Ticci Toby

EL FINAL

Entré a la casa.

Fui hasta el garaje y tomé un tanque de gasolina.

Tiré gasolina por toda la casa.

Después tomé unos fósforos.

Hice un camino de gasolina hasta la salida, bañando de gasolina el césped también.

Terminé en la banqueta de la casa.

Después retrocedí unos mentros, luego encendí un fósforo y lo arrojé a la gasolina.

De inmediato se prendió fuego.

Después de unos minutos toda la casa estaba en llamas.

Los vecinos salieron y rápido llamaron a los bomberos.

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Caminé tranquilamente hasta la casa de Megan.

Al llegar a ella subí hasta la ventana de su habitación, la abrí y pude entrar a esta.

Megan estaba durmiendo.

De pronto abre ligeramente los ojos y me mira.

—¡¿Quién eres tú?!.—dijo asustada.

La tomé del brazo.

—No me hagas nada.—suplicó.

La encaminé hasta la ventana y la arrojé por ella.

Ésta cayó desmayada al césped. Después me tiré yo.

La cargué en mis brazos hasta el bosque.

Estando ahí Megan despertó.

—¿Quién eres? ¿qué quieres?.—pregunta aterrada.

Me quité el gorro, después las gafas y al final el bozal.

—¿Toby?.—dijo impresionada.
—Si, soy yo.
—¿Por qué haces esto esto?.—dijo con melancolía.

Suspiré y bajé la cara.

—No quiero hacer esto, pero tengo que.
—¿A qué te refieres?.—preguntó asustada.

Tomé una de las hachas.

—Tob, ¿qué harás con eso?.—dijo al ver que tomé la hacha.
—Sabes que te amo.—dije con lágrimas.
—¡Toby!—gritó.

Alzé la hacha y cerré los ojos.

—Es por amor.—susurré.
—¡TOBY!.—gritó con fuerza.

Tras decir eso clavo con las fuerzas que me quedan la hacha en la cabeza de Megan.

Lloré.

Megan estaba muerta, con la hacha en el cráneo.

Me arrodillé a lado de ella.

—Megan.—susurraba su nombre.

En ese momento alguien pone su mano en mi hombro.

Levanté la mirada y sonreí.

—Gracias.—le dije...