—No puedo dejar mi moto, si usted quiere la maneja y yo me subo detrás,  puede dejar su auto aquí, ¿que le parece?.

Él lo pensó varias veces, sabía que había menos posibilidades de que le roben su auto, a que roben la moto, pero el tenía cinco años que no usaba una.

—Es que haces mucho tiempo que no manejo moto, ¿cómo pretendes que arriegaré nuestras vidas en mis manos? —preguntó llevando su mano hasta su cabello  y Meli se acerco a él.

—¿Puedo susurrarle algo? —preguntó  y el asintió —. Yo confío en usted, y se que mi vida no estaría en mejores manos que la suya.

Con sus palabras  James sintió algo inexplicable, aquellas palabras lo confortaban, eso de quue ella confiara en él, lo animaba a dar ese paso.

—Está bien, dejaré mi auto, pero permiteme hacer una llamada a mis dos amigos, asi ellos vienen a buscarlo. 

Meli asintió y el se alejó a llamar a Michael y a Antony, habló con los dos ya que era una llamada de transferencia y ellos aceptaron en ir a buscar su auto, James le dijo que dejo la llave a un lado del puente y puso una x en blanco con un marcador que había en su bolsillo.

—Ya podemos irnos —dijo acercandose a Meli, ella le dió la llave y también el casco.

—No, el casco lo usarás tú, porque es a ti quien quiero proteger. 

Meli sintió su corazón palpitar, estaba confirmando que sentía algo por su profesor,  algo que crecía más y más. 

James encendió la moto intentando recordar como se usaba, al lograr  encenderse Meli se subió detrás de él, pero no quería abrazarlo por que le apenaba.
James se dió cuenta de eso. 

—Meli si quiere llegar bien,  debes abrazame, y lo mas fuerte posible porque ese será tu único cinturón de seguridad. 

Dicho eso, ella lo abrazó y él aceleró la moto decidido llegar a su destino, pero manejó suavemente por la autopista,  no quería causar un accidente. 

—¡Maneja mas rápido! estás más lento que una tortuga —exclamó y él sonrió porque sabia que iba lento, pero era para recordar mejor como se debía manejar.

—No te preocupes que yo no tengo prisa por llegar. — aceleró un poco mas y siguió el rumbo que la autopista marcaba, Meli estaba totalmente pegada a su espalda, se sentía en la nubes al tenerlo cerca, respirando su delicioso aroma a channel.  Pero un sentimiento se apoderaba de ella y estaba comenzando a florecer. En cambio el profesor aparte de verla como una alumna, la veía como una niña indefensa que debía de cuidar. Sentía la necesidad de protegerla, después de haberla visto intentando suicidarse le quedaba más que claro que ella se merecía su atención.

—Tengo hambre, párate ahí —gritó Meli con desespero, señalando una casa rodante donde venden comida rápida.

—¿En serio no sabes esperar llegar a tu casa? —preguntó seriamente estacionando la moto cerca de la casa rodante.

—No me sé aguantar, mi estómago tampoco —respondió quitándose el casco y bajando de la moto.

—¡Como digas pequeña jefa! —exclamó  y Meli sonrió por poder  convencerlo, porque realmente lo que ella  quería era no llegar a su casa.

—¿Que vas a comer? —cuestionó mientra hacía una fila. Delante de ella habían dos personas más.

—No quiero nada, no como estos tipos de comidas rápidas  —respondió en voz baja para que las personas no escucharan y se ofendieran por lo que dijo.

Mi adorado tormento-  (Terminada)Where stories live. Discover now