Capítulo 18
Entro a un salón donde hay mucha gente bailando y tomando, noto que al llegar todos se quedan mirando, pero claro, soy la recién llegada.
Me siento en la barra y pido una copa de vino, y con la mirada sigo a Emanuel que va y se sienta en una mesa con unas personas vestidas elegantes, pero noto que me mira, así que aparto su mirada. Luego de varias copas un chico se me acerca.
-Hola ¿Cómo te llamas? –dice sonriendo, es un muchacho más o menos de unos 20 años y es muy majo.
-Hola, me llamo Kathy pero dime Kat – dije coquetamente sabiendo que esto cabrearía a Emanuel.
-¿Quieres bailar?- dijo poniéndose de pie y extendiéndome la mano para que lo acompañe a la pista de baile.
-Encantada- conteste poniéndome de píe
Bailamos hasta el cansancio hasta que sentí que Emanuel se acerca con una muchacha y dice cambio de parejas, entonces el chico el cual se llama Frederick cambia pero no muy gustoso sigue bailando con la otra tía.
-No quiero bailar contigo- dije enojada
-Vaya día, ¿podrías perdonarme?
-Déjame lo pienso- hice un suspiro- no.
Y entonces cogí a Frederick y nos sentamos en un sofá que estabas afuera de la finca.
-¿Quién era el muchacho que se nos acercó en la pista?- dijo Fred.
-Te contare pero júrame que no saldrás corriendo, necesito un amigo aquí- dije riendo
-Vale preciosa.
-Él es mi prometido, se llama Emanuel- y entonces me empecé a desahogar y Fred solo me secaba las lágrimas y hacia todo por hacerme reír.
-Entonces ligar contigo ya no es mi propósito, vamos, hagamos que ese tío te pague por haberte lastimado.
Nos dirigimos hacia donde habían miles de carros lujos y entonces Frederick sale en un hermoso Porsche 911 amarillo ¡Alucinante!
-Súbete- dice abriendo la puerta del copiloto- vamos a dar un paseo y luego pondremos a sufrir a tu novio.
Nos fuimos escuchando música a todo volumen, a pesar de que no estaba con Emanuel la estaba pasando bien. Fred no se estaba sobrepasando conmigo y sabía que no lo haría y eso me alegraba, fuimos a comer a un centro comercial y luego entramos a cine a eso de las 11 de la noche me llego un mensaje.
¿Dónde carajos estas? Ya nos tenemos que ir. Recuerda que quedamos de viajar temprano a donde está tu madre.
Me entristecí, solo hasta ahora había notado que había desaparecido.
La estoy pasando muy bien, así que toma mi puñetero Mazda y vete a casa. Yo veré a qué horas llego.
De tan solo pensar la cara que debe estar poniendo ahora, me da risa.
-¿Qué paso princesa? – dijo Fred.
-Pues mira muñeco- le dije enseñándole el mensaje
-Vaya lio ¿Qué quieres hacer ahora?
-¿Qué te parece si vamos a bailar?
-Perfecto, hay un bar bueno a dos cuadras.
-¡Pues vamos!
Llegamos y empezamos a bailar, entre copas me fui emborrachando y Frederick solo bailaba conmigo porque le daba miedo que otra persona se sobrepasara conmigo, cuando mire la hora
me asuste: 2:00am
YOU ARE READING
Mi Psicologo.
UngdomsfiksjonNadie escoge su amor, nadie el momento, ni el sitio, ni la edad, ni la persona... - Pedro Prado.