Lo importante

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Sakura subió las escaleras mientras se limpiaba la tierra de las manos. Aún sentía esa opresión en el pecho que la llenó por la mañana. Conocía bien ese sentimiento: era dolor, algo que Sasori todavía no comprendía o asimilaba. Por eso ella estaba ahí, para hacerle ver lo que él no entendía. Ella se había comprometido a ayudarlo; eso haría.

Entró al ático. No tardó mucho en encontrarlo: estaba sentado en el viejo sofá que él mismo había pegado en la ventana. Miraba la calle con las piernas encogidas y los brazos alrededor de las mismas. Lucía más que melancólico y eso le dolía a Sakura. Empero, no le parecía que no se hubiera dignado a despedirse del cuerpo de la mujer que lo había criado. Era lo menos que podía hacer.

Dejó atrás todos los sentimientos de dolencia que la embargaban antes de acercarse a él. Sabía que Sasori la notaba, mas prefería ignorarla. Ésa era su forma de abrazar el duelo.

- Sasori... - musitó avanzando hacia él.

- Bésame. - ordenó sin mirarla.

- ¿Qué? - cuestionó ella, en total confusión.

- Que me beses.

Sakura enrojeció ligeramente por esa orden. Sin embargo, no percibió nada romántico en esas palabras. Comprendió lo que Sasori en verdad quería y negó con la cabeza. Sasori vio aquel gesto con el rabillo del ojo.

- Entonces desnúdate. - insistió todavía sin mirarla. El rubor de Sakura creció al mismo tiempo que su molestia.

- Por supuesto que no. Esto no es lo que necesitas, tú...

- Claro que lo necesito. Cuando me besaste dejé de pensar en todo esto y cuando hicimos eso no pensé en otra cosa. Eso es exactamente lo que necesito. - atajó mirándola con fiereza. Los ojos de Sakura volvieron a anegarse en lágrimas. Había olvidado todo lo que esa mirada podía tener.

- No voy a hacer eso, lo siento. - contestó con el rostro agachado.

- En ese caso, déjame en paz. - ordenó él, aferrándose más a sus piernas y clavando completamente la vista en la ventana.

Sakura sintió las palabras como una daga. Intentó mantener la compostura, recordar que estaba dolido, pero no pudo contenerse.

- Pudiste hacerle una caja, como mínimo. - le dijo Sakura acercándose más a él.

- ¿A un cuerpo? ¿Y para qué? - contestó Sasori sin mirarlo.

- ¡Era tu abuela! ¡Un nieto normal querría hacerle un digno funeral!

- Ella no era el cuerpo decrépito que enterraste. - espetó apretando los puños al mismo tiempo que recargaba la barbilla en las rodillas. - En ese cuerpo no está su alma. No entiendo por qué he de sufrir por un simple cuerpo en descomposición. - Sakura percibió de inmediato la tensión en su cuerpo. - El alma ya no está aquí.

- Sasori - le dijo mientras colocaba una mano sobre su hombro, recuperando el aplomo. No debía enfadarse con él en una situación así. - Sé que te duele mucho, es normal cuando pierdes a alguien de la familia, pero...

- ¿Y tú qué sabes de eso si ni siquiera recuerdas a tus padres? No tienes idea de lo que se siente. - la acusó enfrentándola de nuevo a su mirada. Supo que había cometido un error cuando vio el daño reflejado en los verdes ojos de Sakura. Imbécil.

Sakura tragó saliva con fuerza para ocultar el efecto de las palabras de Sasori en ella. Dejó caer la mano que tenía sobre él al mismo tiempo que retrocedía.

- Yo tuve una familia; sus nombres eran: Naruto, Sasuke y Kakashi. - afirmó dando varios pasos atrás. - Y tú me alejaste de ellos.

Enseguida, Sakura se dio la vuelta para retirarse. Sasori la volteó a ver, arrepentido por sus palabras. No le tomó importancia al hecho de que era la primera vez en que le interesaba el daño provocado por sus frases. Se sobó el puente de la nariz mientras se debatía entre ir tras ella o esperar a que el coraje disminuyera. Escuchó la puerta de su habitación azotarse y suspiró. Tenía que verla; estaba profundamente enojada.

Artis gratia ars (Longfic SasoSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora