Capitulo 13

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— ¿Por qué siempre estamos en la casa de Brooke? — pregunta Beth y todas nos encogemos de hombros.

—Siempre ha sido así, creo— suspiro y me hago una coleta—. ¡Quiero diversión!

—Picarona— Kris me mira de forma pervertida y yo igual—. Sabía que una Ela malcriada estaba encerrada con siete llaves.

— ¿Cómo sabías?— le pregunto burlonamente y me rio—. Nah, mentira... ¡Quiero diversión!

— ¿Quieres salir de fiesta?— pregunta Beth y yo asiento haciendo un puchero.

—Pero no podemos— suspiro y me tiro en el sillón grande aplastando el pie de Kris—. Perdón— quito su pie de mi trasero y me echo bien—. Los parciales comienzan. No todo es genial en esta vida.

—Yo soy genial— se alaba libremente Brooke y todas la miramos serias—. Piénsenlo. Soy rubia, linda, alta, cuerpo escultural, sonrisa perfecta, lindos ojos, rica...

— ¡Sí, Dios te dio todo eso, menos cerebro, mamita!— le grita Beth y todas nos carcajeamos—. Eres un vivo ejemplo del por qué no todo es genial en esta vida. En conclusión, no te alucines— le guiña un ojo y Kris se retuerce de la risa al ver el disgusto de Brooke.

—Ugh, contigo no se puede— suspira.

El ruido de un teléfono comienza a sonar y todas nos miramos.

— ¿De quién es?— pregunta Kris.

—No es mío— dice Brooke con su teléfono en las manos—. ¿Alguien podría callarlo?

—Claro— responde Kris—. ¡Hey! Celular ya cállate que la teñida no te quiere escuchar.

Mágicamente el celular deja de sonar y todas miramos sorprendidas a Kris. Esta sonríe arrogantemente y se levanta.

— ¡Ja! Mis dotes— se tira el cabello para atrás y se va caminando como una diva.

— ¡Deja de caminar así, pareces una necesitada!— le grita Brooke y todas comenzamos a reír.

Kris deja salir su cabeza por la puerta de la cocina y sonríe siniestramente.

—Te estaba copiando, querida— le guiña un ojo y Brooke rueda los ojos.

Kris se vuelve a meter a la cocina y Brooke nos mira un poco alterada.

—Así no camino, ¿cierto?

Beth y yo nos miramos un poco asustadas y después volteamos para ver a una Brooke mordiéndose las uñas.

—Sí.

—No.

Beth y yo nos miramos con los ojos de plato y luego miramos a Brooke que se tapa la boca con una mano.

—No.

—Sí.

Nos volvemos a mirar y yo niego con la cabeza. Volteamos a mirarla y ella tiene el ceño fruncido.

—No— le digo agarrándole el hombro.

—Solo exageró— agrega Beth.

Brooke suspira y sonríe.



Me tiro en la cama y miro el techo. Suspiro. ¿Por qué acepté la apuesta?

Definitivamente, el rencor me nubló y no pude pensar con la cabeza fría.

Tengo que enamorar a Andre Prinst.

Enamorando a Andre Prinst. (Pausada)Where stories live. Discover now