Capítulo 3. Campamento five lakes.

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"Aquí compartiréis cuarto con los otros dos equipos, al fin y al cabo vais a entrenar a la vez." Su sonrisa cada vez parecía más fría, como si estuviese saboreando el miedo que corría por sus poros. "Por supuesto los entrenadores y los ayudantes tenéis un cuarto para cada uno. Seguidme, os los mostraré."

"Muchas gracias." Agradeció el entrenador. Ya podía imaginarse como sería su cuarto, cuarto que casi con toda seguridad gozaría de todas las comodidades que la habitación de sus chicos no tenía.

"Hoy tenéis el día libre para conocer la zona, las áreas de recreo y bueno, en definitiva, prepararos mentalmente para mañana. Espero que paséis un buen primer día, soldados."

La puerta de la habitación se cerró tras ellos. Comenzaron a ocupar camas y a mirar las pocas cosas que había en la habitación; Un poster de plantas venenosas, otro con la anatomía humana, una máquina dispensadora de agua y un par de sillas pegadas a la puerta. La mayoría estaban en silencio, meditando sobre qué es lo que pasaría al día siguiente.

Con todo el lío del autobús y la charla de esa chica Kuroo no se había fijado en Kenma, ¿Estaría preocupado? Le buscó con la mirada por la habitación y ahí estaba, tumbado encima de una cama, con aparente gesto tranquilo y la Ps vita entre las manos. A pesar de que parecía no afectarle, Kuroo sabía que no era así, al igual que todos él no quería ser el primero en abandonar el complejo, pero había una cosa que no sabía, fueran cuales fuesen los ejercicios, él le ayudaría en todo lo que pudiese y le demostraría que iba a estar ahí a su lado, siempre. No pudo evitar el esbozar una sonrisa al imaginarse como su salvador. Esa era su oportunidad de competir directamente contra Oikawa y hacerle ver que era mucho mejor que él. Debía ganarle como fuese. Volvió a posar sus ojos en él y de repente se dio cuenta de las enormes ganas tenía de hablar con él, aunque apenas fuese cruzar un par de palabras.

"Sigues ignorándome." Dijo, apoyándose en una de las barras de la litera. "¿Estás enfadado?"

"Tres semanas, dos días y..." Musitó mientras bloqueaba y encendía la pantalla de la consola para que saliese la hora. "y 6 horas."

"Se te olvida que eras tú el que pasaba de mi para irse con Oikawa."

"Le pegaste."

"¡Se lo merecía!" Dijo y se le hizo imposible no elevar la voz ante semejante respuesta. Claro que le había pegado y lo volvería a hacer si se terciase.

"Tú no eres quien para decidir eso, Kuroo." Al decir eso notó como la cama daba un bote. Se había sentado a su lado, prácticamente arrinconándole contra el cabecero de la litera.

"Me preocupo por ti, Kenma, más de lo que piensas y sé que él no te merece el no... no..." Las palabras se le atrancaban en la garganta, no sabía cómo continuar la frase, no cuando esos dos ojos amarillos lo estaban mirando directamente.

"Eso no te da derecho a volverte un animal. Yo no quiero a un animal a mi lado, así que, vete, por favor." Dijo, volviendo a encender la pantalla de la consola.

"Te demostraré que él no es mejor que yo, Kenma, te demostraré que no te merece."

El tiempo fue pasando y mientras seguían colocando sus cosas en el cuarto y haciéndolo un poco más confortable, los chicos del Karasuno entraron. Con ellos el aura era buena, las risas se escuchaban en la sala e incluso alguna que otra carcajada. Nunca lo había dicho, pero le gustaban esos chicos, incluso su capitán. Pero no parecía ser el único, sus compañeros parecían estar disfrutando mucho de su compañía.

Kuroo estaba rodeado por varios chicos de su equipo y un par del Karasuno, pero nada de lo que estuviesen hablando le sacaba de sus cavilaciones, estaba deseando ver la cara que pondría Oikawa al ver a Kageyama.

Quiéreme. (Kuroken)Where stories live. Discover now