Parte Unica

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Louis no tiene idea de por qué él es el que tiene que estar un sábado por la mañana en el vacío Keepmoat Stadium. Bueno, tal vez su jefe tenía algo que ver con el hecho de que tenga que andar por ahí derramando toda una jarra de aceite de freír frio sobre el suelo, durante el juego del miércoles.

Pensó que había sido divertido pretender que el suelo era una pista de hielo y así poder deslizarse con gracia desde el dispensador de salsa de tomate para entregar las patatas fritas y los perros calientes a las personas que los pidieron.

Parece menos divertido ahora, con fregona en mano y olor a cloro en su nariz. Las luces de neón en el puesto de comida son muy fuertes, pero los pasillos son tenues y estériles. Suspira, arrugando su nariz y empujando sus gafas que vuelven a caer. Tendría que haber llevado sus lentes de contacto.

En realidad, él no tendría que haberse levantado en absoluto. Había considerado simplemente no aparecerse. Odiaba este maldito trabajo, pero ayer por la noche escuchó a su madre y a Mark metidos en una pelea a gritos que lo llevaron a estar pegado a su iPod, elevando constantemente la música hasta volúmenes peligrosos. Así que cuando su madre con aspecto cansado vino a despertarlo con una taza de té, Louis no tenía el corazón para hacer que Jay se enfrentara a un hijo inútil y perezoso. 

Mierda, sabe de sobra que sus acciones lo hicieron bastante decepcionante ya.

Con el trapeador mojado en la mano, y enojado golpea el linóleo, frunciendo el ceño profundamente cuando recuerdos recientes vienen a su mente sin invitación. Había tenido una semana realmente de mierda. La cara púrpura del señor Greene se le viene a la cabeza.

*

"Fue sólo una broma, señor," le dijo, pero su voz salió menos descarada y más tenue de lo normal.

Algo era diferente esta vez, y no tuvo el placer característico al sentir la ira de su tutor. En cambio sus ojos pasaron por los muchos mapas que colgaban de las paredes detrás de la mesa.

"Una broma?! Si alguna vez vuelve a causar una perturbación tal en mi clase, habrán graves consecuencias, recuerde mis palabras Sr. Tomlinson", gritó. "Es una cosa cuando por su idiotez destruye sus propios académicos, y otra es llevar a mi clase al caos!"

Había estado en su burbuja. Y había sido divertido cuando el señor Greene dio la espalda a la junta para ver la sala llena de ellos, todos los compañeros de clase de Louis abucheando y gritando como por diez minutos.

"Lo siento, señor." dijo huecamente, negándose a mirar a los ojos del anciano.

"¡Fuera de mi clase", el Sr. Greene escupió cuando Louis no tenía nada más que decir. Tomó eso como su oportunidad de escapar y de ir hacia la puerta. Estaba casi en la salida cuando el amargado hombre dio el último golpe. "No sé por qué me molesto. De todos modos nunca llegarás a nada."

Y entonces los lentes de Louis se empañaron un poco.

*

"Mierda," maldice por lo bajo y deja caer la fregona, arrancando las gafas de su nariz.

Frota los nudillos sobre sus ojos e inhala, sintiéndose totalmente patético. Necesita de toda su fuerza de voluntad para recoger la fregona, en lugar de rendirse y soltar un gran gritoahí escondido debajo la máquina de refrescos. Ni siquiera sabe por qué las palabras lo golpearon con tanta fuerza. El Sr. Greene es el culo resentido de un hombre que no sabe enseñar. Louis lo sabe, pero con todo lo que ha estado pasando... no lo siente exactamente como una predicción sin fundamento. Las palabras se pegan debajo de su piel como astillas. Su garganta quema cuando no puede desterrar por completo la idea de que el Sr. Greene podría estar en lo cierto. Tal vez esta es la vida de Louis Tomlinson, un cutre vendedor de perros calientes en Keepmoat.

Temporary Tattoos, Hotel Hearts, Horizon Homes/Spanish Translation.Where stories live. Discover now