Encadenado

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Trate de engañarme, llenando mi cabezas de frases como "lo que haces está bien" "lo que haces te ayudara" "lo que haces es lo correcto" pero solo me mentía, nada de lo que hago sale como lo planeo, nada de lo que hago funciona, nada sale como lo espero y solo por eso y por tratar engañarme, en menos de lo que me di cuenta estaba encerrado en su jaula, para ya no poder salir.

Piso el pedal del freno lo más rápido que pudo y desvió el auto aparcándolo fuera del camino. A solo unos centímetros de llegar a tocar a la niña.

Ella se encontraba quieta y con miedo, se había llevado un gran susto. Eliot salió del auto a gran velocidad y algo alterado.

-¡¿Te encuentras bien?!- le grito un poco cuando la vio, se acercó a ella y la reviso, pero la niña no contesto, se quedó quieta y observando al mayor. -¿Te duele algo?- le volvió a preguntar ya más tranquilo.¡

-No- dijo la pequeña con un suspiro -Pero... Necesito ayuda ¡por favor venga a ayudarme!- tomo la mano de Eliot y lo empezó a jalar con desesperación.

-¿Que sucede?- pregunto confundido por las reacciones de la niña

-¡¡Unas personas están lastimando a mi amigo!!- las lágrimas se dejaban ver en la carita de la pequeña, así que Eliot la siguió empezando a correr a la dirección en la que se dirigía.

Adri estaba en el piso, sangraba de su nariz y sus lágrimas habían salido, estaba hecho un ovillo con una de sus manos sujetando fuertemente su estómago, se quejaba por el dolor y no tenía pensado moverse.

Javier y Marcus se había encargado de vengarse por la pelea de antes. Siempre lo habían odiado por el simple hecho de que Adri se seguía viendo feliz. En la escuela siempre llegaba con la misma sonrisa, a pesar de todas las burlas de sus compañeros y de ellos mismos, no le afectaban lo más mínimo.

Seguían ambos tan metidos en sus pensamientos, que no se habían dado cuenta del cambio tan radical de actitud del menor, ni siquiera trataba de defenderse.

-No saliste tan fuerte como pensé- dijo Marcus mientras tomaba del piso la mochila de Adri, la cual se le había soltado en la caída.

-Veamos si traes algo útil- no tenía nada en la mochila, más que su chaqueta y el dinero que había guardado desde la última vez que había ido a la escuela.

Marcus tomo el dinero y lo guardo en su bolsillo, Adri solo lo observaba, lo observaba desde el piso, mientras un lado de su mente lo retaba por ser tan débil y no poder defenderse y la otra parte de su mente quería ayuda, ayuda de su hermano.

Javier camino a un lado de él y le empezó a dar patadas en su estómago, que lo hacia encogerse mas para soportar el dolor. Javier se detuvo y se agacho para tomar el ramo de flores, empezó a arrancar los pétalos que quedaban y se los lanzo, solo como una muestra más de burla y humillación.

Marcus empezó a sacudir la mochila tratando de encontrar algo más que sirva, de tanto moverla una hoja de papel cayo de esta. Marcus se agacho y el tomo, era una fotografía, la misma fotografía en familia de su cumpleaños, cuando Adri había cumplido los 9 y sus padres lo llevaron al parque.

Javier le quito la mochila a Marcus y metió las flores o lo que quedaba de ellas dentro de la mochila, luego se acercó de nuevo a Adri y se la aventó.

-...Esto es aburrido- dijo con una mueca y Marcus lanzo una risa de burla.

-Qué bueno que llegue para aumentar la diversión- una voz gruesa y enojada se escuchó a sus espaldas, sorprendiendo a Javier y a Marcus que rápidamente se dieron la vuelta observando al hombre de ojos verdes, su mirada de ahora enojo asustaría a cualquiera de la misma manera en la que Adrián se sentía intimidado cuando la veía.

No fue mi culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora