Al parecer Raphael de Villiers acaba de apropiarse de mi cama.

Lo observé durante unos instantes hasta que también yo comencé a sentirme un tanto cansada. No creo quedarme realmente dormida de todas maneras, así que terminé recostándome en la alfombra sobre mi espalda y con un brazo sobre mi rostro.

El día anterior casi no había estado en esta habitación, no realmente, no de esta manera. Por primera vez verdaderamente podía detenerme un momento a pensar...pero mis párpados se estaban lentamente cerrando y después de un largo rato de silencio las voces estaban regresando...había una en especial...me estaba llamando, pero a la vez parecía no estar aquí...era una voz del pasado, lo sabía...

-¿Qué te dijo Philip? -dijo Raphael de repente, todavía desde la cama. Mi cama.

Su voz me sobresaltó, pero no lo suficiente como para evitar quedarme congelada al escuchar su pregunta.

-¿Dis..culpa? -es obvio que no pude olvidar lo que me dijo aun, fue hace sólo unos 20 minutos como mucho, pero por lo mismo no había pensado en qué hacer con eso. ¿A quién se refería? ¿Cómo siquiera podría saberlo?

Conocí a Raphael hace menos de 24 horas, ¿debería incluirlo a la lista de personas confiables? No es como si fuera una lista especialmente larga de todas maneras...

-Ya sabes, en la entrada. No vas a decirme que pensaba que no lo escucharía; es decir, no es como si realmente hubiera sido discreto y dudo mucho que estuviera hablando con el árbol...

-Oh, eso, yo...

Por dónde empezar siquiera. Esto cada día era más complicado.

-Puedes confiar en mí -me interrumpió Raphael antes de que siguiera balbuceando cosas que no nos llevarían a ninguna parte, incorporándose de nuevo- , lo sabes ¿cierto? Pero también, no es necesario que me lo cuentes, no todas las personas deberían de saberlo todo, a veces debemos guardar secretos hasta con las personas en las que más confiamos, solo para no sentirnos tan expuestos, aunque contemos todo lo demás con tal de no tener el peso de tantas cosas sólo sobre nosotros mismos.

Involuntariamente, terminé sonriendo, aunque fuera mentalmente. Tal vez no lo conociera, pero había algo, al igual que con Gwen y Gideon, que me hacía confiar; tal vez incluso tenía algo que ver con que no me estaba presionando, de la misma manera que yo no lo presionaba a él, y que había una posibilidad de que además lo estuviera haciendo a propósito, recordándome que aun no estaba dispuesto a hablar de su hermano James. Esto podría hacer que también confiara más en mí.

-¿Ahora das discursos motivacionales? -pregunté, tratando de aligerar la situación. Por un segundo creí que iba a reírse, pero se limitó a levantar una sola ceja, invitándome a responderle -Bueno, él...me advirtió sobre la Logia. Dice que aun hay alguien infiltrado y que debería pensarme un poco mas el llevar mis guantes tan a la ligera -solté tan rápido, que de hecho en cuanto empecé me fue muy difícil detenerme.

Esta conversación merecía toda mi concentración y estar acostada realmente me estaba adormeciendo, así que terminé sentándome otra vez, con las piernas cruzadas.

-¿Qué? ¿Cuáles guantes? -la cara de Raphael fue de tanta sorpresa y curiosidad que es claro que no se esperaba esa respuesta.

Suspiré.

-Estos -dije subiéndome ambas mangas de mi chaqueta hasta dejar al descubierto mi par de mitones morados con encaje negro superpuesto.

Y ahí está de nuevo esa expresión de incredulidad.

-No lo entiendo, Philip...él...¿a qué demonios se suponía que se refería? -ahora Raphael luce un poco frustrado.

-Es lo mismo que llevo preguntándome desde que me lo dijo -digo con voz cansina, aun una pequeñísima parte de mí pensando que esto podría acabar mal, muy mal.

Piedras Preciosas. Una nueva generación.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن