—Taehyung... eres un maldito—lloriquea sobándose la cabeza. Realmente se lo merece, porque ¿cómo iba a pensar que Taehyung iba a...? No. Definitivamente, no.

—Tú tienes la culpa, ¿quién te manda a despertarme de esa forma? Responsabilízate de tus actos—dice cruzándose de brazos, mira hacia los alrededores; no recuerda con exactitud dónde dejó sus materiales.

—¿Yo? ¿YO? Taehyung, estás en casa ajena, tú eres el que se debería responsabilizar de tus actos y tu maldita morbosidad—Harta de la situación, lo toma de la camisa dirigiéndolo hacia la puerta—. ¡Eres imposible! No puedes simplemente irte una vez que papá te ha dado las lecciones, sino que debes quedarte a dormir, ¡porque mi papá te ama! ¡Te ama! Ni a mí me da señales de preocupación tanto como a ti.

—Ya, ahora azota la puerta contra mis narices y está todo bien, lindura—dice con un deje de satisfacción. Aunque por dentro se está muriendo de ternura, es decir, el suave mohín de la chica cada vez que está enojada, cada vez que se sonroja, cada vez que junta sus cejas en señal de desaprobación... es ternura.

Recibe una última mirada aterradora y lo próximo es un terrible dolor en la punta de su nariz. Suspira pesadamente, ¿cuándo fue la última vez que la chica lo trató con amor?

Su espalda choca con la pared, resbalándose suavemente hasta dar con el suelo. ¿Por qué es tan difícil llegar a ella?

Siempre era lo mismo. Peor que el perro y el gato, peor que el gato y el ratón y viceversa.

Saca todas sus fuerzas para reírse de sí mismo y de la situación y de lo patético que se ve con la nariz casi hecha pedazos por un portazo.—Deberías darme una oportunidad para conocerme mejor, me caes bien.

La puerta se abre solo un poco, Taehyung se acomoda en el suelo y sonríe para sí mismo; no confía en él, pero tiene la mínima esperanza de que algún día la chica lo acepte.

—Tú no me caes, Kim—suspira pesadamente—. Por cierto, ¿cómo está tu nariz?

—Si no te caigo bien, ¿por qué te preocupas por mí?—pregunta, y solo recibe otro portazo más.

Lo próximo es sorprendente y de cierta forma, imposible.

Jong Min está llevándolo dentro de nuevo, tirando de él como si nada.—Me caes mal, eso es seguro, pero eres una persona como cualquier otra, no te mereces un portazo por mis estúpidos impulsos.

—Me... siento mal por ser el que aviva tus impulsos, Jong, pero me gusta a la vez ¿es eso posible?

Escucha un bufido por parte de la chica y trata de concentrarse en otra cosa que no fuera ella, pero es imposible.

Los finos rasgos de Jong Min atraen la vista de Taehyung.

Ella con el ceño fruncido trata de encontrar algo que sirva para tratar narices perfectas como la de Taehyung, pero no encuentra. Se siente fatal por ello aunque su semblante demuestre todo lo contrario.

—¿Q-Qué estás buscando?—Pregunta en susurros. No entiende por qué está tan nervioso, ha estado a solas con su novia antes, han estado en casi las mismas condiciones (quizás peores). ¿Pero por qué con ella es diferente?

—Lo necesario para sacarte esa sangre putrefacta de tu perfecta nariz—dice cogiendo un redondel de algodón y agua oxigenada. —Supongo que con tu cutis, esto será casi más que perfección para ti niño-con-piel-perfecta.

La suave risa proveniente de Taehyung le acelera el ritmo cardíaco. Sus mejillas se tiñen suavemente de carmesí y trata de calmar su respiración; no puede fingir cuando él está demasiado cerca.

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