Capítulo 2: Debajo.

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Vivimos pensando que existen monstruos bajo nuestras camas, que están ahí esperando para asustarnos y darse un manjar a nuestra costa. Nos imaginamos todo tipo de criaturas. Altas, bajas, gordas, flacas, con cuernos, peludas, sin nada de pelo, con miles de ojos, con sólo uno... Pero cuando oímos un ruido extraño la única solución y método de defensa que se nos ocurre es taparnos bajo las sábanas y esperar hasta que amanezca, como si eso fuera a servir para algo si una enorme masa de 300 kilos, dientes afilados, cuernos y garras enormes nos acechara. Nuestras sábanas no son de hierro por mucho que lo deseemos.

Pero ¿y si los "monstruos" viven asustados porque viven humanos sobre sus camas? Humanos de todo tipo, seres indeseables que se pasan la vida luchando unos contra otros, creando estúpidas guerras donde nadie gana, arrasando con cualquier especie que les parezca inferior ya que ellos crearon las normas de su propio juego y se creen los dueños del mundo. Me dan escalofríos solo de pensarlo, que desagradable pero... ¿quién sería entonces realmente el monstruo, y quien el ser con humanidad?


El entrenamiento de ese día había sido mas duro de lo normal pero había merecido la pena, ya que daría sus resultados. El partido de ese fin de semana no era una tontería y necesitarían dar lo mejor de ellos mismos. Quién iba a decirle que después de tanto sufrimiento a estas alturas de la liga estarían a punto de entrar en la fase final del campeonato. Era un buen día sin duda. Era una buena semana, y un buen mes. Ya solo faltaba que el tardón de su padre saliese del pabellón. Otro día más se había quedado hablando con los padres del resto de jugadores y había que sacarlo a la fuerza. Cuando se disponía a sacarlo lo vió salir. Menos mal. Este hombre agotaba la paciencia de cualquiera. Nada más montarse en el coche su padre se giró hacia él.

-Te veo muy entregado con el baloncesto últimamente, ¿ha pasado algo importante y me lo he perdido?

-Este finde nos jugamos entrar en los playoffs, ¿te parece poco suceso importante?

-Me gusta esa motivación.

Tras pocos minutos más llegaron a casa. Salió del coche rápidamente pensando en la ducha caliente que pensaba darse nada más entrara por la puerta. Demasiado rápidamente ya que se golpeó en la cabeza con el techo del coche.

-¿Quién hace estas puertas para enanos?-refunfuñó.

Le encantaba parecerse a su padre. Tenía una media melena cuidada pero ondulada, con el pelo negro y la mirada oscura y profunda, con unos rasgos alegres en su cara. Muy sonriente, y con una suave perilla bajo la boca. Era moreno, y con la espalda bastante ancha. Tenía dos pequeños y elegantes cuernos sobre su cabeza en forma de caracol, como era normal en su familia. Y era alto. Muy alto. Podríamos incluso afirmar que era enorme, pero veces como esta eso pasaba factura ya que el dolor de la cabeza no se le quitaba con pensar "merece la pena porque rozo los dos metros de altura".

Subió a casa acariciándose la cabeza y subió a su cuarto, se desvistió y se fue a la ducha. Que calentita estaba el agua, podría pasarse horas allí. Qué feliz es uno cuando todo va bien. Las cosas en SubTerra iban genial, hacía bastante que no había guerras, ni enfrentamientos entre países, desde que se estableció la ley de Unidad. Era una ley tan compleja que apenas la explicaban en las clases pero a él le valía con que funcionara. Mientras terminaba de frotarse bien los cuernos con cuidado escuchó como su madre le gritaba desde la planta de abajo para que bajara a cenar. Qué mujer mas impaciente. Se secó corriendo, se puso el pijama, y bajó a la cocina. Empezó a comerse la cena sin fijarse muy bien en qué era ya que había una pregunta que rondaba su cabeza.

-Mamá, ¿puedo preguntarte algo?

-No, no puedo darte algo de dinero si eso es lo que quieres. La paga se da el viernes.

-No es eso -le miró riéndose- ¿por qué dormimos bajo Amacs?

-Ya te he respondido a eso mil veces, ¿tú eres tonto?

-No, a ver, ya sé que por tradición se usa para protegernos de los humanos, para poder dormir tranquilos y que no nos acechen por las noches, pero... si nunca nadie que conozcamos ha visto uno, ¿por qué tenemos que seguir utilizándolas? Es molesto que cada dos de tres días al levantarme me golpee la cabeza contra ella.

-Mejor prevenir que curar pesado, termínate la cena.

No volvió a quejarse, terminó la cena y recogió su plato.

-Buenas noches mamá.

-¿Ya te vas a dormir? ¿Has hecho todas las cosas de magisterio para mañana?

-Claro, no soy tonto.

-Bueno te creeré, buenas noches Sombra.

Subió la escalera, quitó los apuntes del suelo, y se tumbó bajo su Amac. Tenía varias capas hechas de tela , bajo las cuales había una más gruesa y blanda, sujeta por cuatro patas entre las que el dormía, tumbado en el suelo. No sabía quién seria capaz de dormir sobre una superficie blanda, qué incomodidad. Si realmente esos "humanos" existían tenían un gusto pésimo. Pero qué tontería, ¿cómo iban a existir unos seres que se pasan el día discutiendo y peleándose sin motivos importantes para hacerlo? De pequeño los cuentos de tales engendros acechando sobre su Amac le daban miedo, incluso le aterrorizaban pero ahora no creía en esas mentiras hechas para que los niños conciliaran el sueño.

Sombra cerró los ojos cuando escuchó un ruido sobre su Amac. ¿Qué era eso? No había sido fruto de su imaginación, era un sonido real. No podía ser. No. Los humanos no existían. Nadie había visto uno y él no necesitaba ser el primero, viviría tranquilo creyendo que no son reales. Otra vez ese ruido. No podía ser. Era una especie de tembleque. Se movía la estructura ligeramente y no podía tener más miedo. Tenía que salir ahí y enfrentarse a él hasta quitarle la vida. "O él o yo, pensó". Respiró profundo.

De repente se armó de valor, salió de debajo de su Amac, y viendo ligeramente su silueta agarró una de las patas de ese asqueroso humano mientras encendía la luz de la mesita de noche. Quería ver cómo eran antes de acabar con él.


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⏰ Última actualización: Sep 18, 2015 ⏰

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Los monstruos sobre mi cama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora