Capitulo dos: El sacrificio de un ser querido

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Sus palabras me conmovieron, aún temeroso me acerqué a él y le abracé de una manera que nunca en mi vida lo hubiera hecho su calor tan reconfortante como el de una madre me llenó de calma, y podría decir que hasta se me salió un leve sonrojo.

—Te seré sincero—murmure de manera cálida—Si fuera gay te hubiese aceptado, pero aún no sé que quiero en mi vida, ¿podemos hacer un trato?—

Él se llenó de una curiosidad casi infantil y muy extrañado preguntó que términos tenía ese contrato a lo que con mi usual forma aniñada le dije que si no tenía pareja para cuando cumpliera los veintiséis lo aceptaría como mi pareja de por vida, sin embargo todo se anulaba si él tuviera una pareja durante el tiempo en que estaba soltero.

Con una enorme determinación George accedió dándome otro de sus cálidos y reconfortantes abrazos, la verdad amaba esas ligeras inmersiones a su calidez, sentirme reconfortado por su tibieza era algo que realmente amaba de él, aunque fueran pocos sus estrujones.

Nos calmamos un poco y dejamos el reciente acontecimiento en un plano secundario, para así, poder disfrutar de la más amena tarde que tuve. Volvimos al jacuzzi para salir rojos como camarones, luego fuimos a servirnos algo de comer, donde por cierto, la cocina quedó hecha un desastre.

Después de limpiar meticulosamente la cocina, nos fuimos a bañar, en cuartos de baño aparte. Las tibias gotas recorrían mi ser, mientras que leves sonrisas y sonrojos aparecían en mi rostro… ¿Me esta gustando mi mejor amigo? Pero, creí que solo nos íbamos a tratar de hermanos, otro conflicto emocional… creo que dejaré que el tiempo decida lo que pasará.

Una vez que terminé de bañarme, me sequé y me vestí de una manera veloz, como para esperar a mi “hermano mayor” en la sala de estar, esperé por casi una hora y el cansancio me ganó. Nunca me percaté de en que momento llegó y me llevó en brazos a su cama. Todo lo que pasó esa tarde y de noche fueron sueños sobre él, de cómo vivíamos una muy  linda vida, conviviendo él y yo…

Recuerdo que el soñé que teníamos una granjita con cultivos de verduras y frutas varias, un establo lleno de ovejas, cabras y vaquitas; así como dos Clydesdale, uno negro para él y uno blanco para mí.

Pasábamos muy bien también entre las gallinas y la colmena de abejas y realizando nuestros sueños, él estudiaba para chef y yo estudiaba dibujo anime y parecíamos muy felices de nuestra vida, recuerdo también que dentro de ese sueño nos sentábamos en un columpio a observar el atardecer junto al pequeño lago artificial que construimos… era simplemente hermoso.

El día sábado nos alcanzó con sus hermosos rayos matinales que no dejaban dormir a ningún mortal, me levanté con pereza de la cama, pero George no estaba en ella, se veía que del lado izquierdo hubo alguien que durmió pero esa persona se había ido.

Me levanté en mi ropa de dormir, o sea mi ropa interior, y me dediqué a buscarle por toda la casa y así anduve. Buscándole por todos los cuartos sin resultado alguno, hasta que noté el delicioso aroma de comida, así que me dejé guiar por ese increíblemente antojable olor.

El rastro de olor me llevó, obviamente a la cocina, donde toda una ambrosía me esperaba, omelet, un tazón de cereal, una pila de pancakes y fruta, con una taza de chocolate con malvaviscos, se veía como el desayuno de un príncipe.

Nos sentamos a engullir el desayuno, que fue acompañado de risas, anécdotas y bromas, transformando esa mañana en algo perfecto, luego fuimos a bañarnos de nuevo en cuartos separados, porque después de ello saldríamos al centro comercial a ver una película que parecía prometedora.

 El baño de esta ocasión fue corto, porque queríamos ir a primera hora, para así ver el famoso filme antes que los demás. Nos secamos y nos vestimos para luego salir entre bromas y chistes, con dirección a la terminal de autobuses que estaba a dos cuadras de la casa Gabriels.

Nuestro caminar era tranquilo, entre risas y leves sonrojos por los cumplidos mutuos que nos decíamos, era realmente tierno ese momento… nada podría echarlo a perder al menos eso creía…

Mientras cruzábamos la calle me percaté que un automóvil se acercaba peligrosamente como un bólido y al parecer no tenía intención de frenar, pero al parecer su objetivo era George, porque iba en un carril en el cual él entraría pronto… ¡lo quieren matar! No lo puedo permitir, ¡no lo permitiré!

El auto se acercaba vertiginosamente hacia George, nunca sonó su bocina, su única intención era matarle, su cometido era matarle para alejarlo de mí, debería correr más a prisa pero no tengo el físico necesario para poder hacerlo y a la velocidad que va, no creo que podamos llegar a la acera los dos juntos…

El tiempo se acababa y mis opciones eran pocas, debía darme prisa, exceder mis limitaciones físicas para salvarlo de su muerte, pero ya casi el vehículo le alcanzaría, no se escucha es raro, debe ser un nuevo modelo, me preocupa que él no lo escuche…

Creí que la bocina no sonaría, pero lo hizo, justo a unos tres metros de llegar a golpear a mi “hermanito mayor”, él simplemente se volteó hacia el auto, pasmado de lo que pasaría, mis opciones ahora eran pocas… así que si no hay más remedio, que se salve aquel cuyo futuro puede ser más prometedor…

Con ayuda de un esfuerzo sobrehumano salté y empujé a George, quien llegó a la otra acera, y contempló cómo salí volando por los aires y como en cámara lenta caía abruptamente sobre el pavimento de la calle, observó impotente el ver como el auto se alejaba por el horizonte.

Volvió su vista hacia mí y corrió en mi auxilio, me preguntó si estaba consciente, a lo que le hablé de manera tranquila y algo adolorida, me alegraba que él hubiera salido ileso, si él moría no me lo hubiera perdonado en la vida.

—Me alegra que estés bien—logré decirle mientras llamaba a una ambulancia y me decía que no me sobre esforzara, por sus ojos caían enormes lágrimas que llegaba a empaparme—Perdóname por preocuparte— logré decirle haciendo que estallara en lágrimas.

—Idiota—mi dijo entre llanto—Sin ti mi vida no tiene significado alguno, debiste dejarme morir—

—No puedo hacerlo—Tosí un poco de sangre por el esfuerzo, causando que se preocupara mucho más—Tu has cambiado mi vida y le diste un nuevo sentido también—

No sabiendo que más hacer y estando tan impotente cual niño pequeño, mi “hermano mayor” me abrazo con fuerza y gritó con todas sus fuerzas, mientras me aferraba a él y lloraba en silencio.

De pronto la sirena de la ambulancia comenzó a escucharse, cada vez más cerca, eso hizo que él me dejara en el suelo e hiciera señales de donde estaba, tenía miedo de morir y no poder disfrutar de todo lo que prometimos mutuamente, demonios, sólo quería vivir con él en nuestra granja…

Los paramédicos llegaron y profesionalmente me encanillaron para llevarme al hospital, sin embargo no recuerdo nada más porque mi vista se nubló y todo quedó en penumbras.

HERMANOS DE CORAZÓN [Terminada,  Precuela de Dulce Tentador.]Where stories live. Discover now