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En el reino de Alenvar, la corona no se hereda solo con sangre:
se sostiene con alianzas, pactos y matrimonios estratégicos.

El príncipe Jandel, único heredero, es el centro de todas las esperanzas del reino. Desde niño fue educado para ser perfecto:
firme, sabio, obediente.
Nunca le permitieron una elección propia.

Mientras tanto, la familia real del Reino de Velouria, gobernado por los estrictos padres de la princesa Judith, buscaba unir su linaje al de Alenvar desde hacía años. Las dos casas reales habían discutido la unión desde que ambos eran niños.

Pero la complicación llegó cuando Judith, con apenas 14 años, se enamoró profundamente de Jandel.
Un amor real, dulce, ingenuo... pero verdadero.

Jandel, aunque amable, nunca correspondió sus sentimientos.
Para él, Judith era una amiga, una compañera de deberes reales... pero nunca su destino.

La familia de Judith lo sabía.
Y aun así, presionaron la boda.
Porque Judith estaba enamorada del príncipe.
Y porque Alenvar necesitaba desesperadamente la alianza militar que Velouria ofrecía.

Pero había un problema que nadie conocía:

Jandel ya tenía el corazón ocupado.
Por alguien a quien nunca podría amar libremente.
Por alguien que ni siquiera tenía derecho a mirarlo como él lo miraba.

Por Sammy, su guardia personal.

Sammy, el chico humilde, disciplinado y leal que había sido asignado a protegerlo a los 16 años.
Sammy, que escuchó sus dudas, sus miedos, sus secretos, sus risas nocturnas.
Sammy, que lo miraba como si fuera un milagro.
Sammy, que lo amaba en silencio.
Sammy, que jamás tendría permiso para tocarlo, para hablarle como un igual, para sostener su mano en público.

Un amor imposible.
Un amor tan fuerte como inútil.
Un amor que debía morir hoy.

Porque el día de la boda llegó.

Y tres corazones estaban a punto de romperse

⚔️

El templo de Alenvar era tan inmenso que las voces se perdían entre los arcos. Cientos de velas iluminaban los pasillos, y el perfume de las flores blancas inundaba el ambiente, como si intentara cubrir el olor a tragedia.

Las puertas gigantes se abrieron con un crujido solemne.

La multitud se levantó.

Los nobles sonrieron.

Los músicos comenzaron el himno real.

Y el príncipe Jandel entró.

Su capa azul, símbolo de la realeza, caía con elegancia sobre sus hombros. Pero sus pasos no eran los de un hombre feliz.
Eran los de alguien marchando hacia su propio final.

A su lado iba Judith.
Con un vestido que brillaba como la luz del amanecer.
Bellísima.
Perfecta.

Y profundamente enamorada del hombre que caminaba a su lado.

Pero esa pureza, esa ilusión en sus ojos... solo hacía más difícil todo.

Ella intentaba sonreír, pero sus labios temblaban.
Sabía que Jandel no la amaba.
Sabía que él nunca había tenido elección.
Sabía que ella era la cadena que lo ataba.

Pero lo amaba igual.
Tanto que aceptó una boda sin amor, con la esperanza de que algún día... él la mirara como ella lo miraba a él.

Jandel no podía.
Y nunca podría.

Porque su corazón estaba de pie al final del pasillo.

Sammy.

El guardia.
Su guardia.
Su secreto.
Su amor.

𝓗e's in My Dreams •Sammy x Jandel•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora