q u i n c e

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Omnisciente

Era un día helado, de esos en los que solos debes abrigarte, tomar café y escuchar música.

Peyton así lo hizo.

Se puso su pijama más abrigado, le quedaba unas tallas más grandes y era a cuadros, un diseño escoses.

Se tendió en la cama, se colocó los auriculares y en su cabeza solo se repetían los gestos de Justin, que había intentado memorizar por su belleza.

Estaba escuchando What's my name? de Rihanna, cuando la ventana se abrió y ella no se percató por lo fuerte que estaba su música.

- Hey, pijama de abuelo. -saludó Luke Hemmings saltando a su cama, ella gritó de pánico y el estalló en carcajadas-

- Qué haces aquí? -se sentó en el colchón observando al rubio-

- Quiero invitarte a fumar, puedes? -tomó el peluche que él le había regalado, ella lo tenía siempre sobre su cama, al lado de las almohadas-

- Hace frío. -se excusó, aún estaba dolido por lo que le había dicho y más citas la harían sentirse peor-

- Nena, tú estás fría. Qué sucede en tu cabeza?-dijo él arrojándole el peluche a la cara y esperó que ella tocara el tema del Scary Canary, para arreglarlo-

- Nada, sólo estoy algo mareada hoy. -pasó una mano por su cabello-

- Quizás Mess te drogó. -se levantó para que ella no notara sus celos-

- Justin es un amor. -lo defendió y apagó la música de su telefono-

Luke abrió su armario y sacó un poco de ropa para que ella se cambiara.

- Toma. -dejó el montón de ropa doblada sobre sus piernas- Cámbiate.

- No te rendirás? -bufó ella haciéndose la interesante, pero a Luke esto no lo engañaba-

- Tú no quieres que me rinda nena. -guiñó un ojo y se sentó en la cama- Desnúdate y vístete o lo haré yo. Pero mi versión de desnudar y vestir tiene un proceso intermedio que se llama sexo. Si sabes a lo que me refiero?-le dijo lamiendo sus propios labios y la chica se sonrojó-

- Claro que lo sé, no pudiste ser más directo. -se levantó y fue al baño a cambiarse, al cabo de unos minutos ella salió abrigada con la ropa que escogió para ella-

- Woah señorita, quién la viste esta noche? -tomó un perfume simulando un microfono-

- Pues me viste el imbécil de Hemmo. -respondió ella tomando su chaqueta de jeans y colocándosela-

- A él le gustaría desvestirla también,señorita.

- Apresurate, va a llegar mi mamá y no quiero darle tantas explicaciones.

- Bien, bien. -dejó el perfume en su lugar y bajaron dos pisos para salir para la puerta principal.-

Luke le abrió la puerta y subieron al Ferrari negro.

- ¿Hay que ir lejos de aquí para fumar? -consultó Peyton-

- Sí, vamos a ir a donde tú quieras.

- A la casa de Justin.-murmuró-

- ¿Qué? -frenó en seco el auto, este soltó un chirrido-

- Nada. -dijo ella sonrojada, y se puso a pensar- Podemos ir a tu casa?

- Uh...-el suspiró-

- Dijiste a donde yo quisiera! -chilló-

- Mentí. -empezó a conducir- Pensé que tomarías una buena decisión.

- Que amable. -dijo ella- Da lo mismo, sólo vamos a pasar el rato..

- Estás molesta por eso? -rió Luke suavemente,satisfecho por haber llegado al tema-

- Sí, digamos que me ilusioné y ahora vuelves a ilusionarme. -

- Sólo tú haces dulces mis cigarros. -habló él con ternura y el hielo que envolvía protectoramente el corazón de Peyton de derritió-

El no lo dijo sin otra intención que cambiar el tema y es que aunque quería arreglar las cosas con ella, se dio cuenta de que sus palabras la lastimarían más y el miedo que le daba revelar su historia hizo que este arrepintiera con más ganas.

Aparcó frente un pequeño puente, nada muy alto. Debajo un pequeño río se armaba camino con una leve corriente.

- Vamos señorita Hills. -se bajó del auto seguido de ella, el la tomó de la muñeca, pensando que si la tomaba de la mano todo se volvería más intimo. La dejó frente a la baranda del puente y ella acomodó su cabello- Marlboro?

- Lo que sea -respondió, El muchacho tan pacífico como usualmente lo era saco una cajetilla y le tendió el arma que te daba una muerte lenta a cualquiera que inhalara su humo- Tú eres la chica del fuego. -se puso el cigarro entre los labios-

Ella tenía un encendedor en cuanto bolsillo sea posible, ya que odiaba tener ansias de fumar y no tener con que quemar. Ya era costumbre para ella salir con un encendedor a cualquier parte.

Encendió el cigarro de su acompañante y luego el suyo.

Ambos tomaron una calada de humo al mismo tiempo, pero Peyton la retuvo más.

Ella tenía su vista fija en sus zapatos negros y él su vista fija en el hermoso perfil de su mayor error en la vida.

La quería tanto, que debía protegerla. Eso implicaba sacarla de su vida. El no era capaz.

Desvió su mirada al río, tratando de no pensar tanto en como deshacerse de ella. Una de las pocas chicas que había causado real interés en él, después de muchos años.

- Va a llover. -anunció el rubio, ella se limitó a asentir suavemente- Pey, estás bien?

La chica levantó su cabeza con cuidado, con miedo. Sus miradas se conectaron y Hemmo se preocupó al verla inundada en lagrimas.

La abrazó como pudo y ella comenzó a sollozar contra su pecho, humedeciendo su camisa y tiñendola con el poco maquillaje que llevaba en los ojos.

- Qué sucede, Nena.? Dime..

- Me siento sola. -suspiró- Ashton me abandonó, tú me empujas y me hablas mal,para luego irme a buscar para sacarme a esta salida sin sentido.

- Creo que soy el culpable de toda tu pena, yo soy el culpable de que Anna y Ashton se conocieran. Pero creo que él destino me hizo tener esta personalidad de mierda. -limpió las lagrimas con sus pulgares- No llores, nunca más, por mi culpa. No me merezco ni una de esas lagrimas. Soy un gran perdedor.

- Eres el perdedor que se ganó mi corazón.

- No. Entierra todo tu amor por mi, no me merezco ni un solo beso de los que te robé, no debería haberte arrastrado a ningún lugar de los que te llevé, me arrepiento tanto de acercarte a mi.

- No eres un error, solo es el momento equivocado.. No digas más, porque me siento peor. Me llevas a casa?

- Súbete al auto..

Emprendieron camino a casa de Peyton Hills, desde afuera se veía lo iluminada que estaba la casa y es que la madre de Pey se encontraba ahí leyendo, semi preocupada por su hija, pero mayormente interesada en la novela.

Luke no terminó de frenar el auto por completo y ella ya se había bajado. Hizo rebotar su cabeza contra el manubrio y sintió suaves golpes en su ventana.

Ahí estaba ella, con su nariz roja a causa del llanto y el frío, con los ojos brillantes y párpados opacos debido a su maquillaje corrido.

Digna de una fotografía de museo de arte moderno, pensó él y bajó la ventanilla.

- Si tú eres un error, no quiero ni imaginar lo feliz que me hará el correcto. -habló con voz apagada, como nunca lo había echo y algo se rompió dentro de Luke-

Esperó que la muchacha entrara a su hogar y se fué, con la vista nublada de lagrimas de confusión.

Dating » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora