Capítulo 6: Algo habita en el ''Fleischlichen Paradies''.

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Madame se sacó un poco de onda al escucharlos discutir.

Christopher por su parte, con el teléfono de su hermano en mano, se dirigió al despacho de su mansión y cerró las puertas.

-Lo siento mucho, Madame. Milo se ha estado comportando muy extraño últimamente. Creo que todavía sigue en la adolescencia. Cree que tiene el poder de todo, de lo que quiere. Mis disculpas...

-Mantenlo a raya. Me encantaría verlo partiéndose el culo trabajando, pero uno tiene que darle todo en bandeja de plata.

-Tengo que verte. Hablar contigo en privado sobre el tema. De verdad, Milo es un rebelde sin causa.

-Tú pon la fecha y aquí te espero... Ajám... Buenas tardes...- Se despidió y colgó el teléfono.

Acto seguido, masajeó con las yemas de sus dedos la sien que le punzaba tanto, dejando también escapar un suspiro cargado de cansancio.


Schatz no perdía el tiempo. Estaba explorando cada rincón del lugar. Cada pasillo parecía otra puerta hacia un nuevo laberinto, era como si se transformara ante la presencia de enemigos, y Schatz era uno, literalmente.


Schatz. Verdadero nombre: Helga Maschwitz. Agente y policía enviada por el Gobierno Federal de Alemania (Deutsche Bundesregierung) para investigar la teoría de las niñas en esta cadena de prostíbulos, sobre todo en este, que es la ''Madre''.

Ha habido ciertos casos de pedofilia últimamente en Alemania, en este hermoso país lleno de cultura, y algo como la pederastia podría mancharlo por completo.

Ha habido también ciertas quejas, incluso, de los mismos clientes. Esta demanda llegó a parar en manos de los medios y ahora el gobierno se ve casi obligado a investigar.

La investigación se trata de hacer de manera discreta para unir poco a poco pistas y ver si esta teoría es verídica, pues estamos hablando de un negocio, una mafia casi tan grande como el la del vaticano. Es obvio que a merced de esto están muchos hombres peligrosos. Un movimiento en falso y existirá la guerra, no sólo en Alemania, también, en los países donde exista un ''Fleischlichen Paradies''. Algo como una tercera guerra mundial.


La morena mujer de almendrados ojos miró a todos lados, las paredes parecían hablarle y unos ojos invisibles seguirla. Era un infierno para cualquiera que sufra algo como la esquizofrenia, y verán por qué.

Ahora se encontraba en un pasillo, caminando hacia la nada, hasta que se detuvo.

No lo podía creer, no lo podía soportar... ¡Alguien se había detenido justo atrás de ella! ¿Había sido descubierta husmeando el lugar? La respuesta es un remarcado NO. Alguien estaba detrás de ella y cuando giró la cabeza se dio cuenta de que era algo, no alguien, pues nadie estaba tras de ella real o físicamente.

Aceleró el paso, tensa, con miedo y pavor, y por si no fuera poco, los pasos comenzaron a andar.

Avanzó más, miró por última vez a sus espaldas y casi comenzó a correr.

Era imposible escapar, los pasos, a pesar de ser lentos, eran rápidos en algún sentido. El sonido inundaba las dos paredes a los lados creando un infernal eco.

Ella comenzó a sudar frío. ¿Qué está pasando? ¿A caso es una broma? ¿Qué diablos pasa con este lugar? ¿Tiene vida propia?

Al llegar a cierto punto, lo que sea que viniera atrás frenó y ella lo sintió.

Tenía miedo mirar, y su visión no llegó más allá de su hombro.

Cuando visualizó bien, frente a ella, se encontraban unas cortinas color granate. Como la curiosidad mató al gato, ella decidió recorrerlas y penetrar entre ellas.

Se dio cuenta de que había más. Unas puertas blancas con pomo dorado.

Al estar posicionada donde estaba no ocurría nada. Pero al dar un paso al frente, unas voces y risas comenzaron a escucharse poco a poco dándole la bienvenida.


-¡Santo Dios! ¡Las niñas!


Se acercó con sigilo a la puerta, a la perilla, apenas la rozó y sintió un escalofrío por todo su cuerpo.

Bajó la enroscada perilla, y al estar lista para empujar... La luz se bajó. Un apagón de segundos le puso los nervios de punta.

Estaba sola. Las voces se habían ido, lo único en el pesado aire eran sus cansados y asustados jadeos que trataba de controlar. Estaba a nada de perder la cordura, se sentía intimidada por algo o alguien.

La luz volvió luego de casi un minuto y ella se había quedado ahí, congelada, sin saber qué acciones tomar.

Empujó la puerta al escuchar el ''click'' de la perilla, y cuando esta comenzó a rechinar...


-¿Ocurre algo, cariño?

Schatz le dirigió la mirada.



El Prostíbulo: Debut de CircoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora