UNA HISTORIA ANTES DE DORMIR

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La enfermera Nora y yo no somos exactamente los mejores amigos. Ella no entiende que no quiero dejar a Ana ni por un segundo, ahora que está despierta, ni siquiera cuando le tienen que quitar el catéter para que pueda orinar. No veo por qué Ana se siente tímida de que yo esté aquí porque conozco cada parte de su cuerpo, mejor que ella misma, pero acepto a regañadientes su terca insistencia de que deje la habitación, sólo por un par de minutos.

Taylor y Sawyer están en la sala de espera, negándose a irse hasta que no haya noticias de mi esposa. Supongo que se sienten culpables de lo que le ha sucedido a Ana estando bajo su vigilancia, y ambos están seriamente cabreados porque no confiara en ellos.

Ambos saltan de sus asientos cuando asomo la cabeza por la puerta.

-La Sra. Grey está despierta.

-¿Cómo está, señor?

Pregunta Taylor. 

-Ella parece estar bien. Débil como un gatito pero igual de molesta y terca como siempre.

Consigo esbozar una pequeña sonrisa, la primera del día. Sawyer cierra los ojos y parece rezar, mientras que Taylor lanza un suspiro de alivio mientras se friega las manos por la cara. Los dos hombres se ven como una mierda.

-¿Hay cualquier cosa que podamos hacer? ¿Algo que podamos conseguir para la Sra. Grey?

Pregunta Taylor. Él ha estado trayéndome de comer mientras he estado de vigilancia al lado de la cama de Ana, probablemente bajo instrucciones de Gail. Ni si quiera me he dado cuenta de lo que ha traído, sólo he usado la comida como combustible para seguir adelante, mientras cuidaba de Ana.

-Te lo haré saber. Tengo que volver ahora.

Cuando camino de vuelta a la habitación, a pesar de las protestas de la enfermera Nora, ciertamente no voy a permitir que Ana vaya sola hasta el baño, ella está tan débil que podría caer y hacerse daño. Así que cuidadosamente la ayudo a levantarse de la cama, disfrutando de tenerla entre mis brazos de nuevo, pero preocupado por lo liviana que la siento. Claramente a perdido peso de nuevo.

A pesar de sus protestas, insisto en que deje la puerta del baño abierta , ya que apenas puede sostenerse sentada. La llevo de vuelta a la cama cuando acaba, porque no quiero sortarla, pero sé que tengo que hacerlo. Al menos por su terquedad y su insistencia en hacerlo ella sola sé que realmente tengo a mi Ana de vuelta.

Mientras la enfermera revisa su presión arterial, le pregunto como se siente, preocupado de que esté muy dolorida por las heridas. Ella tiene una fractura de cráneo por el amor de dios.

-Confundida. Dolorida. Hambrienta.

¿Ana tiene hambre?

Dice que quiere sopa. Conociendo a Ana, supongo que no ha comido bien durante estos días, incluso antes de que ella se quedara inconsciente. Ignoro la protesta de la enfermera de que necesitamos la aprobación del médico antes de que pueda comer. Si mi mujer dice que quiere sopa, ella va a tomar sopa, y ninguna enfermera estúpida va a detenerme.

Tomo mi BlackBerry y llamo a Taylor usando el marcado rápido.

-Ana quiere sopa de pollo.

-Estoy en ello, señor.

-Bien, gracias.

Mientras Ana se toma el vaso de agua que ha traído la enfermera, pregunta ansiosamente por Mia, y si Hyde realmente la tenía secuestrada. No quiero entrar en detalles en este momento cuando está volviendo en si, por lo que lo explico brevemente el papel que Elizabeth jugó en el secuestro de Mia, pero le aseguro que mi hermana está bien.

EN LA PIEL DE GREY 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora