(Cap. 23) No quiero perderte, no a ti.

16.5K 1K 31
                                    

Este podría ser el primer día en donde no realicé mi rutina matutina, o al menos la primera vez de algunas cuantas que prefiero pasar por alto, estiré la mano hasta el reloj de mesa y vi que eran casi las 9:00am, al voltearme Joseph no estaba a mi lado así que me quedé tumbada mirando al techo e inconscientemente se me escapó una sonrisa recordada de toda la noche del día de ayer, suponía que era una buena manera de volver a mi vida en la ciudad.

-Buenos días, cariño- dijo Joseph al abrir la puerta de mi habitación y pasar con una bandeja en donde traía el desayuno, yo le sonreí al verlo solo en jean.

-Buenos días, Joseph- dije. - ¿Qué me traes para desayunar? ¿Tostadas o a ti? -

-Eso depende de que tanta hambre tengas- dijo colocando la bandeja en la cama para plantarme un beso antes de sentarse a mi lado, solo llevaba puesta su camisa, fue lo que pude colocarme antes de caer profundamente dormida por la madrugada. Ambos desayunamos conversando animadamente, al menos así fue hasta sentir una extraña sensación que venía desde mi centro, seguido de un pequeño calambre. Por instinto alcé un poco la sabana viendo un pequeño charco de sangre, rápidamente me tapé de nuevo mientras mil pensamientos venían a mi mente ¿Por qué estoy sangrando? Un calambre volvió a mi haciéndome quejar.

- ¿Qué pasa? - dijo Joseph al verme como me iba llenando de pánico.

-Necesito que salgas de la habitación- dije mirándolo, él no pareció entender aquello.

- ¿Qué? ¿Cómo? - dijo desorientado.

-Sal, por favor- dije en un tono más serio, él seguía sin comprender ni hacerme caso y eso me estaba desesperando.

- ¿Qué está pasando, Harriet? - volvió a preguntarme en un tono preocupado esta vez.

- ¡Que salgas de la habitación, maldita sea! - alce mi voz y él me miró totalmente desubicado, sin embargo, esta vez salió.

Al Joseph salir yo me levanté viendo como la sabana estaba llena de sangre, cerré la puerta con llave y fui hasta al baño sentándome en el inodoro pensando que hacer, mis manos temblaban y sentía mi corazón en la garganta, pensé en llamar a Rita o Martha, pero mi móvil se había quedado en la cocina desde anoche. Esto no puede estar pasando, esto no me puede estar pasando a mí, no otra vez, no mi bebé.

- ¡Harriet! ¡Dime que está pasando! - escuché la voz de Joseph de fondo.

Mis lágrimas corrían y yo estaba llena de miedo cómo actuar, decidí lavarme un poco y enrollar alrededor de mi cintura una toalla, al hacerlo volví a salir a la habitación, yendo hasta donde tenía la ropa del viaje que me colocaría hoy, me coloqué la franela y la braga a pesar de que seguía sangrando, recogí mi cabello en una rápida cola de cabello, limpié mis lágrimas y abrí la puerta de la habitación encontrándome con Joseph angustiado.

-Por favor, llama a Rita urgente- dije sin siquiera mirarlo, solo noté que se había colocado una franela. –Dile que venga rápido y no preguntes porqué, solo necesito que ella esté aquí- Joseph bajó rápidamente las escaleras y lo escuché hablar desde la cocina, luego lo vi subir otra vez.

- ¿Me vas a decir que está pasando? Me tienes realmente preocupado- dijo tratando de entrar a la habitación, pero no lo permití. –No me dices nada, Harriet, ¿Qué está sucediendo? -

-Solo necesito que llegue Rita- dije cuando escuché la puerta abrirse.

-Aquí arriba- dijo Joseph e inmediatamente vi a Rita frente de mí, yo la tomé del brazo jalándola dentro de la habitación y cerrando la puerta rápidamente antes de que Joseph pudiese entrar, no estaba preparada para decirle, menos en esta situación.

Mi pequeña Aventura (Parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora