Quizá un inicio barato.

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Quizá un inicio barato o tal vez un comienzo irremediablemente desastroso. 

A veces me levanto y empiezo a navegar en un mar de posibilidades y opciones futuras; mientras pasan los segundos, los minutos y las horas, va perdiendo la coherencia pensar en cosas sin sentido, no obstante, una parte de mi se aferra a la idea de seguir pensando y pensando, maquinando y planeando. 

Aunque la verdad, nunca sea consciente de eso que pienso o que quiero lograr hacer.

No simplemente es cuando me levanto, también en las noches de insomnio, es muy peculiar abrir los ojos en plena oscuridad, parpadear y sentirme perdida, sin importar que sea solo por unos leves instantes y luego, luego ver en la oscuridad, disfrutar de la placidez y la comodidad y fundirme en una historia muy errática y trastornada que relata mi vida paso a paso; cada error, cada vergüenza, cada decepción. 

Recapacitar y meditar todo aquello que hice por impulso y todo eso que jamás debe de ser nombrado, sin dudar en desechar esas pequeñas arruinadoras de personas, esos pensamientos e ideales recurrentes que pueden ser devastadores, que de vez en cuando traspasan los limites de seguridad, esos a los cuales sólo les interesa el sufrimientos, las lágrimas y si es necesario la sangre. 

Porque el ser humano puede ser muy auto-destructivo y todo lo que se le pegue la gana, pero no voy a dejar que esas cosillas diminutas e irrelevantes se alimenten de mis depresiones y mis desesperaciones, no dejaré que succionen y arranquen esa luz en mí, nunca lo haré. 

Sí, es poco, es mucho, no lo sé realmente. 

Acá añadiré y publicaré, un poco de todo.

Más que todo poesías que salgan de esta cabecilla, 

que constantemente desarrolla y siembra prosas que luego se convertirán en frondosos árboles. 


Se despide con una señal militar somnolienta; 

Dædalus Gasser. 

Kished Nazz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora