Crying

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Canción en el multimedia: The snow prelude de Ludovicio Einaudi. La he colocado porque creo que es perfecta para imaginarse a el lugar y a la chica tocando el piano. Sientan la música y el sol cálido tocarles la cara. Ahora están preparados para leer esta historia. Espero que les guste 

Nombre del capítulo en español: Lamento

Recuerden que pueden proponer canciones, la única regla es que tengan el piano como instrumento principal, pero pueden tener voz mientras el piano se note :)

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Nota, tras nota. Lágrima, tras lágrima. Día, tras día. La soledad reina en aquella habitación, llenándolo todo con su presencia fantasmal.

Polvo, decadencia, parece que todos los colores han desaparecido entre aquellas pareces. Solo se adivina el rosa debajo de aquella sábana que lleva mucho tiempo sin ser levantada. El pálido recuerdo de un pasado alegre y lleno de melodías que lo llenaban todo

Ahora solo hay silencio. Y tal vez, el suave roce de las cortinas, moviéndose al compás del viento que entraba por la ventana entreabierta. Como a ella le gustaba dejarla.

Papeles con canciones olvidadas, tirados por el suelo. Y sin embargo, el único del que desconocía su existencia, se mantenía como el primer día. Aquella triste melodía que lo acompañaría hasta sus últimos días.

Palabras, promesas rotas y muerte. Es lo que le viene a la mente cada vez que tiene el valor de abrir aquella estancia. Parece mentira que le recordara solo los malos momentos, en vez de tantos buenos que había reunido el lugar a lo largo de los años

De todas formas, aquellas notas no son más que el conjunto de objetos que le pertenecieron a ella y que aún siguen en aquella casa. Recalcando su ausencia, provocando un denso silencio.

Sus pasos no se oyen mientras camina sin rumbo fijo por las alfombras de vivos colores, ahora apagados por la espesa mugre que los cubre. Se acerca una vez más a su final, aunque nunca termina de ser destruido, solo pierde poco a poco aquellos escasos recuerdos que ella le dejó.

Siempre parándose a poca distancia de aquel piano, a punto de que sus dedos puedan rozar la suave sábana que lo cubre. Y entre la neblina provocada por la escasa luz que entra por la ventana, le parece verla de pie, como si hubiera vuelto al pasado.

Cuando la vio por última vez.

Allí, acariciando con un cariño que jamás llegó a otorgarle a él, se alzaba con aspecto fantasmal la persona que más había querido.

Caminó por la estancia, buscando un poco de su perfume, de eco de su risa, de la suavidad de su piel. Quería volverá tocarla, a abrazarla y retenerla para que su promesa siguiera viva.

Todo seguía igual, la ventana sin cerrar del todo, el piano arropado y protegido, las miles de canciones que ella había compuesto esparcidas por el suelo... Pero el polvo y el silencio, dejaban claro que ella ya no estaba.

Que se había ido, para jamás regresar.

Entonces, reparó en aquel papel, en el cual parecía no pasar el tiempo. Con la tinta brillante y un color blanco que empezaba a coger un tono amarillento.

El lamento del piano rosa.

Le sorprendió que no le sonara el nombre, ella solía hablarle de todas las canciones que componía. Y sin embargo, jamás dijo una sola cosa de aquella.

Algo en su interior dio el vuelco, pensó que tal vez aquella debía de ser su última pieza. Tan precipitada fue su partida, que igual se olvidó de contárselo.

Por supuesto, se equivocaba.

Pero para alguien con el corazón roto por la pérdida, cualquier hilo de esperanza es mejor que la terrible realidad de que nada va a ser como antes.

Que ella jamás iba a volver, por mucho que esperara.

Con dedos temblorosos, alzó la sábana que cubría su bien más preciado. De un color rosa suave, con las finas teclas blancas donde ella había puesto sus pequeñas y delicadas manos.

Aquel piano que parecía haber sido construido para ella.

Recordaba el momento en que lo vio por primera vez. Entre miles de subastas, parecía tan triste y abandonado. Parecía que ya nadie lo quería, solo, deteriorado por el abandono de los años.

Pero ella se enamoró de él al instante.

Le encantaban los objetos rotos, por el solo placer de devolverlos a la vida. Por eso le hizo tan feliz ayudarle a que cantara de nuevo,

Él también estaba roto, pero ya nadie quería arreglarlo.

Puso con delicadeza la hoja en el atril. Observó las escasas notas escritas a mano, intentando recordar lo que ella le había enseñado. Eso era un La, o tal vez un Si...

Fue tocando las notas, con la torpeza del que no sabe cómo mover los dedos. Pero nota tras nota, creó aquella triste melodía que jamás había oído pero que la sentía tan cercana.

Parecía como si estuviese escrita para él.

El silencio que parecía llenar el lugar, fue substituido por un leve lamento. Aquel hombre de ya avanzada edad, que recordaba un pasado que jamás volvería, tocó aquellas notas una y otra vez.

Sin saber, que aquella canción no fue compuesta por ella

Aquel lamento, había sido escrito años atrás por una madre rota por el dolor, o tal vez por una niña caprichosa que murió envuelta en sus deseos y rosas.

Murió esperando que ella volviera. Recordando sus últimas palabras:

―Solo me voy por unos días, papá.

Pero lo que fueron unos días se convirtió en semanas, meses, años.

Y aquel padre que seguía esperando, murió por el lamento que un piano rosa creó.

Para cuando su hermana, con esa nariz arrugada eternamente por el disgusto, llegó al caserón con un marido y una hija igual de desagradables, él ya se había ido.

Tal vez, volvía a reunirse con su hija.

Y pesar de que todas aquellas bonitas melodías creadas por aquella joven, se perdieron en el olvido, aquel piano siguió respirando. Silencio, pero respirando.

Porque la música no entiende de ataduras...

Y los recuerdos no pueden silenciarla.

The crying pink piano (El lamento del piano rosa)Where stories live. Discover now