Capítulo 5

6K 567 167
                                    

*Después de cinco años.

—Feliz cumpleaños, Toby.—dijo mi hermana para luego darme un abrazo.
—Felicidades.—se limitó a decir mi padre.

Mamá llegó y me abrazó enseguida.

—Ya estás muy grande.—dijo fingiendo estar llorando.
—Sólo cumplí trece.—respondí.
—Ya eres un adolescente.

Me dió un beso en la frente.

—Ahora parte el pastel.—indicó mi hermana.

Mi madre había hecho un pequeño pastel para festejar la ocasión.

Después de partirlo todos comimos un pedazo.

Mi padre estaba sentado en el sofá de la sala, no mostraba ninguna expresión en específico, sólo estaba sentado en silencio, mientras mi madre miraba un álbum con fotografías de nosotros.

—Y aquí tenías dos años, Toby.—me dijo señalando la foto.

Me acerqué un poco y la miré.

Pasamos toda la tarde viendo las fotografías y viendo películas.

Mi madre sonreía, mi hermana comía palomitas de maíz, y mi padre se quedaba en silencio todo el tiempo, yo sólo asimilaba que todo estaba bien.

Después de un largo rato se hicieron las ocho de la noche, y teníamos que ir a dormir.

Íbamos a empezar a levantar todo cuando mi padre se exalta.

—¡Esto no está bien!—gritó.

Mi madre dió un brinco, pues no se esperaba la reacción de mi padre, realmente nadie la esperaba, se la había pasado callado toda la tarde.

—¡Debimos de haberlo dejado en el hospital!—gritaba mi padre.

Mi madre comenzó a llorar.

—¿A qué te refieres?—dijo mi hermana.
—A éste.—dijo señalandome.

Entendí ahora lo que trataba de decir.

—Es nuestro hijo.—decía mi madre.
—Es tú hijo, ya no es nada mio.—insinuó mi padre.
—¡Tu nunca has sido mi papá!—grité con furia.

Mi padre me miró con unos ojos llenos de rabia, algo que nunca había pasado.

—¡¿Pues entonces que haces aquí?!.—dijo sin parar de gritar.

Ahora estábamos hablando a gritos.

Mi madre no paraba de llorar.

—¡Vivo aquí, el que no debería estar en esta casa eres tú!—respondí.

Dejé el dolor y el llanto a un lado y me armé de valor para enfrentar a mi padre.

—Lo único que haces es golpear a mi madre, eso no es de hombres.

Tras decir eso mi padre levanta un puño y me da un golpe en la cara. Enseguida caigo al suelo.

—¡CÁLLATE!, ¡TU NO SABES NADA!
—SI LO SÉ, ¡LO ENTIENDO TODO MUY BIEN!—dije aún tirado en el suelo.

Mi padre tomó un vaso de vidrio y lo alzó en seña de que quería lanzarmelo.

—¡Basta!—gritó mi madre.

Mi padre dejó caer el vaso a un costado suyo, provocando que se rompiera.

Él seguía viéndome directamente a los ojos, con su respiración agitada y los puños cerrados con fuerza.

Ticci TobyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora