f i v e

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Michael

El rubio hoy estaba vestido con algo de color azul haciendo que me sorprendiera un poco, solo lo había visto usar cosas negras. Él me miro confundido e incomodo porque me quedé viéndolo de pies a cabeza. Decidimos caminar hacia la escuela juntos, otra vez.

—Pensé que solo vestías de negro.—comenté levantándome del asiento para comenzar a caminar. El hizo lo mismo.

—¿Estás diciéndome emo?—Preguntó divertido. Se veía alegre y me gustaba, estaba con un diario negro entre sus manos. Ayer también lo vi con él, estaba escribiendo en el con una gran sonrisa en la clase de Biología cuando notó que estaba observándolo, cerró el diario rápidamente y volvió su vista al frente. Como sí estuviera escribiendo sobre mí.

(...)

Estábamos sentados en el pasto en una situación algo extraña porque esta vez Luke era quién ponía un tema de conversación y yo asentía, se veía muy energético. Le dí un mordisco a mi sándwich escuchando como empezaba a hablar sobre los pingüinos y lo tierno que eran.

—¿Estás drogado?—Pregunté extrañado y él se rió sonoramente provocando que algunas personas nos voltearan a ver. El negó con su cabeza.

—Los medicamentos me vuelven loco.—Susurró para que no escuchara, supongo pero terminé haciéndolo de todos modos. No decidí preguntar para no arruinar la felicidad que traía.

El timbre sonó así que tuvimos que levantarnos, él dijo que quería orinar. Yo reí y seguí caminando hacía la siguiente clase, me senté esperando a Luke. Pero no apareció. El profesor ya había comenzado con su clase, todos estaban sentados y yo estaba preocupado por Luke que no entró a clases.

—Mierda, Luke...—murmuré cuando la clase terminó, miraba por todos lados buscando al rubio pero no estaba por ningún lado. Tampoco conocía toda la escuela como para darme el lujo de buscarlo en cada rincón. Pensé algunos segundos.

Él dijo que iría al baño, ¿Como no se me ocurrió buscar allí desde un principio?

Escuché unos sollozos cuando entré al baño así que caminé hacía ellos, golpeé la puerta.

—¿Luke?—Pregunté en voz baja. Los sollozos pararon y la puerta se abrió lentamente.—Oh dios, ¿Qué te paso en la cara?—Exclamé preocupado acercándome a él para tomar su cara.

—No te importa.—Me empujó débilmente y comenzó a caminar, yo fui más rápido y lo tomé del brazo. Él miraba al piso mientras sus lágrimas recorrían su rostro y sentí mi corazón detenerse al verlo en esa situación. Tenía moretones y el labio le sangraba, su ojo tampoco estaba en una mejor situación, estaba morado e hinchado.—Me estás lastimando, suéltame.—dijo con un hilo de voz. Yo lo solté.

Lo que menos quería era lastimarlo.

—¿Quién te hizo esto?—Pregunté lleno de rabia apretando mis puños. Él negó con la cabeza.—Cuéntame, Luke.—Tomé su mentón para que me mirara a los ojos.

—¡No!—Gritó alejándome de él.—Deja de querer ser mi amigo, no fingas que te importo. Yo sé que no es verdad, ¿Por qué yo te importaría tanto? Solo nos conocemos hace 5 días, no tenemos nada en común. Solo que tomamos el mismo autobús, ¡No sabes nada de mi y yo no sé nada de ti! Deja de desperdiciar tu tiempo con una basura como yo.—Movía sus manos con exageración y sus palabras cada vez me dañaban más. Pero, estaba lastimado. Física y psicológicamente. Se fue de allí dejándome solo, con las palabras en la boca pensando en qué tenía razón.

No eramos amigos.

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