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CAPITULO III

"Amicitia pulchra est"

(La amistad es bonita)

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- ¿Hace mucho que sos abogado?

- Casi diez años.

- ¿Siempre dentro del derecho penal?

- Sí.

- ¿Qué fue lo que te hizo definirte por esa rama? ¡No es nada fácil!

- El afán de justicia.

- ¿De chico veías mucho los dibujitos animados de los Súperamigos en su salón de la justicia?

Sebastián deseaba reírse más de la cuenta por las constantes provocaciones y el desenfado de Daniela. ¿Quién diría que minutos atrás ni siquiera lo querría saludar y ahora le preguntaba por su vocación y hacía bromas sobre ello?

- El lazo de la verdad era mi preferido- confesó llevando su vista desde el punto en donde el tráfico se densificaba, hasta a esos redondos y verdes ojos de su acompañante.

- ¡Menos mal! Por un momento pensé que elegirías el modelete de corset y bombachón de la Mujer Maravilla.

- ¿No se te escapa una, verdad? - reflexionó Sebastián, encandilado por el sarcasmo de su pasajera. Un sarcasmo seductor. Un arma eficaz; Dani no aparentaba ser alguien que no era, decía lo que pensaba sin tapujos, tal como lo habría hecho en el juzgado, el martes pasado.

- Supongo que a vos tampoco, porque sin que te haya dicho dónde vivo, viniste directamente para el lado de Villa Urquiza - Sebastián parpadeó consciente de su increíble omisión; celebrando interiormente la astucia y velocidad en la lengua y mente de la diseñadora.- Supongo que averiguaste cada detalle de la vida de mi papá, lo que me hace deducir que probablemente lo hicieras con la mía también - suspirando resignación, Daniela cruzó sus brazos y miró por la ventanilla, ensombreciendo la mirada que hace poco iluminaba el interior del automóvil.

- Es parte de mi trabajo investigar a las personas, conocer sus puntos flojos y sus modos de actuar; los lugares por donde se mueven... - se justificó innecesariamente.

- Es entendible.- respondería ella sin mirarlo.

- Es también un poco ingrato para serte franco. A mí no me interesa la vida privada de las personas; si se acuestan con dos o tres personas al mismo tiempo, no me aporta en lo más mínimo excepto que ese detalle me conduzca a una lista clara y concreta de cosas interesantes. Si me allana el camino hacia lo que necesito saber, que no te quepa la menor duda que escarbo hasta encontrar petróleo debajo de las piedras.

- ¿Te hace feliz ejercer tu profesión?

Sebastián quedó impávido tras la pregunta. Jamás se había cuestionado su carrera. Ni si ésta le brindaba todo lo necesario para hacerlo feliz.

- Supongo que si- retomó la vista a la avenida.

- Suponer no implicar ser.

- ¿Dándome una clase de sintáctica? - sobre su hombro se dirigió a Dani. Las luces de la calle fogoneaban sobre su bello y delicado rostro cincelando sus rasgos.

- Jamás se me ocurriría desafiar la lengua viperina y siniestra de un abogado. ¡Y menos si es penalista! - sin desparpajo, tal vez animada por el alcohol, Daniela sintió que estaba extralimitándose.- Perdón, me estoy pasando de la raya y ni siquiera te conozco.- frunció la boca, metiendo los labios para adentro.

"Donde se esconden los ángeles"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora