Capítulo 7: Sentencia de muerte.

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―¿Crees que este vestido me queda bien?

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―¿Crees que este vestido me queda bien?

Noah levantó la mirada de su móvil para mirarme. Me balanceé sobre mis pies descalzos mientras Noah me examinaba sin ningún tipo de vergüenza. Igual no había sido tan buena idea quedarme sola con él mientras su madre y su hermana habían ido a mirar zapatos.

Después de mi confesión, es decir, de que me bajara la regla, se había quedado en shock hasta que yo le había agarrado y le había arrastrado hasta la farmacia más cercana. Habíamos comprado unos tampones y unas pastillas para los cólicos. Incluso me había acompañado dentro del baño de chicas para asegurarse de que estaba bien. Por lo visto, en la familia de los Evans la regla no era un tema muy hablado. No obstante, yo, al haber estado toda mi vida conviviendo con dos varones, estaba más que acostumbrada a sus reacciones exageradas.

―Ese vestido, decididamente, hace que sus tetas parezcan más grandes.

Puse los ojos en blanco y miré hacia abajo, hacia el vestido. La verdad es que no me gustaba mucho, demasiado rosa para mí. Ni siquiera lo había elegido yo, sino Christie. Dijo qué, cómo iba a ser una de las damas de honor, necesitaba el vestido perfecto.

―Gracias, Noah. Pero tus opiniones me valen mierda. -Me encogí de hombros y corrí la cortina del probador para ponerme otro vestido.

―¿Entonces para qué me preguntas? -preguntó, sonando desconcertado. La verdad es que él no tenía la culpa de que me hubiera bajado la regla, así que intenté relajar mi tono.

Esta vez, me puse un vestido negro. Este lo había elegido yo, y la verdad es que era bastante bonito: era de color negro y me daba un aspecto elegante. La parte de arriba estaba bordada con encaje, y en la parte trasera del vestido había una gran abertura que mostraba toda mi espalda. Corrí la cortina del probador para enseñarle a Noah el vestido.

―¿Qué te parece? ―cuestioné, dando una vuelta sobre mí misma para que lo viera mejor. Estaba satisfecha con este vestido, creía que era el definitivo.

―Creía que mis opiniones valían mierda para ti ―respondió ladeando la cabeza.

―Cómo. Me. Queda. El. Vestido.

Hey, había dicho que iba a intentar suavizar el tono... No que fuera a hacerlo.

Noah alzó sus brazos en señal de inocencia y se cruzó de brazos, evaluándome de nuevo. Me di la vuelta para que viera la abertura de mi espalda. Solté un bufido de impaciencia mientras esperaba a que Noah diera su veredicto. Cuando me giré para observar la expresión de su cara, le descubrí rascándose la barbilla con aire pensativo, como si se tratara de un gran filósofo. La escena me hizo sonreír.

―Mhmm... No diré que estás perfecta, pero creo que has despertado a mi amigo.

No lo entendí. Fruncí el ceño sin comprender mientras que él me observaba, con las cejas alzadas, esperando mi reacción. ¿A qué se refería? ¿A su amigo? ¿Cómo iba yo a despertar a su amigo? Lógicamente, estaría en su casa...

Viviendo con los Evans © [Evans 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora