Capítulo diez y seis

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   Perdí mi aliento y me quedé estática. Lo miré de arriba a bajo cautelosamente con miedo de que él notara mi mirada moviéndose. Era lo único que me atrevía a hacer porque nada más de mi cuerpo quería responder. Tampoco me atrevía a soltar la bocanada de aire que tenía retenida, pero de otra forma me asfixiaría.
   Desde aquella noche en el campamento no lo veía. Pensé que no volvería a ver rastro de él. En cambio, parece ser él quién me ha encontrado.

— ¿Qué haces aquí? — susurré esperando a que me explicara algo por lo menos con su rabo. Qué estúpida.

   Cuando alcé mi mirada hasta sus ojos volví a respingarme. Las miradas azules volvían a intimidarme. O tal vez todas esas que eran tan profundas como la de él. Estaba sentado frente a mí con una excelente postura y casi estático. Parecía un monumento. Desde aquí era demasiado sublime. Parecía que siempre llevaba el ceño fruncido y la cara encojonada. Pero tal vez era el estilo de su mirada azul que lo hacía ver como si siempre estuviera molesto, lo cual era cómico pero ni por un millón de dólares me reiría frente a éste animal; no con esa maldita cara.
   Le miré las patas que lo mantenían derecho con firmeza. Se me encogía un poco el estómago de solamente mirarlo. ¡Es tan grande! Incluso su altura es de locos. ¡Su cabezota me llega al hombro estando sentado! ¿Cómo sería si se para en dos patas? Me jodo. Encima con esos almendrados y brillantes ojos azules que pueden ser tan claros como el cielo y en otros momentos tan oscuros como el fondo del océano. Era la segunda vez que lo encaraba, así tan de cerca. ¿Cómo me reconoció?

— ¿Cómo llegaste aquí? — pregunté obviamente esperando a que me respondiera — Aquella noche estabas a tres horas de aquí. ¿Quieres volverte tela para un abrigo?

   Porque era cierto. Estando en el bosque donde las personas tenían un propio límite para cruzar estaban protegidos, pero aquí no. No en ésta recta dónde podría meterse cualquiera y a la vez no.
   Me reí un poco cuando el lobo gimió pareciendo contestarme las preguntas. Se relamió el hocico y me miró expectante. ¿Estamos teniendo una conversación?

— Sabes... No estoy de paseo por aquí, en realidad tengo una emergencia y tú hiciste que se me cayera el celular. — Dije agachándome para agarrar el aparato. Aunque me sentía más calmada, él se asustó con mis movimientos pero no reaccionó a la defensiva. — Si no te importa, haré una corta llamada y luego podemos seguir hablando, ¿qué te parece?

   Lo doy una última mirada pero lleva la misma expresión encima desde que me lo encontré. Ni modo, ¿qué espero? Me volví de cara a mi auto llevándome el celular a mi oreja para concentrarme en la llamada. Me es inevitable no sentirme inquieta sabiendo que tengo un pedazo de animal a mis espaldas -es que la loca soy yo, ¿y si ésta vez tiene hambre y tiene planes de echarme un bocado?- así que, lo miro por mi hombro para asegurarme que siga igual de sentadito en el mismo lugar. Me lo encuentro lamiéndose las patas como si fuera la última cosa.
   Cuando terminé mi llamada guardé mi celular. Los independientes aparecerían dentro de una hora más o menos, así que me tocó una larga qué esperar. Al menos... Al menos estaba en compañía de... Genial. Comencé a mirar por todos lados. Me agaché para mirar bajo mi auto. Di vuelvas en mi estancia buscando algún destello blanco. Pero no estaba. El maldito se había ido.
   Honestamente me alarmé un poco. ¡Estoy sola en el medio de la nada! ¡Cualquier psicópata podría aparecer ahora mismo y nadie lo notaría! Por lo menos con el lobo hubiera podido mandarlo a arrancarle un pedazo. Sin embargo, escuché algo prominente de mi auto. Fruncí mi ceño pero enseguida vi un rabo blanco colgando de la puerta del copiloto, quise mandarlo al diablo por asustarme así de feo. Suspiré.

— ¡Hey! — Me voy acercando por donde él está y al llegar me encuentro con la mitad de su cuerpo subido en mi auto, husmeando por los compartimentos. Es terriblemente grande. — ¿Qué estás haciendo? ¡Sal de ahí, no hay nada tuyo ahí!

Afternoon » njh Where stories live. Discover now