"No tomes lo que no te pertenece "–me susurró una voz maliciosa y demoníaca–. Sal de aquí.
El viento comenzó a hacerse violento de un segundo a otro, me estremecí, las voces empezaron a hablar y a susurrarme cosas inentendibles, era como si escuchara mil voces de distintas personas hablando al mismo tiempo, no logré entender ninguna de sus palabras excepto una de ellas, una de las voces dijo su nombre..., "Jorge", esa palabra podía distinguirla sin problemas entre cualquier muchedumbre, esa palabra para mi resaltaba más que cualquier otra... Su hermoso nombre. La niña ladeó su cabeza mientras me miraba con sus ojos diabólicos.
—Ven a jugar conmigo.—me dijo sin siquiera mover sus labios, pero aun así supe que era su voz porque era la misma horrorosa voz que había escuchado la noche anterior diciéndome exactamente las mismas palabras.
Mi cuerpo empezó a temblar y comprendí que estaba comenzando a tomar movilidad, sacudí mi cabeza de un lado a otro y en cuanto supe que podía hablar susurré "Jorge", acto seguido: la niña se desvaneció y desapareció en mis narices sin dejar rastro. Todo se silenció nuevamente. Aún con lágrimas en los ojos miré mi muñeca y alrededor de esta estaban marcados cada uno de los dedos de ella. Corrí en busca de Diego y lo encontré en la sala secando su cabello con una toalla y vestido con ropa nueva.
Él ni siquiera notó que mi rostro estaba bañado en lágrimas. Esa noche yo no le comenté nada de lo que había visto a Diego, y ambos dormimos cada uno en un sofá. Me desperté exasperada cuando sentí unas grandes manos tomar mi rostro con fuerza haciéndome daño, al abrir los ojos descubrí a Diego sobre mí con un gesto en el rostro que destilaba furia.
—¡Estabas diciendo Jorge!.—gritó—. ¿Ése es el tipo con quien estuviste la otra noche no
es cierto?
Diego estaba furioso, manaba fuego de sus ojos.
—¿Por qué lo mencionas a él mientras duermes?.—continuó a gritos.— Dime quién es ese tal
tipo. Dímelo de una buena vez, Martina.
—Yo... —dije asustada–. Yo... Diego ...
Vi a Diego alzar su mano para golpearme y cerré los ojos, seguidamente sentí su mano abofetearme y mi mejilla arder adolorida.
–¡Zorra! –me insultó.
Contuve mis lágrimas por orgullo, me mantuve callada y en extremo silencio. Ya todo empezaba a hartarme, los golpes, los maltratos, los gritos, los insultos y Diego con su temperamento asesino. ¿Cuánto tiempo más podré soportarlo? A la mañana siguiente salimos de casa y nos las arreglamos para desayunar en una panadería pan tostado junto con un café, alcanzó el dinero de Diego únicamente para comprar aquello.
Mientras comíamos en las mesas de la panadería Diego me mencionó que había contratado a un tutor de tiempo completo para que me enseñara a leer y algunas otras cosas con un dinero que le pagaron, mi rostro se iluminó con una sonrisa cuando Diego habló de esto.
Ese día conocí a Ruggero, un joven de apenas unos diecisiete años, nunca imaginé que un chico tan joven podría ser tutor pero me sorprendí al escucharlo hablar, sabia de todo lo que puedas imaginar, sabia sobre arte, ciencias, historia, mitología, libros, anatomía, astrología, pintura, música y podía hablar castellano, inglés , francés, alemán, portugués, italiano y latín. Era guapo e inteligente, también bastante serio y parecía un poco tímido, él nos acompañó a Diego y a mí durante todo el día mientras me explicaba la historia de cada monumento que veíamos en las calles de Roma. Me deslumbré al notar que este joven si me daba un buen trato, me explicaba cada cosa con absoluta paciencia y me hablaba calmadamente sonriéndome y sin malas caras. Comprendí que no todos en el mundo eran malos sino que yo solo conocía a los malos.
Ruggero Pasquerelli no me juzgaba por parecer una salvaje y una bruta, llegó a decirme que yo era muy inteligente y talentosa. Diego pareció estar molesto todo el día viendo a Ruggero tratarme bien y hablar conmigo cómodamente, era la primera vez que alguien conversaba conmigo y me hacía sentir tan cómoda.
–Ya vuelvo –dijo Diego cuando llegamos a una casa descuidada y fea escondida en un callejón– Iré a hablar con un tipo peligroso, será mejor que te quedes aquí afuera Martina. Tu Ruggero vienes conmigo.
– Diego, no pensarás dejarme sola.
–Yo puedo quedarme si te da miedo estar sola –se ofreció Ruggero.
–He dicho que vendrás conmigo –dijo Diego con enojo–. ¿Qué acaso eres sordo?
–No quiero estar sola, todo está oscuro y me da mucho miedo.
–Cállate y quédate aquí, no te muevas –me ordenó Diego con enojo.
Diego y Ruggero se acercaron a la fea casucha y Diego llamó a la puerta golpeándola con el puño cerrado repetitivamente. En seguida la puerta se abrió y un haz de luz proveniente de la casa iluminó la calle. Diego junto con Ruggero entraron sigilosamente y la puerta se cerró. Me quedé sola, yo estaba a lo lejos atenta para ver a Diego y Ruggero salir, las calles no abundaban de personas, y de vez en cuando se escuchaban ruidos de autos pasar a toda velocidad por la avenida. Seguía de pie como una idiota estatua sola esperando cuando escuché a lo lejos el ruido aparente de una motocicleta seguido de un espantoso grito de miedo de una mujer. Me asusté tanto que estuve a punto de correr hasta la casucha aquella y rogar que me abrieran la puerta, pero en lugar de eso me senté al final del callejón en el sucio suelo en un rincón casi escondida.
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Enamorada de un Demonio (a d a p t a d a)「 J o r t i n i 」
Fanfiction"El Destino nos volvió a unir" "Eres un demonio pero al mismo tiempo te amo como nunca antes" "¿tu hermano o tu?" "Me haz salvado" (Novela Adaptada) #1 en "martinastoessel" el día 30 de Julio de 2018. #1 en "jorgeblanco" el día 30 de Julio...
