Capítulo 12.

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Ambos se miraban desafiantes. Apuntándose con sus espadas sin perder ningún solo movimiento del otro, emanaban energías fuertes, pero la de Eris mucho más poderosa.

Yugi fue el primero en atacar chocando su espada contra la de ella, quien pudo reflejar su ataque y defenderse con su arma, al hacerlo esta lo miró con odio pero detrás de esos ojos había una pisca de miedo.

Se decía quien un humano obtenía el poder del universo ósea del cosmos podría hasta derrotar a los mismos Dioses, y eso a Eris le aterraba. Tenía que matar a Yugi antes que se diera cuenta del poder que había conseguido.

Esta lo aparto empujándolo con su propia espada, al instante levanto su mano hacia el para después gritar.

- ¡Ráfaga de fuego!

De ella salió un destello de una luz roja apuntando hacia Yugi, quien lastimosamente dio en el blanco arrojándolo lejos de ahí. Literalmente lo había arrojado lejos del palacio, soltando un grito de dolor.

Atem seguía demasiado débil, y si no se daba prisa el pagaría las consecuencias.

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Estaba tendido en el suelo por esa Ráfaga que lanzó Eris hacia a mi, ¿este era el poder de un Dios? Traté de levantarme con dificultad, ese poder ocasiono que me debilitara. Caí nuevamente al suelo mal herido, hasta que vi como mi hombro empezaba a desaparecer.

Gruñí entre dientes. - Debo darme prisa. - Con las pocas fuerzas que tenía logré ponerme de pie esperando a Eris quien se aproximaba con una mirada sombría en sus ojos, me miraba con odio pero con temor. Como si fuera un peligro para ella, aunque sólo soy un simple ser humano ¿de que habría temer? no importa, de cualquier manera acabaré con ella.

Nuevamente nos colocamos en posición de ataque para dar inicio a otra nueva batalla.

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Mientras tanto en el palacio Mana intentaba deshacerse de aquel sello que la mantenía prisionera, invocando a su monstruo para que la ayudara. Con la poca energía que tenía apareció frente a sus ojos, quien la miro preocupada, pero al ver que necesitaba su ayuda hizo lo que pudo para sacarla de ahí.

Cuando por fin después de un rato de estar intentando, logró deshacer el hechizo liberando a Mana quien trato de respirar con normalidad.

- Gracias amiga. - Agradeció Mana a su Maga, quien al mirar a todos sus compañeros en su mismo estado pidió que los ayudara igual.

Mana miró a su alrededor que estaba casi todo destruido, el techo las paredes, incluso el suelo se veían rastros de batalla, incluso sangre derramada. Que no era tanta pero la alarmó.

Notó que en un rincón se encontraba Heba inconsciente.- ¿Acaso Eris libero el cuerpo de Heba? entonces ¿fue destruida Eris? - Se cuestionó así misma confundida.

- Te... equivocas... - Murmuró el tricolor moreno, quien recién iba despertando de su aturdido desmayo.- Eris renació, pero no por completo... seguro Yugi esta combatiéndola en estos momentos.

- ¿Qué? por Ra, espero que pueda con ella... - Le dijo Mana a Heba quien luego miró a un lado del trono y encontró a su mejor amigo atrapado por el sello, corrió en su ayuda.

- ¡Atem, Atem! ¿Estas bien? ¡¿Puedes oírme?! - Gritó desesperada la morena, pero el faraón no lo escuchó, notó su piel demasiado pálida. Golpeo varias veces la energía que estaba rodeándolo, pero no pasaba nada. - Esto esta mal... necesito sacarte de aquí o si no...

Un nuevo comienzo para los dos. | Book #1Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz