2. Es tu sonrisa

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Jongin pensaba que estaba acostumbrado, porque ya no le dolía tanto como al principio ser llamado de formas rudas, ni despreciado con la mirada. Creía que con Kyungsoo al final del camino todo estaría bien de todas formas.

Oh, equivocado estaba.

"Eres un marica, Jongin, un puto marica," su cabeza vuelve a ser hundida en el inodoro del baño, y esta no es la primera vez que está en esa situación—rodillas en el suelo, manos sostenidas atrás suyo y cabeza tirada hacia atrás por el cabello.

"Por favor," intenta decir, pero nuevamente su cabeza se halla bajo agua.

"¡Cállate, pedazo de mierda!"

Una patada llega su costado, sin piedad alguna al parecer, reviviendo el dolor de la marca que ya estaba a medio sanar y desde su garganta sale un quejido alto de dolor.

Con cada golpe, Jongin piensa en Kyungsoo; en las muestras de afecto, en los toques livianos y roces seguidos de sonrisas tímidas, esa sonrisa que le hace revolverse en su interior por gusto. El dolor persiste, y cuando es tirado a un costado de un puñetazo en la cara sigue pensando en esa última vez que se vieron y cómo tomaron sus manos y entrelazaron sus dedos mientras hablaban, casi sin darse cuenta de lo que hacían. Ahora no podrá ver a Kyungsoo en unas semanas por culpa de esto, la excusa de haberse golpeado por accidente en el rostro ya sería demasiado, y definitivamente los accidentes no pueden ser usados dos veces en un mes.

Otra patada, esta vez más abajo, en su estómago.

Son tan solo dos esta vez quienes lo tienen retenido después de la escuela, no uno o tres, incluso cuatro, como otras veces. Pero Jongin no sabe si eso es mejor o peor, en realidad. Uno ríe repulsivamente y lo sigue insultando verbalmente, el otro continúa pegándole en el suelo como si estuviese desquitándose con el mundo. Sangre comienza a salir de una herida en la orilla de su boca, pero el pensamiento de Kyungsoo no lo abandona. Es por él; todo sea por él. Jongin no puede negar su amor, y es por eso que cada vez que le preguntan si no se arrepiente que le guste un hombre, sigue dando la misma respuesta.

"Nunca podría."

A pesar de que esas palabras son las que lo mantienen en el suelo ahora.

"¡Eh! ¿Qué tenemos aquí?"

Con un esfuerzo, abre los ojos para darse cuenta de que uno de los chicos ha vaciado su mochila y tiene en sus manos un sobre de cartón que está cerrado, con una cinta de regalo fuera de él y una tarjeta que cuelga y dice "♥Do Kyungsoo♥" en letras de su mismo puño.

"¡No, eso no, por favor!" dice con ojos que se humedecen y nublan cuando se da cuenta de que, por más que lo pida, por más que intente luchar, no podrá hacer nada para evitar que lo destruyan tal y como intentan hacerlo con él.

Su declaración de amor—100 corazones de papel. Doblados de tal forma que parecen sobres pequeños cada uno. Sobres que contienen una declaración de amor en cada uno—100 declaraciones de amor.

El papel es un material tan débil.

Cuando cae el primero, roto en pedazos justo al lado de su cara, alcanza a leer solo una palabra y sabe que es el que hablaba sobre lo deliciosa que es su voz cuando habla, cuando susurra contra su oído y se ríe. El siguiente es el que contaba lo alocado que se ponía su pulso cada vez que estaba muy cerca, cada vez que su rostro de una u otra forma quedaba cerca del suya, y su boca, oh, deseables labios. El chico lee algunos en voz alta y se ríe, fuerte, tan desagradablemente que le llegan a dar náuseas, pero no está seguro de si es por el sonido o los golpes en el estómago. Quizá ambas razones.

Cuando se aburren, lo cual sucede cerca de veinte minutos después, ni siquiera llevan la mitad de los corazones de papel y optan por quemarlos, justo a su lado—con un encendedor quemar todas las ilusiones y trabajo de meses, que apenas ese mismo día había terminado. Que apenas esa tarde, pensaba enviar por correo como una sorpresa de un chico totalmente hipnotizado de los encantos infinitos de su mejor amigo.

Corazones de Papel; KaisooTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang