Capítulo 2: En la boca del lobo.

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Las seis y cuarto de la tarde marcaba el reloj. El cielo tomaba una tonalidad naranja, pronto oscurecería.

El día de la famosa fiesta en Marukawa había llegado prácticamente en un abrir y cerrar de ojos.

Misaki y Akihiko se vistieron con un elegante traje oscuro, a su vez, abordaron el deportivo rojo del escritor para poder partir al hotel donde sería la fiesta.

Al final de cuentas, el castaño se vio envuelto en toda esa situación y una vez más cedió ante los caprichos del escritor, que como un niño se negaba a ir ahí sino iba Misaki con él, alegando que le molestaban las cámaras, los periodistas acosadores y las mujeres que se le insinuaban descaradamente. Al oír eso último, terminó aceptando ya que, aunque no se lo dijera directamente, él podía sentir tantos celos como él cuando alguien se le acercaba.

Ambos iban callados en el auto, escuchando una melodía en el radio, hasta que Misaki habló.

—Dime, Usagi ¿no me veo un poco ridículo? No es la primera vez que uso un traje pero aún no me acostumbro —el mayor volteó cariñosamente al asiento del copiloto, analizó a su niño y con una sonrisa contestó su duda.

—Me parece que estás bien. De hecho, Misaki se ve más adorable en traje —el castaño se sonrojó ante el comentario y vio de reojo como el escritor acercaba su mano para tomar la suya. Quizá en señal de apoyo para que no se sintiera mal en su aspecto, o bueno, eso fue lo que le dio a entender su acción.

Una vez que llegaron a su destino tuvieron que separarse en muchas ocasiones ya que Usami tenía que convivir con varios autores más. Por si no fuera poco, por ser alguien muy importante en la empresa tenía que dar un discurso, el cual "no le avisaron con tiempo" o eso le quiso hacer creer a Misaki, ya que si hablamos de tiempo fue al que más le dieron, pero como siempre dejó todo al último minuto. Al no haberlo preparado tenía que improvisar delante del público.

—Tks, que fastidio —se quejó—. Misaki esperame aquí.

—¡Ah! No te preocupes Usagi-san, iré al baño —avisó para que Akihiko no se extrañara si no lo veía cerca. El castaño llevaba rato aguantándose, pues prefirió estar al lado de Usami en cada ocasión, pero no podía aguantar tanto.

Una vez que se había ido Akihiko, Misaki se dispuso a buscar el baño. Salió de la sala principal y caminó por un largo pasillo, volteando a ver las puertas de su alrededor, buscando alguna señal que lo sacara de su apuro.

Pasaron alrededor de cinco minutos y aún sin éxito seguía buscando el baño. Las ganas de hacer sus necesidades se hacían más presentes y el castaño apresuraba más el paso porque sentía que no alcanzaría a llegar.

Estúpido hotel gigante me hace perder mi tiempo y por si no fuera poco me hace perderme a mi”.maldijo dentro de él.

Deambulando por el hotel abrió una puerta que lucía distinta al resto, así que pensó que ahí estaría lo que buscaba.

Encontró un gran cuarto, con una hermosa decoración, una sala que hacía juego con las tonalidades de las paredes, una pequeña mesita de vidrio en la que yacían una botella de vino con dos copas, pero... Eso no era todo, una silueta estaba sentada en un gran sillón y al momento de oír la puerta abrirse volteó levemente mientras una voz lo llamaba.

—¿Takahashi-kun?

—¡¿I... Ijuuin-sensei?! —contestó algo nervioso el castaño.

“¿Por que será que siempre me lo encuentro cuando menos lo quiero?”.

Obsesión.  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora