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La perspectiva, el punto y ángulo exacto desde el cual se pueda disfrutar de la compañía de la persona a su lado, recuerdos y sensaciones de una tarde pueden variar dependiendo de cuánto tiempo pase antes de que Do Kyungsoo recuerde que Jongin va a cumplir un año con su novia.

Es increíble el contraste de tenerlo en mente con simplemente olvidarse de ello. Podría embelesarse de las sonrisas de Jongin, de sus abrazos y caricias ocasionales, llenarse de aleteos en su abdomen y calor en sus mejillas; podría escapar completamente de esa nube que lo sigue y ser sostenido por siempre por Jongin.

Pero también está el otro lado; en el cual la culpa y los está mal se apoderan y repiten mecánicamente en sus oídos por una voz hipotética, donde la nube se vuelve fangosa y se pega a su estructura, y la pena lo hace lagrimear en su cama, y siente algo que según los síntomas se llaman celos. Porque sabe que los fines de semana que Jongin rechaza ir a su casa es porque va visitar a su novia, y no es un debo salir a hacer algunas cosas, como suele excusarse.

Jongin nunca le ha dicho directamente que viaja a su antigua ciudad para ver a la chica, pero Kyungsoo lo sabe, es algo obvio.

Jongin omite información, evita, le quita importancia; pero Kyungsoo pierde el punto de eso, y presiona, pregunta. Lo diga o no en voz alta, el efecto es el mismo a final de cuentas.

No es como si fuese tan tonto.

A veces Kyungsoo se ríe internamente del comportamiento de Jongin, pero es una risa amarga y llena de sarcasmo, que nunca ha tenido la fuerza suficiente para salir por su boca. Los dos son conscientes de que hay algo entre ellos, ya que incluso la madre de Kyungsoo se ha dado cuenta de que a su hijo le gusta un hombre. Pero no dice nada; como si el hecho de que su hijo tenga otras preferencias pudiese cambiar algo en su adoración por él. Ridículo.

Aunque hay un problema, y constantemente Kyungsoo asume que el problema es él. Pero cuando Jongin toma su cintura, acaricia sus manos, inhala el olor de su cabello limpio o da besos en la punta de su cabeza algo le dice que en realidad no hay problema alguno.

Kyungsoo odia a la novia de Jongin.

El año escolar está acercándose a su término, y ambos piensan y planea lo que harán una vez hayan terminado los exámenes. Chanyeol llamó a Kyungsoo la noche anterior para invitarlo a quedarse en su casa en Busan, al contrario de como lo hacían siempre, ya que él era quien usualmente invadía su casa durante una semana y media o dos. Kyungsoo no respondió, sin embargo, claramente a la invitación, diciendo que aún debía asegurarse de tener buenos resultados en los exámenes antes de pensar en salir.

Al finalizar la llamada se preguntó por qué le mintió así a Chanyeol.

Y así llega esa tarde un poco -solo un poco- calurosa dentro de la biblioteca, a excepción de dos personas. Jongin abre una caja de esa especie de galletas largas y delgadas como ramas llamadas pepero o pocky, como sea, el nombre varía dependiendo de si la caja es japonesa o coreana. No es un gran tema. No importa mucho eso, tampoco.

Kyungsoo levanta su cabeza de la mesa al escuchar el sonido del plástico siendo rajado, y observa a Jongin escoger uno cualquiera y sacarlo. Kyungsoo solo mira, curioso, cómo Jongin pone un extremo en su boca, sujetándolo entre los dientes y se acerca a él. El chico se aleja en acto de reflejo.

-Abre tu boca -asculla Jongin con los dientes cerrados, manteniendo la galleta en su lugar.
-Solo un mordisco -insiste divertido y se acerca más a Kyungsoo, quien vuelve a alejar su cabeza instintivamente. Las cejas de Jongin se fruncen.
-Vamos, Soo, dijiste que lo comerías conmigo.

Un poco de Felicidad; KaisooWhere stories live. Discover now