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Michael

No esperaba que Luke aceptara venir conmigo hacía el lugar tranquilo que mencione, habíamos tomado un autobús y hace unos 20 minutos comenzamos a caminar hacía la playa que conocí días atrás cuando tomé el autobús equivocado.

—¿Falta poco?—Preguntó impaciente y yo solo reí.—Oh vamos, Michael. No te hagas de rogar.—Volví a reír porque me encantaba ver como arrugaba su nariz cuando se molestaba. Él se detuvo y se cruzo de brazos.

—Di las palabras mágicas.—Sacudí su cabello  y él bufó alejando mi mano de su cabello para peinarse hacia un lado.

—¿Bidi baditi bu?—Preguntó con una sonrisa. Me sorprendía lo inmaduro que era Luke algunas veces.

—¿Es enserio?—Dije fastidiado. Al parecer eso le causo gracia ya que comenzó a reír mientras con su mano tapaba su boca tratando de calmarse.—Mi...—Alargué la "i" para que el pudiera terminar la palabra.

—Mikey.—rodó los ojos divertidos y yo sonreí victorioso.

—Así esta mejor.—Digo mientras comenzamos a caminar nuevamente, me detuve. Él imito mi acción.—Pero olvidaste decir "Mikey eres el más lindo"

—Mikey eres el más idiota.—Él me empujó para seguir avanzando, yo pasé mis brazos por su cintura abrazándolo.

—Y tu eres un amor, Hemmings.—Susurró en su oído y unas enormes ganas de besar su cuello aparecieron en mi. Él se tenso al sentir mi respiración en su cuello así que se alejó de mi rápidamente. Me golpeé mentalmente por hacer eso pero a él no parece importarle.

Un silencio incomodo se formo entre nosotros y yo buscaba alguna manera de arreglar eso, pero nada se me ocurría. Caminamos dos minutos más y llegamos a una playa, era algo simple pero para mí era algo muy hermoso que ver.

—¿Una playa?—Preguntó Luke mirándome de reojo y yo asentí.

—Es más que eso, solo sígueme.—Tomé su mano haciéndolo correr hacía las grandes rocas que se encontraban ahí, él se quejo porque se encontraba muy cansado como para correr.

—Michael...—habló en voz baja soltando mi mano y deteniéndose con la respiración agitada. Yo me quedé parado con él esperando a que recuperara el aliento suficiente para escalar las rocas, una idea loca pasó por mi mente. Pasé mis brazos por sus piernas levantándolo en el aire y él se aferra rápidamente de mi cuello, como sí fuésemos recién casados.—¿Qu-qué haces?—tartamudeó y yo empecé a reír. Con dificultad subí con Luke en mis brazos aunque casi tropiezo varias veces llegamos arriba. Lo solté con cuidado y el se sentó en la orilla de la roca colocando su bolso en sus piernas.

—¿Ves? Es todo más lindo de arriba.—dije con una sonrisa observando el mar.—¿Sabes por qué el mar es salado?

—No, ¿Por qué?

—Porque todo lo dulce te lo llevaste tú.-digo con una sonrisa y él me mira de reojo arrojándome un lápiz.—¡Hey!

—Eres un idiota.—Murmura volviendo a mirar al frente. Otro silencio se formo pero este era diferente, se sentía bien. El sonido del océano y la brisa nos hacía bien, nos hacía bien para olvidar los problemas. Especialmente para Luke, quién parecía tener bastantes pero no quiero preguntarle sobre ellos, solo quiero que los olvide. Pude notar durante el camino moretones en su cuerpo y sus ojos mostraban cansancio, quería hacer sentir mejor a Luke.

Miré a Luke observando su cabello rubio ser revuelto por el viento, tenía su cuaderno negro en el que siempre escribía y hoy no era la excepción, unas lágrimas recorrían sus mejillas cayendo por su mentón. Cerró sus ojos repitiendo "No llores, no lo hagas." mientras pasaba sus manos, limpiando sus lagrimas.

—¿Qué es lo que escribes?—Pregunté tratando de leer el cuaderno que traía siempre Luke entre sus cosas sentándome al lado de él.

—Razones.—Contestó mientras dejaba de escribir pero seguía sin observarme y eso me irrita.

—¿Razones de qué?—Pregunté más confundido que al principio.

—Razones para vivir.—Dijo con un hilo de voz levantando su mirada para encontrarse con mis ojos, haciendo que mi corazón se detuviera con aquella mirada llena de tristeza.

Ninguno de los dos dijo nada, yo pasé mis brazos por su cintura atraiéndolo a mi cuerpo para formar un abrazo que Luke recibió algo tímido colocando sus brazos alrededor de mi cuello. Nuestros cuerpos formaban uno solo con un simple abrazo, sentía que eramos un rompecabezas que después de tanto tiempo de estar guardados, habíamos encontrado la pieza que faltaba para completarnos.

Luke era la pieza que faltaba en mi rompecabezas y espero que el piense lo mismo de mi.

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