- Si no fuera por él, estaríamos juntos - Dani retrocedería un paso; un tanto molesta por sus palabras, finalmente se escurriría de sus palabras, en dirección a la sala.

- ¡Lo que decís es un sinsentido! - continuó hablando mientras deambulaba por el comedor, guardando su notebook - Aunque Sebastián no estuviera en mi vida, nosotros no estaríamos juntos. Ni ahora ni nunca...¡Entendélo, por favor Maxi!

Su celular nuevo sonó, pero cuando estaba por atenderlo, Máximo avanzó violentamente, arrojándoselo sobre la mesa de la cocina. Con fuerza desmedida la tomó por las muñecas, sin dejar de mirarla; furioso.

- Maxi, me estás lastimando, ¿qué te pasa? - forcejeando, Dani sentía un ligero ardor por el amarre.

- ¡Estoy harto de no ser tu primera opción! Antes fue el idiota de Martín, te casate con él, me banqué ser tu amigo fiel, tu hombro en donde llorar. Incluso te asesoré en el juicio de divorcio, para que le sacaras algo de guita a ese energúmeno bueno para nada y pudieras comprarte esta casa de mierda...- lastimando con sus palabras y sus manos, el odio dilataba sus pupilas - Creí que me había ganado una oportunidad con vos.

Daniela se retorcía de dolor e indignación, descreyendo que ese hombre era su amigo; Máximo era alto, ancho y corpulento, se le haría difícil zafarse de él.

- ¡Soltáme o grito! - amenazó obteniendo una risa ladina de su parte.

- ¿Quién creés que va a escucharte? Tus vecinos de adelante son sordos como una tapia, ni se inmutaron cuando los muchachos vinieron a hacerte una visita.

Dani parpadeó sorprendida, con los músculos de su cuerpo paralizados por completo, quedaba en shock. Contrariada, buscaba explicaciones en su relato. Nada tenía sentido, nada de eso podía ser cierto.

- Máximo... ¿vos...? - con un hilo de voz, con el aliento a café fuerte de su amigo presionando su nariz, esbozó solo esas dos palabras.

- ¡Sí! ¡Yo!... ¡el mismo que ahora te va a coger duro, fuerte, como le gusta a las putas mojigatas como vos! - con la espuma saliendo de su boca, como un perro rabioso, confesaba sus verdaderos y más oscuros deseos.

- ¡Estás completamente desquiciado!- a esas alturas Máximo la presionaba fuerte contra la mesada, sin dejarle escapatoria posible. Su lengua recorrería extasiada el cuello de su amiga, que movía la cabeza de un lado al otro, impidiendo el contacto de lleno.

- Sí te seguís moviendo va a ser más doloroso. Mejor quedáte quieta y disfrutá.

- ¡Soltáme enfermo de mierda! - masculló entre dientes, conteniendo las ganas de gritar y luchando contra el nudo en su garganta.

- Enfermo era tu viejo, que teniendo a una mujer con cáncer, se cogía a mi vieja. - inoculando veneno, lograba que Dani se mantuviese quieta por un instante.

- ¿De qué carajo estás hablando?

- De la verdad, Daniela. ¿O por qué te pensás que se llevaban tan bien nuestros padres? Mil veces tuve que taparme los oídos para no escuchar los alaridos de mi mamá cuando tu viejo la agarraba en su habitación.

- ¡Estás mintiendo! - con sus ojos atrapados por una catarata de lágrimas, Daniela sufría sin saber si le dolía más saber que su padre habría traicionado a su madre en desmedro de su salud o pensar en que las cosas con Máximo podrían pasar a mayores en pocos minutos más.

- Más hubiera querido que no fuese verdad. - por un instante, Maxi descomprimió el agarre, lo que dio cuenta que aquella versión de los hechos era real y horrenda. - Mis viejos se separaron por el malparido de tu papá; disfruté mucho cuando vino casi de rodillas a pedirme que fuese su abogado defensor. Volví a creer en la existencia de Dios nuevamente.

"Donde se esconden los ángeles"Where stories live. Discover now