Capítulo 1: La familia Evans.

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No

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No. Ni hablar del peluquín. De ninguna manera.

Mi cara se deformó en una mueca de desagrado al observar el vestido que mi padre había dejado sobre mi cama. Era de color negro, demasiado corto y demasiado ajustado para mi gusto. Y ya ni hablar de los zapatos, los cuales mi padre me había comprado para esta ocasión especial. Lo siento, papá, te voy a defraudar.

Como pude me metí en el apretadísimo vestido, con unas medias oscuras debajo. Mis piernas blanco nuclear podían dañarle la visión a alguien, no quería eso. Aunque, pensándolo bien, dejar ciegos a los Evans no sonaba como una mala idea...

Tiré los repulsivos zapatos llenos de purpurina a un lado de la habitación y cogí mis zapatillas negras favoritas. Luego me pasé el cepillo por el pelo apresuradamente y me lo recogí en una coleta mal hecha. Me acababa de duchar y el pelo aún estaba húmedo. No quería que nadie se asustara con mis pelos de loca. Saqué un par de mechones de mi coleta y, satisfecha con mi aspecto, salí de mi habitación.

Andaba ensimismada en mis pensamientos, cosas como maneras de asesinar a Connor, Summer y Noah ahora que íbamos a vivir juntos. Siempre podía meter una cucaracha en su almuerzo o sustituir sus cereales por hormigas... ¡uh, eso sonaba bien! Mis pensamientos se interrumpieron cuando me di de bruces con un muro de músculos y huesos también denominado Logan, mi hermano.

—¡Hola, hermanita! —me saludó con una sonrisa. Le sonreí de lado. Mi hermano y yo estábamos unidos. Nos gustaba pasar tiempo juntos, compartíamos gustos y nos contábamos todo. Él era mi ejemplo a seguir. Mi padre también, por supuesto, pero mi hermano había cuidado de mí en los momentos en los que más necesité a la madre que nunca tuvimos. Logan era fuerte, inteligente, protector, divertido. Muchas personas se llevan mal con sus hermanos, pero nosotros éramos como uña y carne, siempre lo fuimos. Él paseó su mirada por mi atuendo, después alzó ambas cejas—. ¿Crees que papá te dejará bajar ahí con esas pintas?

Bajé mi mirada a mis zapatillas deportivas y me ajusté la coleta, balanceándome sobre mis pies. Dejé caer los brazos a los lados de mi cuerpo, sin saber qué estaba mal. ¿Qué tenía de malo?

—¿Qué pasa?

Él se encogió de hombros, con actitud misteriosa.

—Sólo te aviso de que, si bajas así al salón, no subirás viva aquí arriba.

Rodé los ojos, Logan era un exagerado, aunque puede que tuviera razón. Mi padre era un fiel seguidor de la moda, algo cuestionable cuando veías los zapatos que me había dado para esta noche. Probablemente le diera un infarto cuando me viera así vestida.

—No pienso estar delante de Noah y Connor Evans con un vestido con el que enseñe medio culo, Logan. Probablemente soy una de las únicas chicas que no se han tirado de todo el instituto.

La sonrisa de mi hermano se agrandó aún más. Era increíble como hablar de algo relacionado con el sexo le ponía feliz de inmediato.

—Seguro que hasta se han acostado con su hermana —resoplé. Connor y Noah eran los típicos chicos que se habían cepillado a toda la población femenina de la ciudad, excepto a unas desafortunada, para mí afortunadas. Y Summer... bueno, ella era lo mismo, pero en el género contrario. Tenía al ochenta por ciento de la población masculina detrás de ella. Claro que el otro veinte por ciento eran homosexuales.

Viviendo con los Evans © [Evans 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora