Está prohibido

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No fui capaz de quejarme, no fui capaz de negarme, no pude demostrar lo que siento, no creí que fuera necesario pero ahora ya no puedo hacer nada, ahora me quitaron mis momentos para expresarme con los demás y ya nunca diré nada.

Era una tarde algo concurrida, era sábado y se notaba la gente que salía de sus casas para ir a pasear o pasar un momento a gusto con amigos.

Y eso sucedía en la casa del castaño, Eliot estaba con sus amigos los que normalmente llevaba a casa cada fin de semana, Edward y Adén, estaban viendo los partidos y relajándose después de toda la semana que habían pasado repleta de trabajo.

Adri estaba encerrado en su habitación y de ahí no tenía planeado salir. No después de lo que le hicieron los amigos de Eliot, desde el día en que lo tocaron habían buscado la manera de volver a hacerlo las demás veces que iban a casa y el solo se encerraba en su cuarto o buscaba protección de su hermano, protección que sabía perfectamente que no la tendría, peor aún así se arriesgaba.

Su puerta estaba cerrada con seguro, estaba recostado en su cama jugando con un cubo de rubic, solo para pasar el rato porque no sabía muy bien como resolverlo y nervioso, temiendo que su hermano llegara a su cuarto para sacarlo a comprar algo. En esos momentos quedaba más vulnerable.

Eliot seguía con sus amigos, mirando la televisión y platicando de algunos temas

-¿Entonces Héctor llegara en dos semanas?- pregunto Edward un joven de ojos miel.

-Eso fue lo que me dijo- contesto Eliot.

-Bueno al menos así será un poco más divertido y más fáciles los problemas de la empresa- dijo Adén, un joven de pelo rubio (el mismo que había tocado a Adri la primera vez que lo había visto) mientras se ponía de pie y caminaba a la cocina. Se acercó al refrigerador pero se dio cuenta de que estaba sellado, no se podía abrir -... ¿Qué mierda?- pregunto en un murmullo -¡Eliot!-

-¿Qué?- pregunto el mayor molesto.

-No puedo abrir la nevera y quiero una cerveza-

-No hay cervezas Adén-

-Amigo tienes un candado en el refrigerador ¡¿Por qué rayos esta así?!- le pregunto Adén, demostrándole lo raro que era hacer eso.

-¿Porque tienes un candado en la nevera Eliot?- repitió la pregunta Edward.

-Es para que Adrián no toque la comida- contesto de lo más normal, sin siquiera darse cuenta del daño que hacía.

-¿Así que matas de hambre a tu dulce hermanito?- volvió a preguntar Adén con una sonría mientras se dirigía de nuevo a la sala.

-Él se tiene que ganar la comida- contesto con molestia.

-A ¿sí? Y ¿Qué es lo que hace para ganarse la comida?- pregunto Adén con sarcasmo.

-No es nada de lo que tú crees, hacer las cosas que tú haces con tus hermanos es enfermizo- se puso de pie molesto.

-Tranquilo, ni siquiera tengo hermanos, pero debes admitir que el tuyo es muy lindo-

-Deje que lo tocaras la primera vez solo para asustarlo, pero no quiero que te le acerques de nuevo- dijo mientras subía las escaleras.

-Que sobreprotector...- volvió a decir con su sonrisa burlona. Edward solo observaba la conversación sin opinar nada.

Eliot camino por el pasillo hasta el cuarto de Adri, estaba molesto por las palabras que había dicho Adén, trato de abrir pero se dio cuenta de que tenía seguro así que comenzó a tocar la puerta de manera molesta.

No fue mi culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora