Pero antes de que pudiera sellar oficialmente el acuerdo, ocurrió la tragedia… y la traición de su hermano. Todo quedó en el olvido.
Ahora, al saber que Aker había retomado ese alianza, se sintió profundamente conmovido. Su pecho se llenó de orgullo y una calidez difícil de explicar. Quizá el destino aún lo llamaba a cumplir ese propósito: ayudar a esos omegas olvidados y dañados por el mundo.
—Sobre esa manada que está utilizando el ADN Aqua —preguntó, dejando la carta a un lado—, ¿qué han podido averiguar?
—La información está en el sobre que le entregué, mi señor. Ahí encontrará todo lo que hemos recopilado sobre el líder y su manada —respondió Virdo.
Denix asintió. El sobre seguía cerrado, intacto desde que lo había recibido. No lo abriría aún. Esa investigación había sido iniciada por Aker, y era él quien debía ver primero lo que había dentro. Así que esperaría… hasta que despertara.
—¿Qué sigue por hacer? —preguntó Denix mientras ayudaba a Virdo a ordenar el desorden que habían causado.
—Me informaron que el guerrero que fue enviado a una misión y había estado en coma ha despertado —respondió Virdo con seriedad—. Está pidiendo hablar con el Altasol con urgencia. Pero, dado el estado del Señor, será necesario que usted vaya, mi Altaluna. Ya se le explicó la situación, pero insiste en que lo que tiene que decir no puede esperar.
Denix asintió sin dudar.
—Está bien. Vamos al hospital.
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Una solitaria figura observaba, aturdida, las gotas de lluvia que caían sobre un charco. Su silueta se dibujaba como una sombra apenas iluminada por la tenue luz de la lámpara en el despacho. Estaba sumido en un trance, incapaz de distinguir si lo que vivía era real. Pensó que, al huir como un cobarde de su manada, dejaría todo atrás para siempre.
Jamás pensó que la desgracia tendría tan buena memoria. La carta arrugada entre sus manos era un recordatorio cruel; ningún camino lo alejaría de su destino. Huir había sido solo un respiro… antes de volver a caer en lo mismo.
Un fuerte trueno retumbó, arrancándolo de su ensueño. Sus ojos, antes serenos, se llenaron de lágrimas que rodaron por sus pálidas mejillas. Aquellos hermosos ojos esmeralda se tornaron sombríos, y una fuerza contenida lo inundó. Solo recordar su visita al hospital bastaba para hacerle hervir la sangre.
Flashback…
El paciente en la sala estaba en un estado lamentable: cables adheridos a su cuerpo y un tanque de oxígeno que lo mantenía apenas con vida. Se veía al borde de la muerte, pero algo lo impulsaba a no irse aún.
Denix y Virdo observaron al hombre, dudando si sería conveniente que se esforzara en hablar.
—El paciente no puede esforzarse mucho; la visita debe ser breve —advirtió la enfermera.
El hombre abrió los ojos con dificultad; la luz en ellos era opaca, casi sin vida. Virdo rompió la atmósfera deprimente hablando primero.
—Este es uno de los hombres que forman parte de los escuadrones que cumplen misiones por orden del señor Aker —explicó—. Este es Denix nuestro Altaluna. El señor Aker no pudo estar presente, pero la presencia del Altaluna equivale a la suya.
El paciente asintió, observando con profundo cariño a Denix. Se sentía honrado de conocer en vida a aquella leyenda de la que solo había oído hablar en boca de los ancianos, quienes contaban las historias de sus antepasados; seres que habían vivido esclavizados en un laboratorio donde gran parte de su especie fue llevada a la exterminación.
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ωιʅ𝚍 𝙳єѕтιиу ♡•°
Romance"𐐛օ 𝚙𝖊օ𝔯 𝒹𝖊 𝗎𝖓ɑ 𝘵𝔯ɑⅈcⅈօ𝖓 𝖊𝓼 𝒒𝗎𝖊 𝖓𝗎𝖓cɑ vⅈ𝖊𝖓𝖊 𝒹𝖊 𝗎𝖓 𝖊𝖓𝖊mⅈ𝓰օ" Denix fue testigo de ello, cuando su propia familia traicionó el amor y el respeto que él poseía por ellos... Sus verdugos, su padre y hermano mellizo. Su padr...
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