6. Diego

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Mi block de dibujo empezaba a ser su block de dibujo.

Nunca hago retratos. Sólo había hecho uno de mi madre y me había quedado muy parecido, pero con ese toque que lo hacía mío, ¿me explico?

Luego llegó ella y las cosas cambiaron. Empecé a dibujar su rostro en cada papel que se me atravesara. Es como si quisiera que el mundo —mi pequeño mundo— estuviese repleto de ella.

Era tan bella que no era suficiente verla a la hora del almuerzo. No.

Debía ver su cabello dorado por más tiempo. Su sonrisa perfecta. Sus labios carnosos. Debo dejar de observarla a la distancia, ya se siente un poco extraño. Necesito conocerla.

Ella es arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora