-Tu problema, no el mío.

Resoplo y me alejo de él.

Me cruzo de brazos mientras golpeo la punta del pie en el suelo con fastidio.

-Eres demasiado fácil de enfadar, niñata.

-Deja de llamarme así.

-¿O sino qué? Vamos entra.

Sorprendida abro un poco la boca y con desconfianza me adentro en el coche, en el asiento de copiloto.

-Que conste que te hago caso porque no tengo más remedio.

-Claro- Alarga la palabra- En el fondo disfrutas de mi compañía.

Me quedo callada.

Luego, recuerdo una cosa que quería preguntarle.

-¿Por qué dejaste una nota en mi casa? ¿Cómo entraste?- Exijo- ¿Y por qué tienes mi- Resalto "mi"- zapato en tu coche?

-Sencillo, porque tuvimos que llevaros a casa.

No contesto.

-Ya me pensaré si te devuelvo el zapato.

-Pues claro que lo harás- Me cruzo de brazos.

-Me lo estoy pensando- Hago un puchero mirando al frente.

-No pongas esa cara, haces que me sienta malo- Suelta una carcajada.

-Lo eres y también un idiota.

-Me ofendes- Veo como sonríe.

-Ojalá pudiera hacerlo- Espeto molesta.

-Está bien, suerte intentándolo. Nada me ofende.

-Seguro que hay algo que lo hace. Todos tenemos un punto débil.

-Yo sé cual es el tuyo.

-¿Ah si?

-Sí.

Después de eso no dice nada más, me sorprende porque pensaba que iba a burlarse diciendomelo o restregandomelo en mi cara.

Me deja frente a la cafetería y maldigo ya que ya llego 15 minutos tarde.

Bajo del coche y me acerco a su ventana.

-Gracias supongo- Digo seria.

Sus ojos oscuros me atrapan mientras intento apartar la mirada, no lo consigo. Me doy cuenta de que mi garganta se encuentra seca cuando trago saliva. Observo su rostro anonadada, sé que había quedado cautivada por él, pero Emily tiene razón.

Es sexy.

Su cabello negro cae por su frente dándole un aire terrorífico junto con sus tatuajes. Nunca me habían llamado la atención los tatuajes, es decir, no me agradaban mucho. Es algo que ahora olvido, pues con Stephen resultan atractivos.

-Adios niñata.

Observo sus labios cuando habla y tengo que literalmente, mover la cabeza para despertar de mi ensimismamiento.

Antes de que pueda procesarlo, su coche sale a toda velocidad, mientras ahí me quedo yo. Como una idiota parada, pensando en su bello, (y aunque resulte raro) angelical rostro.

Camino lentamente, ignorando por una vez la preocupación de llegar puntual al trabajo y quedo muy sorprendida ante mis pensamientos.

¿En verdad me siento atraída por él?

* * *

-Necesito que me lleves a casa de Alex.

Abro los ojos atropelladamente y casi me atraganto con mi propia saliva.

-¿Qué dices?

-Lo que has oído.

Niego con la cabeza.

-No quiero que estés con él.

-No puedes prohibirmelo. Es un amigo.

-Claro que puedo. Soy tu prima.

-Sí, pero no eres mi madre y como sé que no se lo dirás.... llévame por favor....- Vuelve a poner esa cara que hace que siempre haga todo lo que pide pero esta vez intento mantenerme.

-No.

-¡Vamos! Sé que estas deseando ver a Stephen.

-No, gracias. Lo vi ayer y no me hizo mucha gracia.

-Te mueres por sus huesos.

Niego con la cabeza.

-Aún así llévame, no tienes por qué ver a Stephen.

-El problema es que esos chicos me parecen mala influencia para ti. Es decir, ¡peleas ilegales! quién sabe qué cosas peores están haciendo en este momento.

-Eres una exagerada. Son muy buenos chicos hasta Stephen te llevó a tu camita. ¡Que tierno!

-¿Qué dices?- Pregunto muy sorprendida.

-Sí, que lástima que estuvieras borracha- Emily me guiña un ojo.

-¡Podía haberse aprovechado de mí!

Ella resopla.

-Alice eres demasiado dramática- Hace una pausa- Si me llevas, prometo que será la última vez que lo vea. Pero solo dejame una última vez.

-¿Tanta ilusión te hace?

Ella asiente.

Ruedo los ojos y murmuro:

-Si no hay más remedio...

-¡Gracias!- Me abraza fuertemente.

Más tarde, caminamos hasta la casa de Stephen y Alex, mientras yo le doy mil vueltas al tema.

No quiero verlo pero tengo que recuperar mi zapato.

Y lo haré.

Golpeo dos veces la puerta con los nudillos y espero a que esta sea abierta. Mis ojos se abren demasido cuando lo hace.

Un Stephen con el pecho descubierto y con una toalla rodeandole la cintura aparece ante mis ojos. Sorprendida por tal acontecimiento empiezo a balbucear cosas y me callo cuando Emily me da un codazo.

Que humillación.

Agacho la cabeza muy sonrojada y hablo:

-Emily ha venido a ver a...

-¡Alex!- Exclama ella pasando rápidamente por el lado de Stephen.

Se dan un abrazo y luego los pierdo de vista.

Frunzo el ceño sin llegar a entender por qué Emily se encuentra tan cautivada por Alex.

-¿Vas a quedarte ahí mucho tiempo o piensas pasar?

La voz de Stephen se pierde por el pasillo y yo observo su ancha espalda.

Mmm...

Muevo la cabeza siguiéndole -muy a mi pesar - mientras cierro la puerta tras de mí.

Me siento en el sofá observando a Emily hablar con Alex en el sofá continuo al mío.

No sé que hago aquí... ¡Ah si! Intentar recuperar mi zapato.

Me levanto de mi asiento y sin ni siquiera llamar la atención de esos dos, camino por otro pasillo para intentar ir a la habitación de Stephen.

* * *

¡Hola!

Sé que lo he dejado en una parte demasiado...

Soy mala.

Bueno quería subirlo ya porque llevo tiempo sin actualizar y es raro en mí.

Aviso de que el siguiente capítulo habrá más sobre el extraño Stephen.

¡Besos!

Atte: Lucy.

Miedo. [#Wattys2016]Where stories live. Discover now