para mí será más fácil. Tendremos que quedar para hacer el trabajo...

-Sí, dime cuando puedes. Yo los martes y jueves tengo repaso, así que...

-¿Y qué te parece esta tarde a las cinco?-soltó sin pensar, cuando se dio cuenta de puso rojo como un tomate. Se había precipitado.

-Perfecto, esta tarde.-dijo ella sonriente. -¿Dónde?

-Pues...-Irene ansiaba poder ir a su casa.-Donde quieras.

-Un buen lugar sería... Tu casa.

Quería ver cómo era una casa rusa, y compararla con su hogar. Era una oportunidad perfecta para conocer el modo de vida de una familia rusa, aunque no se dio cuenta de que él podría interpretarlo de otra manera.

-¿En mi casa?-preguntó sorprendido. Fantástica propuesta.-En mi casa entonces. Así quedamos a las cinco en mi casa.-ella asintió contenta. Andrei aún seguía sin creérselo.

Había quedado con Irene en su casa aquella misma tarde. El chico necesitó un tiempo para asimiliarlo. Una primera cita... ¿En su casa? Cuando llegó al mediodía, lo comentó con su familia:

-Así que mi hermanito llevará a Irene en casa esta tarde...

-Anny, sólo haremos un trabajo, no seas malpensada.

-No te preocupes, hijo, tu amiga puede venir. Además, si tenéis alguna duda sobre la política de Rusia, podéis preguntarla a nosotros.

-De acuerdo.-dijo Andrei incómodo mientras Anny soltaba una risita.

Su hermana era realmente insufrible cuando se trataba de Irene. La chica era el tema estrella de la casa, ya que toda la familia estaba enacantada con ella y Carlos por ser los nuevos amigos de Andrei. El rubio se pasaba el día hablando de ellos, especialmente de la amante de Rusia, así que Anny no tardó en darse cuenta de qué pasaba y aprovechó para molestarlo.

Andrei se arregló para aquel encuentro, sabía que era algo importante y tenía que causar buena impresión para que la chica quedara encantada y quisiera volver a quedar con él otro día. Había acordado con su madre algo que a Irene le encantaría, una sorpresa que no se esperaba para nada.

Cuando salió, Irene le envió un WhatsApp a Andrei avisándole de que salía de casa. Le apetecía verle, estaba muy emocionada por conocer cultura rusa y ver cómo vivían sus dos amigos rusos. Lo que no se esperaba era que esa tarde sería inolvidable...

El Alumno NuevoWhere stories live. Discover now