Capítulo 1: Superficie.

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Los protagonistas de las grandes historias son grandes héroes, es obvio. Personajes con superpoderes, con mucho dinero, muy bondadosos, con mucha fuerza de voluntad, valientes como leones, o simplemente gente con suerte. Los superhéroes aceptan tener un poder enorme en sus manos, a cambio de tener la responsabilidad de ser capaces de dominarlo y de hacer el bien con él, de hacer que ese superpoder merezca la pena, ya que ¿qué pensaría la gente si Superman sólo volara para ir a por un trozo de pizza a la pizzería mas cercana? ¿O si Spiderman usara sus telarañas sólo para poder coger cosas sin levantarse? ¿Nos daría igual que la Antorcha Humana solo utilizase su fuego para encender barbacoas o cigarros de algún pobre hombre al que se le ha olvidado el mechero camino al trabajo?

Por desgracia Blanco carecía de la oportunidad de elegir si quería salvar al mundo o ir volando a por comida rápida esa noche, era un chico normal, obsesionado con los cómics y con la música, y como la gente normal tenía que ir andando a por la cena o pagar el importe extra por el servicio a domicilio, fantaseando con la esperanza de que pasara algo que cambiara completamente su vida.

Blanco llevaba 18 años viviendo en la misma ciudad, con la misma gente, y las mismas situaciones día tras día, y el haberse mudado a una nueva ciudad hace un par de meses no le hacía especial ilusión, sobre todo cuando el plato más suculento al que podía aspirar era una hamburguesa con queso reseca que llevaría mas de una hora hecha esperando que alguien se le comiera y acabara con su penosa existencia en un pequeño local de comida a domicilio a pocos minutos de su casa. Cómo echaba de menos la comida de su madre. Por lo demás el sitio no estaba del todo mal. Era la ciudad más al sur de la provincia más al sur de la región más al sur del país más al sur de todo su continente, y quitando la comida y que su universidad estaba a más de media hora en bus, era un sitio más que aceptable para empezar la carrera de Ingeniería. No le hacía especial ilusión pero la gente era bastante simpática y las clases se hacían llevaderas.

No era un chico muy alto, pero tampoco era bajo, ni muy moreno ni muy blanco y ni muy gordo ni muy flaco. Tenía el pelo cortado en una especie de media melena algo descuidada y una barba de dos semanas que empezaba a necesitar un recorte.

Por fin llegó al sitio 'Kebab Hassan III' ponía el cartel luminoso sobre la puerta del local (el cual pedía a gritos un poquito de agua con jabón).

-Chico otra vez tu por aquí, a este ritmo vas a hacerme rico -dijo Mo riéndose- ya es la tercera vez que vienes esta semana, y estamos a Jueves. Supongo que quieres lo de siempre ¿no?

-Sí, una hamburguesa con queso, unas patatas y una cola light -respondió sin devolverle la sonrisa. Llevaba desde que llegó frecuentando ese bar y la verdad que Mohammed o Mo como a él le gustaba que le llamaran, había sido siempre muy agradable con él.

-¿Una coca cola light? ¿A caso estas a régimen? -bromeó Mo, pero Blanco seguía mirándolo sin apenas inmutarse- ¿que pasa chico? te noto hoy incluso más serio que de costumbre.

-Nada, anoche dormí poco porque tenía que entregar un trabajo y estoy deseando cenar, llegar a casa y acostarme.

Cogió uno de los periódicos que estaban depositados en la barra y se dirigió a una de las mesas del fondo bajo una tele colgada de la pared la cual echaba un programa en árabe, idioma que él (obviamente) no entendía. Bajó la cabeza a la portada, y bajo una enorme noticia sobre la nueva temporada de Gran Hermano, encontró una noticia más que curiosa, que hablaba sobre un delincuente el que llevaba varios días robando e hiriendo a diferentes personas en aquella ciudad, y al que aún no habían podido identificar. Era curioso, esto llevaba pasando semanas y él era la primera vez que oía hablar de este suceso.

Minutos después estaba saliendo con su pedido y andando camino a casa, mientras pensaba en cómo reaccionaría si de repente ese misterioso delincuente estuviera esperándole detrás de alguna esquina. "Podría golpearle y huír, o quizás enfrentarme a él y detenerle, así mi vida cambiaría y sería un héroe. La gente me adoraría... Ya veo los titulares 'Blanco detiene a un delincuente en busca y captura salvando la ciudad'. Así quizás podría dedicarme a algo mejor que a esto". Pero por suerte o por desgracia llegó a su casa sin que pasara nada extraordinario. Subió las escaleras de aquel piso algo viejo pero bastante bien cuidado hasta llegar al primero sacó la llave y le dio una vuelta, creyendo que lo había dejado cerrado con alguna más. Entró en su pequeña casa. Se sentó a cenar mientras veía una serie americana sobre un grupo de amigos que quedaban en un bar, era nueva pero le sonaba a todo lo que ya había visto antes, y dejando la mesa llena de los envoltorios de la cena pensando que ya lo limpiaría al día siguiente se fue a la cama. Leyó un rato un cómic de Batman que ya se sabía de memoria pero que no llegaba a cansarle, y se acostó.

No podía dormir. Había pasado más de media hora y seguía sin poder dormir. Le frustraba la situación. Tanto sueño para llegar a su cama y no poder dormir. No sabía que hacer cuando de repente escuchó algo moverse. Se quedó muy quieto. "Habrá sido mi imaginación" pensó. Pero de repente escuchó ese ruido de nuevo. Era un sonido como de ropa rozando una pared... o un suelo, ya que el sonido venía de debajo de su cama. Lo primero que se le pasó por la cabeza fue que el delincuente había entrado a robar en su casa y estaba debajo de la cama escondido, y por eso la puerta no estaba tan cerrada como él la dejó. Era su momento de gloria, ¡el momento de demostrar que no era uno más, y que estaba hecho para cosas más grandes! Pero como persona humana que era metió la cabeza bajo sus sábanas y deseó con todas sus fuerzas a que fueran imaginaciones suyas o a que el visitante no deseado se fuera conformándose con llevarse un par de cosas y dejándolo tranquilo a él.

Pero esto no pasó. De repente una mano le agarró el brazo sobre las sábanas y encendió la lámpara de la mesita de noche, alumbrando la situación y haciéndole desear una y otra vez no haberse mudado a ese sitio nunca.



Los monstruos sobre mi cama.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora